Terapeuta superó el abandono y ahora es más fuerte
Vivió distintas etapas en su vida, fue músico, modelo, fisiculturista, terapeuta físico
(CRHoy.com)-. Deseos de superación, pese a los obstáculos del camino. Así se sintetiza la vida de Adrián Cordero Saravia, un terapeuta que, a punta de esfuerzo y trabajo, vive de lo que le apasiona.
Ha tenido que enfrentar problemas en la vida, no obstante, ha encontrado la manera de superar cada etapa.
Cordero, de 34 años, sufrió el abandono familiar y el rechazo por su aspecto físico en el colegio, pero logró cumplir el sueño de tener su propio centro de programación para que las personas se ejerciten.
No escondió nada sobre el pasado. Según contó, a los 13 años se fue a vivir a Estados Unidos, debido a que su papá le prometió una mejor vida allá, donde estuvo por dos años.
"Cuando era más joven (13 años) todo era más idílico, yo estudiaba en un buen colegio, en ese momento mi papá tenía buen puesto y mi mamá en otra cosa… Todo estaba hermoso. En los 90's hubo una crisis y tuve que pasarme a otro colegio, y mi papá se fue a Estados Unidos hasta que surgió la oportunidad de quedarse allá, y me dijo: yo quiero que usted se quede", relató.
Al regresar a Costa Rica, sus papás se separaron y él se mudó a los 15 años con la abuela paterna, quien tenía avanzada edad.
Sin supervisión de los adultos, él se salió del colegio y experimentó el mundo de la música gracias a un hermano. No estudió, pero iba a chivos (conciertos) de punk, hardcore y metal por todo el país. Vivió su juventud "rebelde", tal cual él lo describe, en el cantón de Desamparados.
"Mi hermano es músico. Lo que tenía era un grupo de punk. Andábamos de arriba para abajo. Éramos los del grupo de él y mis amigos. Viajamos por todo el país, como San Carlos, Limón, Pérez Zeledón, etc, y ya era una especie de cultura underground (cultura metal). Yo era un niño y estaba sin supervisión de adultos", narró.
Debido a este descontrol en la adolescencia, empezó a tener problemas anímicos y a perder peso, al punto que llegó a ser anoréxico. "Estamos hablando que yo mido 1.83 metros y estaba pesando 56 kilos", enfatizó.
Finalmente entró de nuevo al colegio pero, según dijo, "lo veían como un bicho raro", porque se dejaba la barba y "chivilla", y aspecto "descuidado". Tras comprometerse con el estudio, se logró graduar del colegio a los 20 años.
Para mejorar su estado físico, un tío lo convenció de practicar taekwondo y desde entonces nació el gusanito por el ejercicio: "Pasé de ser el flaco a ser el más grande porque yo decidí que quería cambiar".
Allí no quedaron sus metas. Solito se involucró en el modelaje, en lo que se desempeñó durante 7 años. Gracias a eso logró reunir una buena suma de dinero para costear sus estudios en Terapia Física.
Gracias a múltiples esfuerzos, se logró graduar en el 2012 como terapeuta físico y distribuía su tiempo como entrenador y trabajos a domicilio. Aunado a esto, compitió en fisiculturismo y es campeón de la categoría Powerlifting de más de 120 kilos en 2017.
"Mi primer caso fue muy rudo. Fue una señora que salió de un coma y no podía caminar. Fue mi primer caso donde debía hacer un diagnóstico para que volviera a caminar. Tanto fue el agradecimiento que me regaló una camilla. Con eso inicié mi proyecto", apuntó.
Tras diversos ahorros y planes, logró levantar su propio centro de entrenamiento, llamado Evolv3, donde ejercita a diversos clientes. La pandemia lo puso a reinventarse.
Llegó el nuevo virus respiratorio, sin embargo, optó por aliarse con el ambiente digital. Ofrece los planes de ejercicios a través de las plataformas digitales que tiene a disposición.
"El dinero es para invertirlo", expresó.
"Íbamos bien, pero de un pronto a otro por el COVID-19 cerraron todo. Y nos quedamos sin nada. Nos reinventamos y crecimos a través de lo digital. Cambiamos la parte física por la tecnología y nos ha ido bien. Tengo hasta el consultorio. Me siento realizado", comentó.
Hoy en día se alió con su pareja, Laura Sánchez, y mantienen su proyecto viento en popa. Ayudan a las personas a conseguir la mejor versión de sí mismos. Hasta ofrece trabajo a productores audiovisuales, proveedores de gimnasios y con la mirada puesta en crecer su propio proyecto.