Adulto mayor redondea su pensión con pan que vende desde las 4:00a.m en carretera
Su jornada laboral inicia desde muy temprano y las calles se han convertido en su lugar de trabajo
[samba-videos id='0893391a37131829d163af02ae5bf019′ lead='false']
A las 3: 15 a.m., incluso antes de que los primeros rayos del sol se asomen, Guillermo Herrera conocido popularmente como "don Memo" y su esposa Daisy Briones comienzan a alistar sus cosas para salir a vender su producto.
Quienes han pasado durante la mañana por el trayecto que va entre el cruce de la Panasonic y el Proyecto Gol en San Rafael de Alajuela, probablemente han visto a este carismático adulto mayor ofreciendo su exquisito pan en alguna esquina o semáforo.
Aunque aprendió el oficio desde muy joven, pues proviene de una familia de panaderos, no fue sino hasta hace cinco años que se dedicó de lleno, tras verse en la necesidad de generar un ingreso extra para él y su familia. Este panadero tiene una pensión de ₡130 mil y eso no le da para vivir, por lo que él y su esposa idearon una forma honrada de obtener un ingreso extra que les ayuda a ajustar el dinero para el alquiler, comprar los ingredientes para el pan que venden y la comida del mes.
Don Memo tiene 74 años y la mayor parte de su vida se dedicó a manejar vehículos pesados. En 1999 tuvo que pasar por una cirugía de corazón, una dura etapa que logró superar. Sin embargo, no pudo seguir trabajando como trailero y se vio obligado a retirarse.
"Yo tuve que dejar de manejar por mi salud. Ya yo no tenía capacidad para hacerlo… Luego que dejé de manejar camiones pesados, intenté ser taxista pirata pero no resultó. Ella (Daisy) trabajaba limpiando casas pero se maltrataba mucho y un día nos sentamos a conversar y surgió la idea de hacer el pan casero", contó.
Don Memo y doña Daisy venden cada bolsita de pan (casero o con queso) en ₡1.000, un precio simbólico si se toma en cuenta todo el sacrificio que realiza esta pareja para lograr que el pan llegue a la mesa de quienes lo adquieren, además el sabor de este vale cualquier precio.
El momento de regresar a casa lo indica la última bolsa de pan: una vez que la venden, pueden regresar pero no es a descansar; es en ese momento en el que los dos llegan a preparar la mezcla, amasar, hornear y empacar para volver -al día siguiente- a vender pan fresco. Por lo general, la jornada de trabajo termina a las 9:00 p.m, y es entonces cuando descansan un poco.
Don Memo reconoce que es duro, pero insiste en que hornear el pan es algo que le apasiona y asegura que lo seguirá haciendo hasta que "Dios le preste vida".
Si usted desea probar el delicioso pan que con mucho cariño hornea esta familia puede comunicarse con ellos a los teléfonos 7275-5859 o 8733 5317.