Productos orgánicos ¿Por qué son más caros?

La agricultura orgánica comprende técnicas que disminuyen la contaminación de los recursos naturales de la finca.
Banano orgánico, 50 colones ; banano en la feria, 30. Frijol negro orgánico, 1500 colones el kilo; frijol en la feria, 1000. Plátano maduro orgánico: 250 colones; plátano en la feria: 150. Igual sucede en los supermercados: todo aquello etiquetado como orgánico tiene un precio mayor.
Por donde se le mire, llegamos a una única conclusión: los productos orgánicos son más caros. La pregunta obvia es ¿por qué?, sobre todo si su comercialización y consumo parten de necesidades claras: comer más sano y, de paso, adquirir productos cuya obtención es más amigable con el ambiente.
En principio, es un asunto de oferta y demanda. O eso parece ser. Para Rocío Aguilar Ramírez, coordinadora de agricultura orgánica del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), hay que tomar en cuenta que “en muchos momentos la demanda es mayor que la oferta de productos”.
Pero ese aspecto no es el único. De acuerdo con Allan Chavarría, ingeniero agrónomo y docente -además de agricultor orgánico-, la certificación de los productos también influye en el precio final. La finca Sabellico, en Coronado, un espacio de 2.500 metros cuadrados donde Chavarría cultiva junto con otros agricultores, paga cerca de $650 (unos 360 mil colones) por año. Para un agricultor, esta es una cifra nada despreciable que termina reflejándose en el precio final al consumidor.
“El costo de certificación está asociado a la especialización del sistema productivo”, explica Aguilar.
“La producción orgánica es especializada y debe cumplir una normativa y someterse a un sistema que garantiza la calidad e inocuidad de los productos. Este sistema de certificación requiere inspecciones periódicas por parte de inspectores certificados, debe llevar registros de todo lo que hace en la finca, como entradas y salidas de productos”, añade.
Garantía cara pero necesaria
Que la oferta no supla aún toda la demanda es un asunto que cambiará con el tiempo, cuando más productores vuelquen sus esfuerzos a las prácticas orgánicas. Pero la certificación es algo que no desaparecerá; más bien, debería verse como una de las fortalezas de este tipo de agricultura, pese a sus costos.
“La certificación garantiza a los consumidores que los productos que están llevando a casa son 100% orgánicos. Para los productores, representa oportunidades de mejora y un sentimiento de orgullo”, sostiene Faviana Scorza, directora general de las Ferias Verdes de Aranjuez y Ciudad Colón.
Para Gabriela Soto, directora ejecutiva de Eco-Lógica, una de las certificadoras autorizadas en el país, “la certificación es un sistema de garantía para el consumidor en el que una tercera parte independiente visita la finca y da fe de que la integridad orgánica del producto se mantiene en toda la cadena de producción, desde la preparación del suelo hasta el consumidor”.
Producción en alza

La certificación debe verse como una fortaleza: los consumidores sabrán que lo que comen está libre de residuos dañinos.
Según datos del MAG, la producción orgánica en el país se ha mantenido estable en los últimos 3 años. Sin embargo, “existe mayor demanda de parte de los productores de acciones de transferencia y capacitación en técnicas de producción orgánica por parte del ministerio”, dice Aguilar.
Varios datos son reveladores. Solo el año pasado, más de 300 productores de diversas zonas del país se capacitaron en agricultura orgánica. En los primeros 7 meses de este año, más de 120 productores han recibido la capacitación y 75 funcionarios del MAG también se capacitan.
“A nivel mundial y de organismos internacionales, hay un interés fuerte de que se promuevas estas técnicas de producción que disminuyen la contaminación de suelos y agua y que aprovecha mejor los recursos existentes en la finca”, añade Aguilar.
“En Costa Rica se pasó de contar con dos ferias de productos orgánicos a 8 puntos feriales y 19 tiendas donde ofrecen productos orgánicos, además de la modalidad de canastas que se entregan directamente en los hogares, esto es una muestra del crecimiento del consumo”. Rocío Aguilar Ramírez, MAG
¿Veremos el día en el que los productos orgánicos compitan en precio con la agricultura convencional? Eso está por verse. De momento, queda en nosotros, los consumidores, escoger qué tipo de alimentos estamos llevando a nuestras mesas.