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Cultura

Retratos que flotan en el aire: el arte con hilos de Elena Obando

Por Camila Castro | 10 de Ago. 2025 | 5:11 am

¿Recuerda cuando sus tías o su abuelita bordaban? Ese mismo bordado, Elena Obando lo convierte en un gran arte con hilos de distintos colores y texturas, realizando retratos de personas. Con este mismo hilo, consigue verdaderas obras que pueden despertar curiosidad, gran admiración e incluso lágrimas. Sí, el arte provoca este tipo de sentimientos.

Obando es una artista costarricense que borda en un simple tul los rostros de las personas. A través de este grandioso arte, logra transmitir tristeza, alegría, frustración… esos pequeños sentimientos que plasma en sus bordados. ¿Increíble, no? Actualmente, Obando cuenta con una sala temporal dentro de la galería Abra, en el centro de San José, un espacio de artistas que, sin proponérselo, generan un gran impacto con su obra y dejan abierta la intención de que cada persona experimente sus propios sentimientos al contemplarlas.

Quien tiene la oportunidad de entrar a la pequeña —en tamaño, pero grande en arte— sala de Obando puede observar, en el piso o sobre un simple soporte, los cuadros con los que retrata rostros. Resulta impresionante captar la intensidad de colores que logra plasmar en un solo rostro, combinando tonalidades y texturas, y provocando que, al verse en un tul, parezcan suspendidos en un espacio invisible. Simplemente, es increíble admirar este arte.

En los rostros que borda se aprecian ojeras, cejas, nariz y boca bien detalladas. Obando tiene total libertad para plasmar cada rasgo sobre la delicada tela.

La artista destacó que la razón por la que se dedica cuidadosamente a bordar únicamente rostros es porque, para ella, es lo más cercano de manera personal y lo que más sentido tiene en su vida.

Esto le permite conectar consigo misma, pues reconoce con facilidad estas figuras y disfruta darles vida sobre un simple tul. Además, le resulta fascinante la forma en que este material logra que el retrato parezca flotar.

En un principio, comenzó a realizarlos como si fueran un tipo de máscaras. Al ser la tela transparente, primero bordaba los ojos o la boca, buscando una forma de "enmascararse" de algún modo: "Para mí era como probar, como jugar con el tul; poco a poco iba completando rostros hasta que se convertían en grandes retratos. Por lo general, me gusta crear retratos incompletos o más abstractos, porque utilizo el tul, que es transparente", destacó.

La primera vez que bordó un rostro fue cuando tuvo la oportunidad de utilizar el tul como base. Al inicio trabajaba sobre mantas, lo más tradicional, pero el tul la enamoró por completo por el contraste que lograba con el hilo.

Obando asegura que lo que define su estilo artístico es su personalidad. Cuando borda, lo hace con mucha tranquilidad. Se describe como una persona que cuida en exceso su energía y su espacio.

Todo lo que ha vivido a lo largo de los años la ha marcado y le ha permitido madurar, encontrar su propio estilo y fortalecer su carácter.

Tengo mucha paciencia y concentración en el bordado. Puedo estar horas y horas sin aburrirme o sentir la necesidad de 'salir de aquí'. Lo disfruto bastante. Es eso: toda mi experiencia de vida me ha formado como persona, me ha hecho tener esa dedicación y resiliencia para bordar, porque es un proceso muy lento, de paz… y creo que tengo esa capacidad. Es como un buen beneficio en mí, expresó.

Sobre su proceso creativo, la artista explica que no sigue un método lineal. Tras más de diez años bordando, ha evolucionado y, en ocasiones, trabaja de manera espontánea, guiada por la intuición y lo que le nace en el momento.

Cuando realiza obras más planificadas, primero visualiza la idea y luego hace distintos bocetos o dibujos, muchas veces con lápices de colores o tizas. Ahí decide la paleta que utilizará, para luego transferir el dibujo al tul y comenzar a bordar.

En cuanto al tiempo, comenta que depende del tamaño y de los detalles. Un retrato puede tomarle de dos a ocho meses, especialmente si no trabaja en él todos los días.

Sobre cómo logra captar la esencia de una persona con hilos y puntadas, Obando aclara que no busca retratar la esencia de nadie en particular, sino que prevalezca la suya propia: "Creo que ha sido prueba y error. Para lograrlo, voy probando distintos tonos, más claros para dar luz o sombra. Pero mi intención no es que el retrato tenga la esencia de otra persona, sino que quede como me gusta. Eso es lo que los hace únicos y diferentes", explicó.

Respecto a sus inspiraciones, en muchas ocasiones realiza autorretratos, aunque también se inspira en películas, fotografías o rostros de otras personas. Un detalle particular puede motivarla a plasmarlo en un bordado: "Muchas veces soy yo misma, como en autorretrato, y otras veces veo a amigas o personas que conozco. Si algo me llama la atención, pienso que podría reflejarlo en un bordado. No es necesariamente una persona en específico; son partes de un ser humano. Me gusta incorporar colores e hilos que resalten sobre el tul. Lo que más me atrae es lo que transmite la mirada o algún rasgo distinto".

Para ella, el proceso es más espontáneo: "Si uno planifica demasiado y fuerza las intenciones, no va a salir. En cambio, si lo hago porque me gusta, fluye, y eso es lo que al final llama la atención de las personas", afirmó.

Su mayor reto ha sido no creer en sí misma en ciertos momentos. A veces se siente sin inspiración o estancada: "Quisiera haber hecho una obra en poco tiempo. Tengo ideas de bordados enormes, pero me abruma pensar que me tomarán demasiado tiempo o que quizá no los logre", confesó.

Cuando se le preguntó por su lugar soñado para exponer, su respuesta fue alentadora: "Realmente, donde sea que me inviten o donde pueda llegar, yo voy a estar feliz, honestamente".

Finalmente, sobre el aporte de su trabajo a la escena artística costarricense, considera que el arte con hilos es innovador: "Costa Rica se destaca en pintura y escultura, y mi arte es distinto. Aporta otro tipo de material y medio. Es lindo ser parte de este mundo y poder incorporarlo con el bordado", concluyó.

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