Ticos participaron de consenso mundial para acabar con el COVID como amenaza a la salud
Estudio concluyó 57 recomendaciones para lograr ese objetivo
(CRHoy.com).-3 científicos y un economista costarricense participaron de un consenso mundial que busca como ponerle fin al COVID-19 como un riesgo para la salud pública.
Se trata de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que contempló el criterio de 386 expertos multidisciplinarios de más de 100 países.
Entre ellos destacaron los siguientes nacionales, especialistas de la Universidad de Costa Rica (UCR):
- Carolina Santamaría Ulloa, directora del Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa-UCR)
- Henriette Raventós Vorst, científica del Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (Cibcm-UCR)
- María del Rocío Sáenz Madrigal, docente de la Escuela de Salud Pública
- Juan Rafael Vargas, de la Escuela de Economía de la UCR
"Cuando hablamos de acabar con el COVID-19 como amenaza de salud pública no significa que se acaba la pandemia. El ente que declara el inicio y el final de la pandemia es la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo que significa es que, si trabajamos juntos en acciones claras y puntuales, podremos llegar más rápido al escenario deseado de que el COVID-19 deje de amenazar la salud de la población mundial", explicó la doctora Santamaría.
Así las cosas, los especialistas concluyeron que las principales acciones en esa línea deben ser promover la colaboración multisectorial para acelerar el desarrollo de nuevas terapias, coordinar la transferencia tecnológica que le permita a los países de ingresos bajos generar análisis diagnósticos, planificar estrategias de respuesta unificadas.
También combatir la desinformación con mensajes claros e incentivar el desarrollo de vacunas de larga duración.
En total, se trata de 57 recomendaciones en 6 áreas principales: comunicación, sistemas de salud, vacunación, prevención, inequidades, así como tratamiento y atención.
En el consenso, tres de las recomendaciones mejor calificadas fueron:
- Adoptar una estrategia integral a nivel de sociedad que involucre múltiples disciplinas, sectores y actores para evitar esfuerzos fragmentados.
- Generar una estrategia que involucre a todo el gobierno. Por ejemplo, coordinación entre ministerios, con el fin de identificar, revisar y abordar la resiliencia en los sistemas de salud y hacerlos más receptivos a las necesidades de las personas.
- Mantener un enfoque de vacunas que incluya una combinación entre la inmunización contra el COVID-19, junto con otras medidas de prevención estructurales, de conducta, tratamiento y medidas de apoyo financiero.
"Durante la pandemia se visualizó que no había un abastecimiento continuado para todos los países que estaban demandando la vacuna y por eso hubo que desarrollar estrategias diferentes para ir incorporando a los diferentes grupos de edad.
"Una ventana de oportunidad que podría tener Costa Rica es ser parte de una estrategia regional para una producción de vacunas que aseguren una mayor independencia a la hora de una nueva pandemia", comentó la especialista Sáenz.
Recuperar la confianza de las personas e involucrar a las comunidades en la gestión de la respuesta a la pandemia, a través de la comunicación efectiva, fue otro de los acuerdos que recibió la mayor cantidad de apoyo.
"Una de las enseñanzas más importantes durante el manejo de la pandemia, en relación con estas recomendaciones, es la necesidad de trabajar en equipos interdisciplinarios y con participación de la población.
Es evidente que las pandemias no son de manejo exclusivo por el personal de salud, necesitamos comunicadores, antropólogos, psicólogos, líderes comunales, colectivas y organizaciones ciudadanas", enfatizó Raventós.
Desde el criterio de la Dra. Raventós, la comunicación efectiva cumple un importante rol y esta debe ser diferente para cada grupo social acorde a sus condiciones, temores y preocupaciones.
"Una comunicación efectiva debe ser capaz de transmitir por qué las recomendaciones cambian cuando nos enfrentamos a una nueva enfermedad de la que no sabíamos nada, pues así funciona la investigación científica", agregó la doctora Raventós.
Pero, ¿cómo puede Costa Rica aplicar estas recomendaciones?
Para Juan Rafael Vargas, especialista que fue parte del consenso, esa pregunta se responde con una sola palabra: informar.
"Esa información ha de ser sin ‘realidades embusteras' y esto se refiere, específicamente, a vacunas, uso de cubrebocas y a otros temas de salud pública. El sector de la salud debe abocarse a su tarea fundamental: mejores y más accesibles servicios de salud a todas las edades y en todos los distritos.
Al hacer esto se hace la mayor contribución en lo socioeconómico. No lo hace bien si ‘invade' los ámbitos de otras políticas y otros agentes. Conviene que las autoridades sean tan congruentes como lo fueron en el 2020-2021, que basaron sus declaraciones públicas en lo que la ciencia iba dando a conocer", manifestó.
Pandemia
Dos años después de irrumpir en el mundo, la pandemia del COVID-19 sigue provocando miles de contagios y fallecimientos diarios.
A octubre del 2022, se registraron casi 630.000.000 de casos y más de 6.500.000 muertes (aunque se estima que el número real de fallecidos supera los 20.000. 000).
Además, como parte de los daños colaterales, millones de pacientes con cáncer y enfermedades crónicas han experimentado peligrosos retrasos en la atención médica.
Muchas personas no fueron a controles por la pandemia y las largas listas de espera hicieron que suspendieran sus seguimientos. A esto se le suman los síntomas del nuevo síndrome llamado COVID-prolongado, lo que representa un riesgo constante para los sobrevivientes.