¿Qué se vota y por qué importa? Claves para entender las elecciones en Japón
Japón se prepara para un domingo electoral decisivo. Los ciudadanos acudirán a las urnas para renovar la mitad de la Cámara Alta en unos comicios que podrían redefinir el rumbo político del país en un momento marcado por la incertidumbre.
Con una inflación persistente, una coalición gobernante debilitada y una ciudadanía cada vez más desencantada, esta elección no solo determinará quién controla el Parlamento, sino también cómo enfrentará Japón los desafíos del futuro.
Estas son cinco claves para entender qué está en juego.
1. ¿Qué se vota y cómo funciona el sistema?
Este domingo se renovarán 124 de los 248 escaños de la Cámara Alta del Parlamento japonés. Los senadores tienen mandatos de seis años, pero la cámara se renueva por mitades cada tres años, lo que garantiza continuidad institucional. A diferencia de la Cámara Baja, la Alta no puede ser disuelta, por lo que actúa como contrapeso en momentos de inestabilidad política.
El sistema electoral combina dos mecanismos. Por un lado, 74 escaños se eligen en distritos mediante un sistema de voto no transferible: cada votante escoge un solo candidato, y los más votados ganan según el número de escaños por distrito. Por otro lado, 50 escaños se asignan por representación proporcional a nivel nacional, con listas abiertas: los votantes pueden escoger un partido o un candidato específico dentro de la lista de ese partido.
Este diseño híbrido busca equilibrar la representación regional con el respaldo nacional de las formaciones políticas, aunque también favorece a los partidos tradicionales y dificulta la entrada de nuevas fuerzas sin una sólida estructura territorial.
2. ¿Cuál es el contexto político?
Estas elecciones serán un examen crucial para el gobierno liderado por el primer ministro Shigeru Ishiba, del Partido Liberal Democrático (LDP), que gobierna en coalición con la agrupación Komeito. Juntos, poseen actualmente 75 escaños no renovables. Para conservar la mayoría absoluta en la Cámara Alta —es decir, al menos 125 de los 248 asientos— necesitan ganar 50 de los 124 que están en disputa.
El contexto no es favorable. En las elecciones anticipadas de octubre de 2024, el oficialismo perdió el control de la Cámara Baja, lo que dejó al primer ministro liderando un gobierno en minoría. Esto ha dificultado la aprobación de leyes clave y ha obligado a negociar constantemente con una oposición fragmentada, pero cada vez más activa.
A esto se suma una creciente insatisfacción ciudadana. La inflación ha erosionado los ingresos reales, los escándalos de corrupción han dañado la imagen del gobierno, y la aprobación de Ishiba ha caído al 31%, según encuestas recientes. Para muchos analistas, el resultado de este domingo será decisivo para su continuidad en el cargo.
3. ¿Quiénes compiten y qué proponen?
En total, más de 500 candidatos compiten por un escaño, respaldados por una decena de partidos que abarcan un amplio espectro ideológico. La coalición gobernante LDP-Komeito busca conservar su influencia, mientras que la oposición se fragmenta entre varias fuerzas con propuestas distintas pero con un objetivo común: frenar al oficialismo.
El Partido Democrático Constitucional (CDP), principal formación opositora, promete combatir la desigualdad, aumentar el salario mínimo y frenar la reforma constitucional que impulsa el LDP. Dicha reforma busca modificar el artículo 9 de la Constitución japonesa, que prohíbe explícitamente el uso de la fuerza militar para resolver conflictos internacionales. El oficialismo pretende reconocer formalmente a las Fuerzas de Autodefensa como un ejército regular y ampliar sus funciones. Por su parte, el Partido de la Innovación de Japón (Ishin no Kai) plantea recortes fiscales y reformas estructurales, mientras que el Partido Comunista Japonés (JCP) defiende un programa centrado en salud, educación y oposición al militarismo.
También ganan protagonismo fuerzas emergentes como Reiwa Shinsengumi —de corte progresista— y Sanseito, un partido nacionalista, conservador y crítico de la inmigración, que ha conectado con sectores jóvenes y desencantados. En esta elección, además, se registra una participación histórica de mujeres candidatas, que representan cerca de un tercio del total, lo que marca un hito en una política tradicionalmente dominada por hombres.
4. ¿Qué dicen las encuestas?
Los sondeos más recientes muestran un escenario ajustado. La coalición LDP-Komeito ronda el 31% de apoyo: el LDP con aproximadamente 27% y Komeito con cerca de 4%. Sin embargo, entre un 32% y 40% de los votantes aún no ha decidido su voto, lo que deja la contienda abierta y sujeta a cambios de última hora.
Las proyecciones indican que el LDP podría ganar unos 34 escaños y Komeito alrededor de 9, lo que les daría 118 asientos en total. Si se confirma ese resultado, perderían la mayoría absoluta y dependerían de alianzas con fuerzas menores para avanzar en sus proyectos legislativos.
5. ¿Qué consecuencias podría tener el resultado electoral?
Si el oficialismo logra mantener la mayoría, podrá avanzar con reformas económicas, negociaciones internacionales y, potencialmente, con la revisión del artículo 9 de la Constitución pacifista, un tema históricamente polémico. Además, consolidaría el liderazgo de Ishiba y reforzaría la estabilidad institucional.
Pero si la coalición pierde el control de la Cámara Alta, el escenario se vuelve mucho más incierto. Podría haber bloqueos legislativos, mayores dificultades para aprobar presupuestos, y un debilitamiento del primer ministro que abra la puerta a disputas internas dentro del LDP o incluso a su renuncia.