¿Qué es el Tren de Aragua? La poderosa pandilla de Venezuela cuya célula operaba en Costa Rica
Una célula vinculada al Tren de Aragua fue desarticulada esta semana tras múltiples allanamientos liderados por el OIJ y la Fiscalía
El Tren de Aragua es la estructura criminal más poderosa de Venezuela y el único grupo delictivo de ese país que ha logrado afianzarse en el extranjero. La organización pasó de ser una banda carcelaria a convertirse en una amenaza de alcance transnacional, con un amplio portafolio de actividades criminales.
Varios sujetos vinculados con una célula del grupo operaban en Costa Rica y fueron detenidos este martes, al figurar como sospechosos de liderar una red de explotación sexual de mujeres venezolanas, así como de cometer un doble asesinato.
Es la primera vez que se confirma la operación de personas relacionadas con esta mega pandilla en territorio costarricense. El Tren de Aragua ya tiene presencia consolidada en países como Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Chile.
Justamente esta misma semana, la justicia chilena impuso penas que suman 300 años de cárcel —incluidas cinco cadenas perpetuas— a 12 integrantes de la cúpula de la banda en ese país, según la fiscalía.
La expansión de este grupo criminal por varios países se facilitó por el masivo éxodo venezolano de los últimos años. Desde la prisión de Tocorón, en el estado Aragua, la banda supervisaba y se beneficiaba de células establecidas en el extranjero.
Fue hasta septiembre de 2023 cuando 11 mil policías y militares venezolanos irrumpieron en Tocorón, aparentemente para retomar el control del centro penitenciario que hasta entonces funcionaba como el cuartel general del grupo. A pesar del golpe, la cúpula del grupo escapó y sus células transnacionales continuaron operando.
Del control carcelario al control migratorio
El nombre de la organización podría tener su origen en un sindicato vinculado a una obra ferroviaria inconclusa. Sin embargo, fue Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias Niño Guerrero, quien la transformó durante su encarcelamiento, según el sitio especializado InSight Crime.
Bajo su liderazgo, Tocorón se convirtió en una de las prisiones más infames de Venezuela, en gran medida por una política no oficial del gobierno que cedió el control de ciertos penales a jefes criminales conocidos como pranes.
Esa autonomía, sumada a los ingresos ilícitos de la banda, permitió la construcción de un zoológico, una piscina, un parque infantil, un restaurante y un club nocturno dentro del centro penitenciario.
Con el poder consolidado en la cárcel, el Tren de Aragua comenzó su expansión. Primero lo hizo en el barrio San Vicente, donde impuso un férreo control social y recibió incluso recursos estatales a través de su fundación "Somos El Barrio JK".
Otras bandas criminales de la zona, como el Tren del Llano, pactaron con el grupo de Tocorón. Sin embargo, tras el asesinato de un líder en 2016, el grupo comandado por Guerrero tomó sus territorios en Aragua y parte del estado Guárico.
En los años siguientes, la pandilla se extendió a otros estados mediante alianzas con grupos menores, hasta alcanzar presencia en al menos cinco estados adicionales.
Durante ese proceso, amplió su portafolio delictivo: extorsión, secuestro, trata de personas con fines de explotación sexual, tráfico de migrantes, contrabando, minería ilegal, narcomenudeo, ciberdelincuencia y robo.
Expansión internacional
El salto al extranjero ocurrió hacia 2018, cuando el grupo intentó establecerse en la frontera entre Venezuela y Colombia, específicamente entre el estado Táchira y el departamento de Norte de Santander.
Allí se enfrentó a grupos criminales colombianos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), disputándose el control de pasos clandestinos o trochas, zonas claves para el narcotráfico, el contrabando y el tráfico de personas.
El Tren de Aragua se afianzó en La Parada, población fronteriza colombiana, donde miles de migrantes venezolanos ingresaban al país. Mientras los grandes grupos colombianos se enfocaban en el narcotráfico, el Tren de Aragua sistemáticamente explotó a los migrantes mediante extorsión, tráfico y trata.
