Logo

¿Por qué California es el epicentro de la resistencia latina contra Trump?

Por Gustavo Arias | 12 de Jun. 2025 | 6:49 am

En California, protestar no es novedad. La historia, la geografía y la cultura han convertido a este estado en un bastión de las luchas por los derechos civiles y las causas progresistas. Hoy, esa tradición tiene un rostro claro: el de la comunidad latina.

En ciudades como Los Ángeles, San Diego y San Francisco, miles han salido a las calles en rechazo a las redadas migratorias ordenadas por Donald Trump. Sin embargo, la respuesta del presidente fue subir la apuesta: desplegó a la Guardia Nacional y envió marines.

El movimiento ha generado enfrentamientos, detenciones y episodios de vandalismo. Pero también encendió una chispa que se está propagando a otros estados como Texas, Arizona y Nueva York.

Estos son los factores que explican el por qué California es el corazón de este movimiento.

¿Minoría?

Llamar "minoría" a los latinos en California ya no tiene sentido. De los casi 39 millones de habitantes del estado, más de 15 millones son de origen hispano. Es decir, el 40% de la población. En ciudades como Los Ángeles o San José, el español se escucha tanto como el inglés, y muchas familias se identifican como mexicanoamericanas, centroamericanas o, simplemente, latinas.

Pero esto va más allá de las cifras. La presencia latina se siente en el día a día: en los supermercados que venden pupusas y tortillas, en los murales donde aparecen Frida Kahlo y Emiliano Zapata, en las radios que suenan con reguetón, cumbia o corridos tumbados.

California se ha construido —literalmente— con manos latinas. Desde los campos agrícolas del Valle Central hasta los obreros que levantan rascacielos en San Francisco, el trabajo migrante ha sido la fuerza silenciosa detrás del crecimiento del estado más rico del país.

Cultura chicana

Esa profunda presencia fue el caldo de cultivo para el nacimiento de la cultura chicana, una identidad que abraza la mezcla y que tiene su cuna en California. A mediados del siglo XX, jóvenes de origen mexicano comenzaron a llamarse chicanos como una forma de afirmar que no eran solo mexicanos o estadounidenses: eran ambos, y algo más.

En los años 60 y 70, el movimiento chicano cobró fuerza. Inspirados por figuras como César Chávez y Dolores Huerta, miles de estudiantes, campesinos y artistas exigieron derechos laborales, educación bilingüe, respeto cultural y el fin de la discriminación.

Ese legado sigue vivo en barrios como East L.A., donde los murales cuentan historias de lucha y orgullo. Allí, hablar español es tan común como vestir camisetas de Selena o colgar banderas de México junto a la del arcoíris LGBTQ+.

Protestas históricas

California ha sido, por décadas, tierra fértil para la protesta. En los años 60, Los Ángeles fue epicentro de la revuelta de Watts contra la brutalidad policial. San Francisco albergó a Harvey Milk, el primer político abiertamente gay elegido en EE. UU. En 1992, la golpiza al taxista negro Rodney King, por parte de varios agentes de policía blancos, desató una de las mayores rebeliones urbanas del país en Los Ángeles.

La comunidad latina también tiene su propio historial de protestas en California. En 1968, miles de estudiantes chicanos protagonizaron los famosos "walkouts" para exigir una educación sin racismo. En 1994, la Proposición 187 —que buscaba negar servicios públicos a los indocumentados— también generó una movilización masiva, liderada por jóvenes latinos.

En 2006, miles de inmigrantes —en su mayoría latinos— salieron a las calles contra la ley HR4437, que criminalizaba a indocumentados y a quienes los ayudaran. Fue una de las mayores protestas en la historia moderna de EE. UU.

En 2020, tras el asesinato de George Floyd, California volvió a ser epicentro de manifestaciones. En ciudades como Oakland, Fresno y Sacramento, miles de latinos se unieron al movimiento Black Lives Matter. No solo por solidaridad, sino para denunciar también el racismo policial que afecta a sus comunidades.

Más recientemente, entre 2023 y 2024, se multiplicaron las huelgas encabezadas por trabajadores agrícolas y repartidores latinos, que exigieron mejores condiciones tras la pandemia y resistieron intentos de recortar sus derechos laborales.

Estado santuario

Desde 2017, California se autodenomina oficialmente "estado santuario". Esto limita la colaboración de autoridades locales (como policías o cárceles) con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Por ejemplo, la policía no puede preguntar por estatus migratorio durante arrestos rutinarios, y las cárceles estatales no retienen a personas solo por ser indocumentadas —salvo que tengan antecedentes penales graves—. Sin embargo, el ICE sí puede actuar de forma independiente en el estado.

Para Trump, esta política es "inadmisible". Durante su primera presidencia, el republicano intentó retirar fondos federales a California por ello, pero los tribunales bloquearon su intento.

Donde Trump nunca ganó

California no solo es progresista: es uno de los estados que más consistentemente ha rechazado a Trump en el país.

En las tres elecciones donde compitió, el republicano perdió por márgenes amplios. En 2016 obtuvo solo el 31,6% de los votos, en 2020 mejoró levemente al 34,3% y en 2024 —a pesar de ganar en 45 condados— volvió a quedarse atrás con el 38,3%, su mejor resultado en dos décadas pero insuficiente contra los 58,5% de Kamala Harris. La vicepresidenta, aunque recibió 1,8 millones de votos menos que Biden en 2020, mantuvo la ventaja demócrata con una diferencia de 3,2 millones de votos.

En general, el Partido Republicano lleva décadas perdiendo terreno en el estado, sobre todo por su discurso antiinmigrante, su rechazo a los derechos LGBTQ+, al control de armas y a la acción climática. Hoy, su representación en el Congreso estatal es mínima, y las principales ciudades —San Francisco, Los Ángeles, San Diego, Sacramento— son bastiones demócratas.

Frontera transitada

California no solo limita con México: está profundamente entrelazada con él. La frontera entre San Diego y Tijuana es la más transitada del mundo, con un promedio de 100.000 cruces diarios. Entre ellos hay 40.000 trabajadores transfronterizos legales, 25.000 estudiantes binacionales y miles de familias divididas por un muro que, en la práctica, es más simbólico que real para quienes viven en la región metropolitana compartida.

En California, la migración no es un tema lejano. Es parte del día a día. Muchos de los que hoy protestan contra las redadas tienen un hermano, un primo o un vecino que cruzó la frontera.

Comentarios
1 comentario
OPINIÓNPRO