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Por qué el Cambio Climático es una realidad irrefutable

Por Agencia | 24 de Sep. 2023 | 4:51 am

Durante los últimos meses, se han elevado numerosas voces cuestionando la realidad de la existencia del Cambio Climático. Se enumeran diversos argumentos que se entremezclan con posiciones políticas y económicas. Se dice que el tema del Cambio Climático es una farsa inventada por ciertos sectores para obligar a la sociedad mundial a tomar medidas cuyo objetivo final no clarifican. Sin embargo, dado que se insiste mucho en el tema, vale la pena repasar algunos elementos sustanciales que nos indican que el Cambio Climático es una realidad irrefutable.

Temperatura de la atmósfera durante los últimos 800 mil años: la temperatura de la atmósfera terrestre y de los océanos es el principal factor que controla y regula el clima y la condición del tiempo.

Se ha observado que existe una relación directa entre el contenido de dióxido de carbono (CO2) contenido en la atmósfera respecto a la temperatura media de la atmósfera del planeta.

Por medio de estudios científicos de microfósiles de plancton marino, así como de capas de hielo de cientos de miles de años almacenadas en glaciares y capas de hielo de zonas polares, ha sido posible determinar las temperaturas promedio de la atmósfera en el pasado geológico y también, del contenido de CO2 en la atmósfera de nuestro planeta. Estos estudios se vienen haciendo desde hace muchas décadas y hay numerosas publicaciones científicas sobre estos temas.  Mucha de esta información puede ser consultada en la Organización Metereológica Mundial (OMM) y el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (PICC).

De esta manera, ha sido posible construir una gráfica que registra el contenido de CO2 en la atmósfera durante los últimos 800 mil años.

Los estudios científicos recientes (por ejemplo: Luthi, D., et al., 2008; Etheridge, D.M., et al. 2010; datos de los núcleos de hielo de Vostok/J.R. Petit et al.; registro de CO2 de Mauna Loa de la NOAA, entre otros), señalan que, en los últimos 800.000 años, la concentración de CO2 en la atmósfera fluctuó entre las 170 y 280 partes por millón.

Durante ese periodo de tiempo se dieron ciclos naturales con picos y bajos en el contenido de CO2, que marcaron, también, picos y bajos en la temperatura (de la atmósfera y los océanos) que determinaron el desarrollo de periodos de glaciación e interglaciares que afectaron todo el planeta.

Los contenidos mínimos promedio de CO2 eran de 160 a 180 ppm, mientras que los contenidos máximos se encontraban en el rango de 260 a 280 ppm. Durante todo ese largo periodo de tiempo no se dio ninguna anomalía extraordinaria y las fluctuaciones climáticas fueron estables.

Anomalía del Antropoceno: los estudios geológicos y paleoclimáticos nos indican que para el último bajo de temperatura en la atmósfera del planeta ocurrió una glaciación cuya finalización dio paso al periodo geológico llamado Holoceno. Este cambio ocurrió hace aproximadamente 8 mil años antes del presente.

Desde ese momento comenzó un nuevo periodo interglaciar. La temperatura de la atmósfera se incrementó poco a poco, de forma natural, junto con el contenido de CO2.

Durante el Holoceno la relativamente estable temperatura determinó periodos de estabilidad climática que favorecieron el florecimiento de la civilización humana en muchos lugares del planeta. Se desarrolló y fortaleció la agricultura que garantizó el abastecimiento de alimentos a una población humana creciente, lo que facilitó que se pudiera dedicar, también, al desarrollo de las artes y las ciencias, así como otras actividades no tan provechosas como la guerra.

No obstante, desde los últimos 170 años, y de forma enormemente acelerada en las tres últimas décadas, el contenido de CO2 en la atmósfera se elevó de forma muy abrupta hasta alcanzar valores de 423 partes por millón y una temperatura muy cercana a los 1,2° grados por encima de la Temperatura de la atmósfera planetaria en el año 1.800.

Esta anomalía de incremento de CO2 en la atmósfera ocurre dentro de un nuevo periodo geológico al que se ha denominado Antropoceno. Se vincula el origen de este periodo con el inicio de las actividades industriales en el mundo, y al inicio de un sistema económico altamente depredador, que se ubican, aproximadamente en el año 1.800.

A partir de este límite de tiempo se dan una serie de fenómenos que se interrelacionan, como son: a) el incremento muy rápido de la población humana y su consumo, b) los acelerados cambios en el uso del suelo y la pérdida de los ecosistemas boscosos, c) la rápida pérdida de especies y de la biomasa en los ecosistemas del mundo, entre otros elementos, como el desarrollo de una contaminación creciente.

Causas de la anomalía de incremento de CO2 en la atmósfera:  De acuerdo con la Agencia de Protección del Ambiental de los Estados Unidos de América (EPA, por sus siglas en inglés) el coeficiente promedio de dióxido de carbono (CO2) de gases licuados de petróleo es de 235.7 kilogramos de CO2 por barril de petróleo de 42 galones.

El quemado del petróleo y sus derivados, así como otros combustibles fósiles como el carbón mineral, además de emitir dióxido de carbono, produce otros gases tales como el metano, el óxido nitroso, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles distintos del Metano y dióxido de azufre. Casi todos son gases que producen efecto invernadero y, por tanto, incremento en la temperatura de la atmósfera.

