“Yo debería estar muerta”: el milagro de sobreviviente de balacera en Terramall
Joven cuenta cómo vence la adversidad después de la peor tragedia de su vida
(CRHoy.com) Daniela Calero está viva de milagro. Una bala ingresó por su hombro izquierdo, perforó sus pulmones, atravesó la médula espinal y salió por la escápula derecha. El disparo pasó a un milímetro del corazón.
Ella recuerda todo. Era la 1:43 p.m. del 29 de setiembre del 2019. La joven iba a almorzar, con su jefe, la esposa y un guardaespaldas cuando fueron atacados. Su vida se desmoronó en un segundo.
Caminaba adelante, junto con el dirigente del equipo de fútbol U Universitarios, Marcelo Torres, cuando una motocicleta los abordó por la espalda y empezaron a disparar -sin discriminación- en el parqueo del centro comercial Terramall, en La Unión.
La esposa de Torres les gritó ‘cuidado con la moto‘ y la escena se transformó en cámara lenta. Daniela, quien trabajaba como asistente administrativa en el equipo de fútbol volteó, vio la moto y cayó al suelo.
Se golpeó la cabeza. Un charco de sangre. Apareció un dolor profundo en el brazo, ahí en la cicatriz de la vacuna de los recién nacidos. Era la bala calibre .40 que le atravesaba el cuerpo y la llevaría al borde de la muerte.
Fue hasta ese momento que Daniela Calero escuchó los 20 balazos. A ella solo un disparo le impactó, mientras que su jefe, el dirigente deportivo de apellido Torres, ingresó en la lista de las 564 personas que murieron por homicidios en el año 2019. Él falleció casi un mes después.
Daniela no podía respirar. Sentía que se ahogaba. Había mucha sangre. Sintió que las piernas se le quebraban. Estaba segura que ese día se iba a morir.
En medio de múltiples pensamientos le pidió a Dios que la recibiera y ahí apareció una señora con un jeans azul, una camisa blanca, de pelo corto colocho que llegó a auxiliarla.
-¿Muchacha, usted cree en Dios?
-‘Yo lo amo', respondió la joven.

Daniela no podía respirar. Había angustia, confusión. Lo describe como una escena de una película. Lo único que no recuerda es el rostro de esa mujer que le habló de Dios. Luego de la corta conversación, afirma que escuchó una voz que le dijo que ese no iba a ser el día de su muerte.
"Yo debería de estar muerta. Todos los días le agradezco a Dios. Ya llevo año y medio en tiempo extra y estoy muy agradecida", confiesa la joven.
Aquel 29 de setiembre iniciaba una pelea que hoy se convirtió en un milagro. "La bala pasó a un milímetro del corazón y los doctores no se explican cómo la onda expansiva no me desgarró la (arteria) aorta. Era un propósito de Dios", explica.
Calero ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Calderón Guardia. Ahí vivió mes y medio. Ahí superó el colapso del pulmón derecho, paros cardiacos y operaciones.

¿Doctor, no voy a volver a caminar?
La estancia de Calero en la Unidad de Cuidados Intensivos es difícil de describir. Sabe que cuando llegó, el personal médico de esa área no le daba muchas posibilidades de vida. Quizá 10 días, era lo que se pronosticaba.
Ahí no había televisor. No había nada. Los minutos son eternos, las visitas limitadas y es una batalla constante con la muerte. Ella estaba ahí por los pulmones. No podía controlar sus flemas, la tos ni podía respirar sin oxígeno.
Cuenta que le hicieron unos "sellos de tórax" y para poder respirar bien le "arrancaron" la parte mala del pulmón. Así volvió a respirar.
Uno de los médicos le pidió un espacio para hablar ahí en la sala de cuidados intensivos.
"Le dije al doctor: ¿no voy a volver a caminar? Él solo me respondió: ‘Nunca más'. Y me quedé en shock. Fue muy frío. Le dije a mi familia que me iba a morir, porque uno tiene esa sensación."
Daniel Calero evoca que empezó a vivir un luto por ella misma. Un luto, sin morirse. Durante varias semanas su única obsesión era caminar y volver a ser la Daniela de antes.
"Es muy duro. De su vida no queda nada. Hay que reinventarse: o me echaba a morir o me agarraba de Dios. Elegí la segunda y la fuerza que he tenido ha venido de él", expresa la mujer que está convencida en su fe que solo Dios tiene la última palabra.
Un cambio de vida
"Esta es la peor desgracia que me pudo pasar en la vida. Fue lo peor. Perdí todo lo que era… pero si uno lo ve desde un punto de vista distinto, cambia la perspectiva y es una oportunidad de ver a Dios trabajar en mi vida, ahí salen oportunidades, un cambio de vida".
Daniela Calero afirma que su vida cambió a un 100%. Atrás quedó una vida atareada, llena de soledad y muchas cosas cambiaron para bien.
"Ha sido una mejora integral: en mi corazón, en mi mente, en mis relaciones interpersonales. La relación con mi familia es increíble. Sin ellos todo sería distinto. Mi familia me ha apoyado al máximo", agregó.
Y ahora todo se valora diferente. Se disfruta cada minuto, cada día. La vida no se da por sentada. Aquel 29 de setiembre del 2019, Daniela salió de su casa y le dijo a su perrito ‘ahorita vengo'. Pero nunca más volvió. Su casa era de 2 pisos y sin estar presente tuvo que hacer una mudanza.
Aquel 29 de setiembre, también iba a ver a unos amigos después del partido del equipo de la U contra el Cartaginés, pero esa salida nunca se concretó.
"A mí me enseñó a vivir la vida de una forma diferente. Es duro dejar de controlar las cosas y cederle el control a Dios", comenta.

Daniela ahora estudia teología y se capacita en coaching de liderazgo, de emprendedores y de vida. Ahora a ella le apasiona inspirar personas. Quiere ayudar a la gente.
"Este mundo no es de lo que podamos llevarnos, sino de lo que podamos aportar. Esta carrera me lo permite. Mi propósito ahora es impactar a las personas para la gloria de Dios. Es lo que quiero hacer, que esta experiencia le sirva a las personas", explicó.
El perdón a los gatilleros
De los gatilleros, Daniela Calero solo vio que llevaban un casco. No fue fácil, pero decidió perdonarlos para poder salir de ese capítulo. Dice que su esperanza es que un día Dios los alcance.
Al consultarle al Ministerio Público por este caso, la entidad señaló que se encuentra en investigación en el Organismo de Investigación Judicial. La policía judicial detalló, en el 2019, que los sujetos viajaban en una moto de colores blanco y azul. Y desde entonces no se saben más detalles.
Para Daniela Calero todo es parte de un plan, por lo que solo le queda confiar en Dios. Está consciente de que su vida es un milagro visible, mas cree que la vida de todos lo es.
Le costó mucho volver a tener metas, a soñar, pero esa etapa ya quedó atrás. Ahora escribe un libro, se capacita para tenderle una mano a las personas y todos los días ve una tabla con una serie de imágenes que representan cada uno de sus sueños.
Sus sueños están vivos, por este milagro… porque el disparo pasó a un milímetro del corazón.