Tres costarricenses dirigirán conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional
Conciertos se realizarán el 8 y 9 de mayo
En distintas ocasiones, muchos músicos costarricenses han destacado con su instrumento, pero en esta ocasión 3 compatriotas brillan en el gran escenario con su batuta, al dirigir a la Benemérita Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica (OSNCR).
Hace apenas unos días se dio a conocer que los jóvenes costarricenses Diego Solano, Walter Jiménez y Santiago Segura tendrán el honor de dirigir 2 conciertos gratuitos. Estos se realizarán este jueves 8 de mayo en la iglesia católica de San Francisco de Dos Ríos y el viernes 9 de mayo en la Parroquia San Juan Bautista de Tibás. Ambos serán abiertos al público y pensados para el disfrute de toda la familia.
Más allá de los grandiosos conciertos que ofrecerán, estos 3 jóvenes tienen historias de vida distintas, marcadas por luchas personales e incluso económicas. Por eso, haber llegado a este gran logro —convertirse en directores de la OSN— tiene aún más mérito. Santiago es el menor del grupo y, con apenas 22 años, ya ha alcanzado esta posición, un logro que no ha sido fácil.
La historia de Santiago
Santiago, como se mencionó, tiene tan solo 22 años. Es violista y, desde los 7, descubrió su amor por la música gracias a su abuelo, un compositor acosteño, quien vio en él un talento especial. Fue él quien le comenzó a dar clases de guitarra. 4 años después, Santiago ingresó al Sistema Nacional de Educación Musical de Acosta (SINEM), donde permaneció unos 3 años antes de dar el salto al Instituto Nacional de la Música (INM).
Cuando ingresó al INM, ya era un gran admirador de la Orquesta Sinfónica Nacional. Recuerda que siempre asistía a los ensayos, soñando con dirigirla algún día.
Como todo proceso toma tiempo, Santiago comenzó con presentaciones en ensambles, orquestas y cameratas. Poco a poco, estas experiencias lo acercaban a su meta.
Toqué en el Teatro Nacional, en el Mélico Salazar, y ahí creció más esa espinita por la dirección. Cuando había ensayos, yo me iba a verlos. Me paraba a observar y apenas tenía 12 años, relató Segura.
En quinto año del colegio decidió hacer las pruebas para ingresar a la carrera de Dirección Orquestal en la Universidad de Costa Rica (UCR). Las aprobó y actualmente cursa la licenciatura con especialización en dirección.
Segura confiesa, la noticia de que dirigiría a la OSN lo tomó por sorpresa:
Me lo dijeron camino al primer concierto de la temporada de la Sinfónica. Me comentaron sobre el proyecto, acepté de inmediato y luego fui a tomar café. Ahí me cayó el guante, como dicen. Empecé a emocionarme porque no me lo creía. Cuando se lo conté a las personas más cercanas, fue aún más emocionante.
Lo que más desea es demostrar que, pese a su corta edad, no hay límites cuando se trabaja con esfuerzo y dedicación.
A mí me molestan porque tengo 22 años. Pero quiero que el público se lleve una buena impresión de mí, que vea que un director joven también tiene la oportunidad de estar ahí. Si hay alguien en el público que sueña con esto, que sepa que puede lograrlo, así como yo lo estoy logrando, mencionó.
La historia de Diego
Diego Solano comenzó su camino musical desde joven en el Conservatorio Castella, donde tuvo contacto con varias ramas del arte. Sin embargo, la música lo atrapó de inmediato. Tocó violonchelo durante cuatro años y luego trompeta. Ese amor por la música lo llevó a estudiar Dirección Orquestal en la UCR, carrera que ya concluyó.
La música siempre fue muy llamativa para mí. El sonido es el que construye el discurso artístico. Es interesante poder expresarse a través de un lenguaje sonoro, tiene una magia que me gustó, expresó Solano.
Hoy, con 39 años, es profesor en la escuela municipal de música de San Isidro de Heredia. También dirige la orquesta del Conservatorio Castella y es docente en la Escuela de Artes Musicales de la UCR. En cada uno de esos espacios, busca transmitir su pasión por la música.
Solano no solo ha hecho música en Costa Rica. También tuvo la oportunidad de viajar a Guatemala con la Orquesta Juvenil Centroamericana y hasta llegó a tocar en México. Estas experiencias le dieron una base sólida para llegar hasta donde está.
Recibió con alegría la noticia de que volvería a dirigir a la OSN:
Cuando me dieron la noticia, me sentí muy feliz de tener esta posibilidad. Ya había tenido la oportunidad antes, y volver a enfrentar esta labor me motiva muchísimo a seguir preparándome, comentó.
Sobre lo que desea transmitir al público, señaló:
Sería muy interesante que las personas perciban que dos compositores pueden construir obras musicales alrededor de una temática similar, pero con contextos musicales muy distintos.
También destacó uno de sus mayores retos: comunicarse de forma asertiva con los músicos para transmitir sus ideas con claridad.
La historia de Walter
Walter también comenzó en el Conservatorio Castella. Su familia, sabiendo de su inspiración por la música, siempre lo apoyó. Estudió trompeta, guitarra, piano, canto, y logró una acreditación artística en trompeta al llegar a quinto año.
Ingresó a la UCR y, con entusiasmo, comenzó dos carreras: Dirección y Composición Musical. Hoy es licenciado en ambas, y su proyecto de graduación combinó las dos disciplinas. Actualmente, es profesor en el INM, donde dirige la Banda Sinfónica Elemental y la Orquesta Sinfónica Intermedia.
Es la primera vez que Walter participará con la OSN, y se siente feliz por ello. Su único acercamiento previo fue una clase maestra con la orquesta.
Siempre es una gran noticia. Uno sabe que este es un espacio que no se alcanza con poco esfuerzo. Siempre es como un sueño cumplido poder seguir avanzando en esto, expresó.
Uno de sus más grandes sueños es montar una obra completamente compuesta por él.
Walter también resaltó el apoyo al talento nacional:
Existe la percepción de que lo de afuera siempre es mejor. Pero en Costa Rica también tenemos mentes brillantes. A nivel educativo, nuestro país no tiene nada que envidiar a otros, concluyó.
Además, el músico destacó que la música no debe de verse como un lugar solo para conocedores, sino que es compartir, una forma muy bonita de comunicarse. Por ello desea que las personas se lleven sensaciones, colores, de sentir alegría, tristeza, lo más importante a sentir y llevar a las personas a una parte del mundo que los deje soñar.