Entre 2018 y 2023, la organización construyó una red criminal transnacional, con células en Colombia, Perú y Chile, y presencia esporádica en Ecuador, Bolivia y Brasil. Avanzaron bajo el radar al centrarse en migrantes venezolanos y se infiltraron en economías delictivas locales mediante violencia selectiva.
Además del tráfico de personas y migrantes, estas células operan redes de préstamos ilegales (gota a gota), secuestros, extorsiones, microtráfico y robos. Cada célula se especializa según las condiciones locales.
Debido a su creciente violencia, autoridades de varios países comenzaron a tomar acciones. Venezuela retomó el control de Tocorón en 2023 y Chile, Perú y Colombia han ejecutado operaciones a gran escala desde 2022.
Bajo mira de EE. UU.
Estados Unidos ha detectado células del Tren de Aragua en al menos 16 estados. En julio de 2024, el gobierno de Joe Biden lo declaró "organización criminal transnacional" y, en enero de 2025, la administración de Donald Trump lo catalogó como "grupo terrorista".
Trump ha usado la amenaza del Tren de Aragua para justificar medidas migratorias y de seguridad. En febrero de 2025, invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, alegando que el grupo "invadió" EE. UU. bajo órdenes de Nicolás Maduro. Cientos de migrantes venezolanos han sido deportados, muchos sin pruebas formales.
En Nueva York, al menos 24 miembros activos fueron identificados, algunos en la cárcel de Rikers Island. En Florida, un miembro fue acusado de matar a un expolicía. En Texas, Luisiana y Nueva Jersey desmantelaron una red de tráfico sexual vinculada al grupo.
Aunque aún no está claro si opera bajo una jerarquía en EE. UU. o si actúan como células independientes, el gobierno ha intensificado la persecución.
Cabecillas
Alias Niño Guerrero escapó antes de la operación e intervención en Tocorón, tras ser alertado, según organizaciones de la sociedad civil venezolana. Su paradero es desconocido.
Registros judiciales muestran que Guerrero inició su carrera criminal en 2005 tras asesinar a un policía. Se fugó en 2012, fue recapturado en 2013 y desde entonces consolidó la organización.
En julio de 2024, EE. UU. ofreció una recompensa de $12 millones por información sobre Guerrero y otros líderes, como Giovanny San Vicente, alias El Viejo, que se presume también está en Colombia.
Pese a su dispersión, documentos judiciales indican que la banda ha mantenido una estructura jerárquica y que varios lugartenientes rotan entre países.
El grupo operó con fuerza en los estados venezolanos de Carabobo, Sucre, Guárico y Lara, pero perdió terreno tras la caída de Tocorón. Actualmente, mantiene operaciones en Bolívar a través de Petrica y su sindicato.
Sus actividades se concentran en pasos fronterizos usados por migrantes, como las fronteras entre Venezuela y Colombia, Perú y Chile, y Bolivia y Chile. También hay células en zonas urbanas con grandes comunidades venezolanas: Bogotá, Lima y Santiago.
Operación en Costa Rica
La Fiscalía Adjunta contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes, junto con la Sección de Violencia de Género y la Sección de Homicidios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), ejecutaron al menos siete allanamientos para desarticular la célula.
Se detuvo a once personas, entre ellas un ecuatoriano, una mujer nicaragüense y varios hombres venezolanos. Las intervenciones se realizaron en Barrio México y La Merced, en San José; así como en Jacó de Garabito y en el cantón central de Alajuela.
La investigación inició en noviembre de 2024, tras una denuncia confidencial. Según la Fiscalía, al menos 12 personas de nacionalidad venezolana integraban la red y operaban principalmente en la Gran Área Metropolitana.
La organización asumía el costo del traslado de las mujeres desde Venezuela, a cambio de que prestaran servicios sexuales para "pagar la deuda". Las supuestas infracciones impuestas impedían que salieran de la red. Las autoridades también documentaron un patrón de maltrato físico y psicológico.