Una cinta de papel ayuda a detectar la malnutrición infantil en Costa Rica
Más de 6.000 de estas cintas han sido distribuidas en Costa Rica a niños vulnerables

Con solo rodear el brazo de un niño, una cinta de papel puede cambiar su vida. Luis y Mía son prueba de ello.
Ambos viven realidades distintas, pero compartían un mismo enemigo silencioso: la malnutrición. Él, un niño con obesidad desde los cinco años; ella, víctima de desnutrición crónica. Hoy, sus vidas han tomado un rumbo distinto gracias a una herramienta tan simple como poderosa: la cinta MUAC de puntuación z.
La malnutrición afecta a 1 de cada 3 personas en el mundo. Puede manifestarse como retraso en el crecimiento, bajo peso o sobrepeso, condiciones que, si no se detectan a tiempo, pueden traer graves consecuencias en la salud a corto y largo plazo.
Hasta ahora, su diagnóstico requería cálculos y herramientas especializadas. Pero la cinta MUAC de puntuación z, usada por Abbott y la Fundación Real Madrid, permite prediagnosticar en menos de un minuto si un niño está en riesgo de malnutrición. Su uso es tan sencillo como envolverla alrededor del brazo del menor y observar una escala de colores basada en mediciones estandarizadas.
Más de 6.000 de estas cintas han sido distribuidas en Costa Rica, principalmente en comunidades con alto índice de vulnerabilidad social, con el objetivo de detectar tanto desnutrición como sobrealimentación en niños de hasta 18 años, una ampliación significativa con respecto a las versiones anteriores que solo se aplicaban hasta los 5 años.
El caso de Mía y Luis
Mía, hija de una madre soltera, sufría de desnutrición sin que nadie lo notara a simple vista. Luis, por su parte, era un niño sobreprotegido, con padres que durante años intentaron tener hijos.
Su obesidad lo acompañaba desde la infancia y ya había desencadenado asma. Ambos fueron prediagnosticados con malnutrición mientras practicaban deporte en una escuela sociodeportiva del Real Madrid.
Por medio de la cinta, sus condiciones fueron detectadas. Mía fue atendida médicamente, se le garantizó una alimentación adecuada y su estado nutricional mejoró notablemente.
Luis, aunque inicialmente se resistió al cambio, recibió apoyo junto con sus padres, quienes aprendieron a ofrecerle una dieta balanceada y promover la actividad física como parte de su rutina.
Hoy, Luis ya no padece obesidad y su asma está controlada. Mía sonríe más, crece a su ritmo y tiene más energía para jugar.
Identificar a tiempo los signos de malnutrición permite intervenir con tratamientos adecuados, educación familiar y acompañamiento profesional, reduciendo los riesgos de enfermedades no transmisibles como diabetes o hipertensión en la edad adulta.
Luis y Mía son el ejemplo de que, a veces, una simple cinta de papel puede ser la diferencia entre una infancia limitada y una infancia plena.
En Costa Rica, el 9,5 % de los niños menores de 5 años, es decir, aproximadamente 1 de cada 10, sufre retraso en el crecimiento como consecuencia de la malnutrición. Actualmente, el país se ubica por debajo del promedio de América Latina y el Caribe, que es del 11,3 %, según datos de Abbott.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que aproximadamente la mitad de las muertes de niños menores de 5 años en el mundo están relacionadas con la malnutrición, y ocurren principalmente en países de ingresos bajos y medianos.
Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) define la malnutrición como un estado fisiológico anormal causado por una ingesta insuficiente, desequilibrada o excesiva de macronutrientes o micronutrientes.

