Fiscalía pidió 10 años de cárcel contra Pancho Villa y abogada que intermedió en soborno a jueza
La Fiscalía Contra el Narcotráfico y Delitos Conexos solicitó 20 años de cárcel contra el narcotraficante Darwin de la Trinidad González Hernández, alias Pancho Villa, y la abogada Gracel María Arguedas González, ambos acusados de intentar sobornar a una jueza.
La petición consiste en 10 años de prisión para cada uno de los involucrados, quienes son señalados de cometer el delito de procuración de impunidad, presuntamente en favor del cabecilla narco y de la banda que afrontó juicio la semana anterior.
El Ministerio Público ya presentó sus conclusiones y esta mañana corresponde el turno de la defensa en exponer sus argumentos finales. Un tercer acusado, Raúl Mauricio Paniagua Paniagua, fue separado de la causa por una condición médica y deberá enfrentar debate por aparte.
Tras el cierre de conclusiones, el tribunal comunicará la fecha en que se dictará sentencia, sea condenatoria o absolutoria. La Fiscalía sostiene que, desde una celda en La Reforma, Pancho Villa habría gestado el intento de soborno a una juzgadora para que declarara a su favor.
Todo comenzó a gestarse alrededor del 22 de enero de 2024, cuando, desde máxima seguridad, el cabecilla habría tenido acceso a un teléfono celular con el cual enviaba mensajes y audios vía WhatsApp para girar instrucciones a Paniagua, su primer intermediario.
Paniagua habría contactado a la abogada Arguedas González para aprovechar que conocía desde la universidad a la jueza Hazel Murillo Beita, con el fin de acercarse a ella y ofrecerle, presuntamente, una compensación económica a cambio de colaborar en el juicio por narcotráfico y legitimación de capitales que enfrentaban González y otros 13 imputados.
Arguedas contactó a la jueza por Messenger y le solicitó su número para coordinar un encuentro. Según la acusación, el 15 de febrero de 2024 la abogada le propuso verse el 17 de febrero en la cafetería Tutti Bum, en el centro de Heredia.
Ese día, Paniagua trasladó a Arguedas en un Isuzu D-Max desde la Zona Sur hasta la reunión, prevista para las 6:41 p. m. La jueza llegó acompañada de su hijo.
A las 8:02 p. m., ambas mujeres se retiraron del lugar y la jueza llevó a Arguedas hasta el parqueo del Hotel Crowne Plaza, en Sabana Norte, donde —según la Fiscalía— la abogada hizo creer que se encontraba hospedada.
Dentro del vehículo y siguiendo instrucciones del líder narco, Arguedas habría exhortado a la jueza a declarar como testigo de la defensa, alegando que debió inhibirse en fases tempranas de la causa, porque supuestamente mantuvo una relación sentimental con el imputado Miguel Elmer Campos Jiménez, exinvestigador del OIJ y miembro de la organización.
El objetivo era que Murillo testificara que no se inhibió por resentimiento hacia Campos y que, con ello, se lograra anular diligencias judiciales y afectar el proceso. De acuerdo con la acusación, Arguedas llegó a preguntarle:
"Amiguis, ¿Usted no aceptaría que le paguen?"
En su testimonio, la jueza afirmó que Arguedas incluso presionó a su hijo para que observara vehículos de lujo en el parqueo —entre ellos un Toyota Fortuner y un Range Rover— insinuando que podrían adquirirlos si aceptaba la propuesta.
El hijo rechazó la insinuación y la jueza respondió que no recibiría dinero "de ninguna banda narcotraficante". Arguedas se retiró en el pick-up conducido por Paniagua. La Fiscalía atribuye a González la autoría intelectual del plan.
Murillo ya había relatado estos hechos en el primer juicio contra la estructura criminal y volvió a declarar en el debate actual, en el que se acusa a González, Arguedas y Paniagua por procuración de impunidad, delito que sanciona a quienes impidan o pretendan impedir la acción de la justicia.
Según su testimonio, Arguedas le manifestó que había sido contactada por "la gente del caso del Sur, de Darwin" y que sabía que ella no aceptaría nada, pero debía formular la propuesta. La jueza describió que la abogada insistió a su hijo:
"Imagínese si a su mamá le pagaran, podrían comprar ese carro".
El menor contestó que su mamá no aceptaría dinero, "ni $200 millones ni por ningún monto". Murillo aseguró haberle respondido:
"Usted me conoce y sabe cuáles son mis principios. Yo nunca voy a aceptar absolutamente nada de una banda narcotraficante. Y dígales que no me busquen, porque esto no se queda así".
Arguedas afirmó que comunicaría la negativa y se bajó del vehículo. La organización narco fue juzgada el año anterior por tráfico de droga proveniente de Sudamérica, parte de la cual salía del país y otra se distribuía en el Pacífico Central.
Entre los acusados figuraban familiares, colaboradores y dos exagentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
En febrero de 2024, en medio del proceso, el grupo habría intentado influir nuevamente en el debate mediante el contacto con la jueza, aprovechando el vínculo universitario de 2005 entre Arguedas y Murillo.
Finalmente, la red fue condenada a finales de año por narcotráfico y legitimación de capitales, según el Ministerio Público.


