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¿Por qué Siria está al borde de una nueva guerra civil?

País sigue sumido en una crisis económica devastadora, tensiones sectarias crecientes y una violencia que no se detiene

Por Gustavo Arias | 27 de May. 2025 | 5:51 am

Desde la caída del régimen de Bashar al-Asad en diciembre de 2024, Siria vive una etapa de profunda inestabilidad. Aunque se formó un Gobierno interino liderado por el exrebelde suní Ahmed al-Sharaa, el país sigue sumido en una crisis económica devastadora, tensiones sectarias crecientes y una violencia que no se detiene.

La ONU ya advirtió que Siria enfrenta un "peligro real de un nuevo conflicto armado", mientras que el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijo que el país está "al borde del colapso". Esas declaraciones encendieron de nuevo las alarmas: se teme una nueva guerra civil y el resurgimiento del Estado Islámico.

Hoy, el país está dividido de facto, el Gobierno interino controla solo algunas zonas del centro y del sur, el 90% de la población vive bajo el umbral de pobreza y más de 16 millones de personas requieren ayuda humanitaria.

¿Qué grupos están en disputa?

Actualmente, varias fuerzas militares y políticas compiten por el control de Siria:

  • Gobierno interino vs. restos del régimen de al-Asad: Aunque al-Asad fue depuesto, aún existen milicias leales activas, sobre todo en la zona costera. El Gobierno interino, dominado por islamistas suníes, ha intentado aplastar estos focos rebeldes. En marzo, más de 900 civiles alauitas (grupo religioso al que pertenece al-Asad) murieron en combates en la región litoral.
  • Fuerzas Democráticas Sirias (FDS): Esta alianza kurdo-árabe, que controla el noreste del país, firmó un acuerdo con el Gobierno interino para reincorporarse al Estado sirio, pero conservando cierta autonomía militar y fiscal.
  • Rebeldes islamistas y fuerzas aliadas a Turquía: El grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una escisión de al-Qaeda, lideró la ofensiva que derrocó a al-Asad. Hoy controla parte del noroeste. También opera el Ejército Nacional Sirio, respaldado por Turquía en regiones fronterizas del norte. Ambos tienen intereses propios y a menudo chocan con el Gobierno interino y las FDS.
  • Milicias locales: En zonas como Suweida (de mayoría drusa) y regiones cristianas del oeste, surgieron grupos armados que actúan de forma autónoma para proteger a sus comunidades, ante la percepción de abandono.
  • Extremistas yihadistas: El Estado Islámico, aunque muy debilitado, ha empezado a reaparecer. Desde enero de 2025 se han reportado atentados y emboscadas.

¿Qué papel juegan los actores internacionales?

La caída de al-Asad cambió por completo el tablero geopolítico en Siria:

  • Estados Unidos, bajo la nueva administración de Donald Trump, levantó temporalmente las sanciones para facilitar la reconstrucción, a cambio de que se frene el regreso del Estado Islámico y se limite la presencia de milicias extranjeras.
  • La Unión Europea hizo lo mismo, mientras Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos prometieron inversiones para la reconstrucción.
  • Turquía sigue teniendo un papel clave en el norte, mientras que Rusia, antiguo aliado de al-Asad, mantiene bases militares y ha abierto canales de diálogo con el nuevo Gobierno.
  • Irán, en cambio, ha perdido influencia.
  • Israel observa con preocupación lo que ocurre, por el temor de que el caos favorezca a grupos como Hezbolá, en Líbano.

¿Qué pasó tras la caída de al-Asad?

En noviembre de 2024, una ofensiva relámpago liderada por HTS permitió a los rebeldes tomar Alepo y avanzar rápidamente hacia Damasco. Bashar al-Asad huyó del país —según fuentes rusas, hacia Moscú— y su régimen colapsó.

En enero de 2025 se formó un Gobierno de transición encabezado por Ahmed al-Sharaa. Este nuevo liderazgo prometió elecciones presidenciales en 5 años, incluyó a representantes de minorías en cargos clave y aprobó una nueva declaración constitucional basada en la sharia (ley islámica), pero con garantías de libertades básicas.

En marzo se firmó un acuerdo con las FDS, clave para intentar reunificar el país. Sin embargo, la situación sigue siendo frágil y peligrosa. Analistas comparan el escenario con el Irak post-Hussein: una transición desordenada, marcada por violencia y riesgo de fragmentación.

¿Qué similitudes tiene con el caso de Irak?

Las comparaciones con Irak después de la caída de Saddam Hussein son inevitables:

  • En ambos casos, un régimen autoritario sostenido por una minoría (suníes en Irak, alauitas en Siria) cayó, y el poder pasó a manos de la mayoría (chiíes en Irak, suníes en Siria).
  • En Irak, eso derivó en la exclusión de los suníes del nuevo poder, lo que alimentó una insurgencia y dio paso al Estado Islámico. En Siria, hay temor de una dinámica similar: las recientes masacres contra civiles alauitas generan preocupación sobre un posible ciclo de venganza sectaria.
  • Además, como en Irak, Siria está fragmentada territorialmente, con múltiples grupos armados y actores internacionales en juego. Esto dificulta cualquier intento de pacificación y deja espacio para que el extremismo vuelva a ganar terreno.

¿Cómo está dividido el país actualmente?

Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, el mapa territorial actual de Siria es el siguiente:

  • El Gobierno interino domina partes del centro y el sur del país.
  • Las FDS controlan el noreste, con autonomía militar.
  • HTS y otros grupos islamistas controlan zonas del noroeste y Alepo.
  • Turquía y el Ejército Nacional Sirio están presentes en franjas del norte.
  • Las zonas costeras (Latakia y Tartus) tienen presencia de milicias leales a al-Asad.
  • En el sur, grupos drusos y otras milicias funcionan de forma independiente.

¿Es real el riesgo del regreso del Estado Islámico?

Sí. Las condiciones actuales —vacío de poder, pobreza extrema, rivalidades sectarias y múltiples actores armados— son muy parecidas a las que permitieron el ascenso del Estado Islámico en 2014. La ONU ya ha documentado un aumento en sus ataques, especialmente en zonas rurales y fronterizas.

Estados Unidos condicionó su apoyo al nuevo Gobierno a una lucha efectiva contra estos grupos. Pero si el conflicto se agrava, el yihadismo podría volver a ser una amenaza global, usando a Siria como base de operaciones.

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