“Trazos desobedientes”: una exposición que abre espacio al arte de la comunidad LGBTIQA+
En la capital existen diversas galerías que, a lo largo del tiempo, han expuesto obras de artistas de gran trayectoria y reconocimiento. Sin embargo, en esta ocasión no se trata de ellos, sino de creadores que, aunque no tengan títulos académicos, tendrán la oportunidad de mostrar sus obras en la exposición "Trazos desobedientes: Expresiones fuera de la norma", organizada por la galería Lado B, Laboratorio Creativo.
La muestra se inaugurará este sábado, a las 6:00 p. m., en San José, y es el resultado de talleres de pintura colectiva impulsados por el colectivo Lxs Rurales. En estos espacios se trabajaron temas como el cuerpo, la autoproyección, la incomodidad, el abrazo y el autocuidado, junto con diversos colectivos. Los grandes lienzos que conforman la exposición son huellas de una catarsis amorosa, donde el arte se entiende como derecho, refugio y herramienta de expresión para las comunidades LGBTIQA+.
Lxs Rurales se fundó hace aproximadamente cuatro años con la intención de que la cultura, especialmente las artes plásticas, sea accesible para toda la población. El proyecto busca democratizar el arte y generar espacios de recreación vinculados con la pintura y otras expresiones artísticas. Tras este trabajo, decidieron dedicar la muestra a la comunidad LGBTIQA+, no desde una visión de lucha política, sino como un espacio seguro donde cualquier persona, sin necesidad de ser artista, pudiera exponer sus obras en una galería y permitir que el público se conecte emocionalmente con ellas.
Según explican los organizadores, a lo largo de la historia se han negado espacios de visibilidad a personas de esta comunidad. Por eso, este proyecto busca convertirse en un refugio donde cada participante pueda ser quien es, sin miedo a ser juzgado, y donde además se fomente la reflexión colectiva.
La convocatoria se realizó de forma abierta para todas las personas interesadas en formar parte del proceso. En los talleres, los participantes compartieron cómo se sentían y qué cambios deseaban en su vida, como un ejercicio de confianza y apertura emocional. Esta dinámica permitió que, a través de la pintura, transformaran sus vivencias en expresiones artísticas.
Para los organizadores, lo más valioso de esta exposición es la experiencia compartida: nadie necesitaba ser experto en arte para participar. En términos creativos, los asistentes podían escoger colores, plasmar ideas previas y dejar fluir sus emociones sobre la base de un boceto inicial. Cada sesión contó con un acompañamiento cercano para que las personas vivieran una tarde de expresión y libertad creativa.
En palabras de Lado B, "las personas discuten a partir de un motivo o un boceto muy básico; conforme sienten la necesidad, modifican lo que se trabaja, reflejando lo que han vivido, comentarios que han escuchado, noticias que las atraviesan o experiencias cotidianas".
Uno de los ejes de la exposición es el autocuidado, entendido como la posibilidad de que, a través del arte, las personas puedan preocuparse por sí mismas, en lugar de centrar su energía únicamente en los demás. "Muchas veces no generamos nuestros propios espacios de autocuidado colectivo, ni siquiera para decir cómo nos sentimos. Estar frente a un colectivo de resistencia genera implicaciones emocionales y físicas de las que casi nunca se habla", señalaron los organizadores.
Además, la exposición invita a repensar la relación con el cuerpo. No se trata solo de sanar heridas físicas o emocionales causadas por la discriminación, sino de reencontrarse consigo mismo y aprender a amarse tal cual se es.
Para Lado B, realizar este tipo de actividades es también una forma de posicionarse ante la necesidad colectiva de expresión, sanación y creación de comunidad.