La humanidad empezó a quemar hidrocarburos y combustibles fósiles (petróleo, principalmente) desde finales del siglo XIX. Sin embargo, por la cantidad de población existente en ese momento, no fue hasta la década de la segunda guerra mundial cuando los efectos de ese quemado se volvieron significativos desde el punto de vista del equilibrio ambiental de la Ecosfera terrestre.

Desde el final de la segunda guerra mundial en 1945 hasta ahora, se ha quemado el 85 % del total de los hidrocarburos consumidos. Desde 1990 se ha quemado la mayor parte (52.74 %). Durante este mismo tiempo la temperatura de la atmósfera se ha incrementado muy rápidamente y, además, toda la Ecosfera terrestre se ha deteriorado y desequilibrado severamente.

Esta situación de origen absolutamente humano es lo que ha generado una anomalía en el contenido de CO2 en la atmósfera y que ha provocado la situación de aumento rápido de la temperatura de la atmósfera y, consecuentemente, la Crisis Climática en que nos encontramos y que sigue en incremento.

En la actualidad, en el mundo se producen y consumen cerca de 100 millones de barriles de petróleo al día. La gran mayoría de todo ese petróleo se quema para el transporte terrestre, aéreo y marítimo. Por ejemplo, un vehículo de gasolina produce, en promedio, 8 toneladas al año de CO2 por quemado de ese combustible.

A modo de referencia, en el 2021 la emisión total de CO2 por quemado de hidrocarburos fue de 36.300 millones de toneladas. Para la fecha en que se escribe este artículo (08.09.2023), los datos de estadísticas mundiales señalan que la cantidad de emisiones que se han producido, solo en lo que llevamos de este año, es de casi 25 mil millones de toneladas (según los datos de "Carbon Dioxide Information Analysis Center (CDIAC) – United States Department of Energy").

Es absolutamente claro y lógico que la anomalía que representa el rápido incremento de CO2 en la atmósfera y, por tanto, de la temperatura, tiene que ver con la intervención humana. Esta intervención opera en todo el planeta y genera un efecto acumulativo. La cantidad de millones de toneladas de CO2 producido desde finales del siglo XIX hasta ahora no puede ocultarse. Es una emisión que ha existido y que es irrefutable.  Cuestionar su existencia, obviando los datos científicos y poniendo en duda la situación, no es para nada productivo, pues debilita los esfuerzos de ralentización que ni siquiera han comenzado.

Otros factores de confirmación y que reiteran la situación de desequilibrio de la Ecosfera terrestre: los datos de la Organización Metereológica Mundial (OMM), de la ONU, de la NASA y otras diversas fuentes internacionales y nacionales son claros. Nos indican que los últimos ocho años, han sido los años más calientes desde que se tienen registros, siendo, cada año, más caluroso que el anterior.

Se trata de una tendencia en crecimiento que se refleja de muy diversas formas: olas de calor anómalas con temperaturas pico cada vez más altas, enormes incendios forestales que devastan bosques, tormentas y huracanes tropicales caracterizadas por grandes precipitaciones y que provocan grandes daños ambientales por inundaciones y deslizamientos, incremento de los fenómenos de desertificación, aumento de la temperatura de los océanos y afectación al sistema de circulación de corrientes oceánicas, entre otros muchos fenómenos que ocurren en el planeta.

Pero además de la situación de crisis que hay con el tema de la temperatura de la atmósfera de nuestro planeta. Existe una serie de factores planetarios que también están en un estado de deterioro global. En general, son independientes al tema de la temperatura y encuentran su origen en los impactos ambientales que tienen las actividades humanas en todo el planeta. Son acumulativos y están en incremento.

Esos otros factores corresponden con: la Biomasa de los ecosistemas que está en clara reducción y que se vincula a un nueva Extinción Masiva de Especias; la disminución en la Biodiversidad, los crecientes problemas que hay con el agua y el abastecimiento de las poblaciones, la contaminación de las aguas dulces y marinas con nutrientes que se usan en la agricultura, la contaminación de las aguas marinas con residuos como los microplásticos, la producción de aerosoles que contaminan el aire, principalmente en las grandes urbes, donde cada vez se concentra más la población y que es la causante de la muerte de más de siete millones de personas por año.  A esto se suma la pérdida de bosques y de suelos, la liberación de metano en los bosques boreales, así como la desertificación originada por una mala gestión y planificación del territorio.

Así las cosas, nos encontramos, como humanidad ante una situación ambiental crítica y real. Desafortunadamente, debido al tamaño de nuestro planeta, no tomamos conciencia objetiva de cuan grave es la situación. Seguimos creyendo que se trata de un tema lejano y que, en general, no nos afecta de forma directa. Creemos que con reciclar y ahorrar agua y energía ya estamos contribuyendo a resolver esos problemas ambientales globales. Como hemos dicho, aunque esas acciones son importantes, hace falta mucho más. A este respecto hemos recalcado la importancia de realizar una efectiva gestión del territorio por medio de los gobiernos locales y sus comunidades. Todos podemos incidir en la aplicación de soluciones.

En resumen, tenemos que tomar conciencia de que el Cambio Climático existe y es real. No es un invento. Está operando y su origen se debe a la intervención de los seres humanos. Tomar conciencia de ello es el primer paso para empezar a buscar soluciones a esta grave situación.

Geólogo ambiental y Doctor en Ciencias Naturales

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