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¿Qué es y cómo funciona el sistema de defensa antiaérea Patriot que Trump enviará a Ucrania?

Por Gustavo Arias | 16 de Jul. 2025 | 5:32 am

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció esta semana el envío de sistemas de defensa antiaérea Patriot a Ucrania, como parte de un nuevo paquete de ayuda militar que —según dijo— será financiado por países de la OTAN. El anuncio se da en un momento clave del conflicto y forma parte del ultimátum de 50 días que Trump lanzó a Rusia para alcanzar un alto el fuego.

El sistema Patriot podría cambiar las reglas del juego en el campo de batalla. Su capacidad para interceptar misiles balísticos y de crucero lo convierte en una herramienta crucial para reforzar la defensa aérea de Kiev, justo cuando Ucrania enfrenta una nueva ola de ataques nocturnos y bombardeos masivos sobre zonas urbanas.

¿Qué es el sistema Patriot?

El MIM-104 Patriot es un sistema móvil de defensa antiaérea y antimisiles de largo alcance, desarrollado por la empresa estadounidense Raytheon. Fue concebido a finales de los años 70 y entró en operación en 1984. En sus primeras versiones, estaba diseñado para interceptar aviones enemigos. Más adelante, evolucionó para enfrentar misiles balísticos (PAC-1 y PAC-2), y su versión más reciente (PAC-3) está optimizada para interceptar misiles tácticos de alta velocidad con mayor precisión.

Cada batería Patriot está compuesta por cuatro elementos principales:

  • Lanzadores móviles: camiones que transportan entre seis y ocho contenedores de misiles, con capacidad para varios interceptores por lanzador.
  • Radar de vigilancia: escanea el cielo, detecta amenazas aéreas y guía los misiles hacia sus objetivos.
  • Centro de control: coordina el sistema, evalúa las amenazas y autoriza los disparos.
  • Unidad de generación eléctrica: proporciona energía a todo el conjunto.

El sistema funciona mediante guía por radar. Una vez que se detecta una amenaza, el centro de control selecciona el misil más adecuado. El interceptor es lanzado y, gracias a un sistema de rastreo y guía en vuelo, se dirige hacia el blanco. Las versiones PAC-2 utilizan ojivas de fragmentación que explotan cerca del objetivo, mientras que las PAC-3 emplean impacto directo, lo que mejora la precisión.

Dependiendo de la versión, los misiles Patriot pueden alcanzar blancos a una altitud de hasta 20 kilómetros y a una distancia horizontal de entre 35 y 60 kilómetros.

Evolución tecnológica

El Patriot nació como parte de los esfuerzos de modernización del sistema de defensa aérea de Estados Unidos durante la Guerra Fría. Su primera prueba en combate ocurrió durante la Guerra del Golfo en 1991, cuando interceptó misiles Scud lanzados por Irak.

Desde entonces, el sistema ha sido actualizado constantemente. En la invasión a Irak en 2003, volvió a usarse con éxito. Más recientemente, ha sido utilizado por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos para interceptar misiles lanzados por los rebeldes hutíes en Yemen.

Israel también fue uno de los usuarios del Patriot, aunque en 2024 decidió retirarlo y sustituirlo por sistemas más modernos.

En la actualidad, más de 18 países operan este sistema. Entre ellos están Estados Unidos, Alemania, Países Bajos, Grecia, España, Polonia, Rumanía, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudita, Kuwait, Catar y Jordania. Su adopción global lo ha convertido en una pieza clave dentro de muchas arquitecturas nacionales de defensa.

¿Por qué Ucrania lo necesita con urgencia?

Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, Ucrania enfrenta una campaña sistemática de bombardeos con misiles de largo alcance y drones. Estos ataques han destruido infraestructura crítica y golpeado zonas urbanas, provocando muertes y desplazamientos. En junio de 2025, Ucrania vivió uno de los meses con más bajas civiles desde que comenzó la guerra.

Frente a esta amenaza constante, el sistema Patriot ofrece una de las pocas herramientas capaces de interceptar misiles balísticos y de crucero lanzados desde cientos de kilómetros. Expertos señalan que una sola batería puede proteger un área de entre 100 y 200 kilómetros cuadrados.

Actualmente, Ucrania cuenta con seis sistemas Patriot. Fueron entregados entre 2022 y 2023 por Estados Unidos, Alemania, Países Bajos y Rumanía. Sin embargo, el gobierno de Volodímir Zelenski ha reiterado que necesita al menos diez baterías adicionales para proteger las principales ciudades del país.

La nueva promesa de Trump

A principios de julio, el Pentágono anunció la suspensión temporal de algunos envíos militares a Ucrania por falta de inventario, lo que generó tensión en Kiev. Sin embargo, esta semana, durante una visita del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a Washington, Trump revirtió esa decisión y anunció el envío de nuevos sistemas Patriot. Además, afirmó que la Unión Europea asumirá los costos.

Aunque no precisó cuántas baterías se enviarán, Trump calificó el acuerdo como "un buen negocio para Estados Unidos". Alemania ya se comprometió a financiar al menos dos baterías. También se ha reportado que Grecia, España y Noruega aportarán fondos para reponer sistemas y municiones.

La decisión de Trump se anunció en paralelo con un ultimátum: Rusia tiene 50 días para poner fin a la guerra o enfrentarse a nuevas sanciones económicas. El anuncio también se da tras la aprobación, por parte de la OTAN, de un aumento del 5% en el gasto en defensa, tal como había exigido Trump semanas atrás.

¿Puede cambiar el rumbo de la guerra?

El despliegue masivo de sistemas Patriot no resolverá por sí solo el conflicto, pero puede cambiar el equilibrio en el campo de batalla. Al dificultar los ataques rusos contra ciudades y objetivos estratégicos, se incrementan las posibilidades de que las fuerzas ucranianas se reorganicen y mantengan posiciones clave sin sufrir ataques aéreos constantes.

Sin embargo, los analistas advierten que el Patriot no es una solución total. Su alcance se limita a ciertas amenazas específicas —misiles balísticos y de crucero—, mientras que los drones continúan siendo una preocupación difícil de contrarrestar. A eso se suma su alto costo: una batería puede superar los $1.000 millones y cada interceptor cuesta alrededor de $4 millones.

Por eso, más allá de su potencia tecnológica, el impacto del Patriot dependerá de su integración con otros sistemas de defensa, la capacidad de mantenimiento y la rapidez con la que se despliegue.

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