Se enamoró del crossfit y lo convirtió en su mejor negocio
Ama el deporte, pero Isabelle Diniz nunca pensó que esa pasión se convertiría en el mejor negocio de su vida.
Todo empezó cuando esta brasileña, residente en Costa Rica y estudiante de arquitectura de la UCR, se hizo fanática del crossfit. Seis meses después de haber iniciado la práctica de este exigente deporte, se dio cuenta que la ropa para entrenar era muy cara, así que decidió diseñarla ella misma.
Hizo prendas para su uso personal y luego para sus amigos y compañeros de gimnasio."Me di cuenta que en Costa Rica hacia falta una marca local. Ahí fue cuando decidí comenzar con esto, más que todo por mí, porque yo quería esa ropa".
El negocio creció, tanto que en menos de un año vendía su ropa en varias tiendas del país. Cuando vio la enorme cantidad de pedidos, se dio cuenta que no se trataba de un juego.
"Empecé con 50 camisas para probar…se vendieron rapidísimo y la gente y las tiendas me empezaron a pedir más. Ahí pensé que tenía que ponerle ganas a esto", mencionó.
De ahí en adelante, la joven nunca más paró. Le puso nombre a su marca: NGUVU, que en lengua Swahili significa poder, energía, pasión… seriedad, que son los pilares básicos de un atleta.
"Creo que lo que distingue a la marca es que intenta ser diferente, con un precio accesible y de calidad. Además, son diseños únicos que no se repiten", dice.
Lo hace todo
Isabelle busca las telas, diseña las prendas, las envía a la maquiladora, hace los despachos y cobra a sus clientes.
"La inspiración es algo de todos los días… mientras manejo, entreno o veo internet se me ocurren nuevas ideas", añade.
"Me hace muy feliz ver a gente usando mi ropa cuando estoy en un evento de crossfit", dice.
La joven vende las prendas a sus proveedores y a través de la página de Facebook. Y ya diversificó la oferta con una línea para yoga y playa, y otra para niños.
En este momento, Isabelle tiene metas grandes: "por mi vínculo con Brasil quiero llevar la marca allá e internacionalizarla".
