
Vanessa Castro Mora, vicepresidenta del Congreso, lanza una señal de alerta sobre el rumbo político de Costa Rica: advierte un escenario “complejo” de cara a las elecciones de 2026, marcado por la falta de liderazgos y la erosión del diálogo entre poderes.
En conversación con Diputómetro de CR Hoy Pro, la legisladora socialcristiana cuestiona el estilo del Ejecutivo, defiende el papel del control político y llama a “trascender intereses partidarios” para fortalecer la democracia.
A continuación, un extracto de la entrevista:
¿Qué significa para usted haber asumido como vicepresidenta del Congreso en este período legislativo?
Para mí es tremendamente importante. Cierro este ciclo igual que hace 25 años, cuando fui diputada por primera vez; en esa ocasión, terminé siendo primera secretaria del Directorio Legislativo, la primera mujer en ejercer ese cargo.
Ahora cierro como vicepresidenta y me siento profundamente orgullosa, pero también con una gran responsabilidad: hacer, en muy poquitos meses, algo importante para la Asamblea Legislativa, para el conocimiento y para que la gente sienta que la Asamblea es de todos.
¿Cuál va a ser su prioridad como vicepresidenta del Congreso en esto meses?
Como vicepresidenta, quiero hacer una coadyuvancia lo más sólida posible con la labor de la Presidencia de la Asamblea Legislativa, no solamente en la parte administrativa, sino también tratando de contribuir en aspectos como la calidad de las leyes.
A nivel del plenario legislativo, deseo servir también de puente para el diálogo, la comprensión y la armonía, a fin de impulsar temas importantes, porque efectivamente tenemos poco tiempo. Entonces, creo que, si puedo ser ese puente en algún momento, estaré encantada.
¿Cómo ve el escenario político de cara a 2026?
Complejo, muy complejo. Veo una ausencia de liderazgos.
Espero que se construyan esos liderazgos de aquí a la campaña y al día de las elecciones, el 1.º de febrero de 2026.
Sin embargo, creo que hay que apresurarse o empujar.
Se necesitan liderazgos no solo de orden político, sino también dentro del sector empresarial, del sector sindical, de la sociedad civil, e incluso un rol mucho más protagónico de los medios de comunicación, que siempre han sido un baluarte de la democracia.
Pero me parece que tenemos que caminar en esa dirección, porque no veo tan claro el panorama.
¿Se siente usted parte o va a ser parte de un proyecto político para 2026?
Espero, espero.
En este momento, evidentemente, como siempre, estoy muy ligada a mi partido político y muy clara en mi ideología socialcristiana.
Sin embargo, siento que debemos hacer un llamado general y sentirnos todos parte de un gran desafío: fortalecer nuestra democracia.
Hemos tenido la suerte de vivir muchos años en relativa estabilidad, pero ya no podemos seguir viviendo de los ahorros del banco, porque se nos están acabando, por decirlo de alguna forma.
Creo que cada uno de nosotros debe trascender sus intereses políticos particulares y tener una mirada más enfocada en el país en general.
¿Siente que el Congreso está cumpliendo su rol de contrapeso frente al Poder Ejecutivo? Especialmente ante el estilo del presidente Rodrigo Chaves.
Es muy interesante. Ya desde hace 25 años se escribía mucho sobre el desconocimiento general que existe sobre el papel de la Asamblea Legislativa.
Muchas personas creen que únicamente se encarga de hacer leyes, pero una de las grandes funciones que la Constitución Política establece para la Asamblea y para los diputados es ejercer control político, es decir, establecer los frenos y contrapesos necesarios.
Creo que esta Asamblea Legislativa ha cumplido un rol importante como contrapeso frente a un Poder Ejecutivo con trazos un tanto autoritarios.
¿Cree que el Congreso está haciendo un ejercicio serio de control político o está cayendo en debates estériles?
Creo que hemos ejercido el control político como hacía mucho tiempo no se veía.
Hay asambleas que han legislado mucho, pero cuyo control político ha sido mínimo. Yo lo noto al comparar mi primera diputación con esta segunda, en la que he tenido una mayor comprensión de esa función.Sin embargo, los 57 diputados somos personas distintas y ejercemos esa función de diferentes maneras; algunos no lo hacen de la mejor forma, pero uno respeta, porque de eso se trata la democracia.
¿Cómo valora usted el comportamiento del oficialismo? ¿Cree que ha habido un deterioro en la cultura del diálogo parlamentario por parte del Ejecutivo?
Absolutamente. No hay una comprensión, por parte del Poder Ejecutivo, de la importancia del diálogo, del consenso y del acuerdo.
Precisamente, los poderes del Estado son como las tres patas de un banco, y ese banco es el que sostiene al país en muchos aspectos.
Si no existe ese diálogo, ese consenso, evidentemente no estamos caminando adecuadamente.
¿Qué posición tiene usted frente a los intentos del Ejecutivo de controlar órganos que son independientes y autónomos?
Fatal. Considero que es una etapa muy negativa de nuestra historia patria.
Se confunde el liderazgo verdadero con el autoritarismo, y eso se refleja en los intentos de controlar no solo juntas directivas o el discurso de esos órganos, sino también en tratar de disminuir los controles en temas como la contratación administrativa y la fiscalización.
Esa no es la vía en un Estado de derecho.
Evidentemente, todo sería más fácil si cada quien hiciera lo que le da la gana —perdonando la expresión—, pero no es tan sencillo.
Vivimos en un Estado de derecho, y esa es la base de la democracia.
¿Qué opinión tiene usted sobre el papel que han tenido en la Asamblea las comisiones investigadoras? ¿Cree que están fortalecidas o deben cambiarse para potenciar su eficacia?
Bueno, en esta segunda parte de la legislatura no hemos visto una acción tan fuerte de las comisiones investigadoras.
Me parece que su rol en la primera parte fue fundamental y marcó la cancha, por decirlo de alguna manera.
Dejó claro que hay cosas que deben investigarse, aunque a ciertos sectores no les guste que se indague o se profundice en algunos temas.
Pero quedó claro que el papel de las comisiones al inicio de esta Asamblea Legislativa fue fundamental y definió mucho de lo que vino después.