Paola, la joven madre que decidió vivir con valentía tras un diagnóstico devastador

Paola, la joven madre que decidió vivir con valentía tras un diagnóstico devastador
Hace tres años, la vida de Paola Arroyo Mora, una joven madre de 28 años, cambió por completo tras recibir un diagnóstico que nadie espera: esclerosis sistémica difusa, una enfermedad autoinmune rara y progresiva que ha deteriorado poco a poco su salud física, pero que ha fortalecido su espíritu.
Madre de una niña de cuatro años, Paola ha enfrentado cada día con una determinación que conmueve. Aunque su cuerpo ha ido perdiendo fuerza y funciones, su mente y su corazón se han aferrado con firmeza a la vida.
"Cuando me diagnosticaron, duré como un año con depresión. Después dije: 'no puedo rendirme, tengo una hija'. Yo quiero verla crecer. Mi hija y mi esposo son mi motor. Vivo el día a día".
Una enfermedad que no llega sola
La esclerosis sistémica difusa afecta diversos órganos del cuerpo. En Paola, esta enfermedad ha desencadenado fibrosis pulmonar, neuropatía, artritis reumatoide, y una parálisis del esófago y el estómago. Todo esto ha provocado una desnutrición severa, ya que no logra retener los alimentos y ha perdido cerca de 90 kilos: pasó de pesar 135 a apenas 47.
Actualmente, sus pulmones tienen una capacidad funcional del 65%, y el simple hecho de caminar, abrir una botella o levantarse sola ya no es posible. Usa pañales, requiere ayuda para mudarse y muchas veces es su hija pequeña quien, con ternura e inocencia, le ayuda a vestirse.
"Mis manos se me cerraron. No puedo abrir cosas, no puedo agacharme… Mi hija hasta me pone los pañales a veces. Yo tomo 28 pastillas al día y cada 15 días me inyecto un medicamento que es como una quimioterapia. Además, estoy esperando estudios para alimentarme por sonda", explica.
Un diagnóstico con fecha límite
Hace un año, los médicos le dieron una estimación brutal: le quedarían aproximadamente dos años de vida. Ya pasó uno. Y en lugar de caer en desesperanza, Paola decidió vivir con más intensidad.
"Sé que al final del día me va a doler todo… pero no importa. Si puedo salir con mi esposo y mi hija, aunque sea al mall, ya eso me hace feliz. Me inspira. Yo no pienso en qué va a pasar mañana. Hoy estoy viva", afirma.
De existir a vivir con propósito
Antes de enfermarse, Paola admite que vivía una vida sedentaria, enfocada solo en el día a día sin mayor propósito. Pero la enfermedad la transformó.
"Lamentablemente, antes de esto yo solo existía. No apreciaba nada. Ahora trato de dejar mi huella, de motivar a las personas. La vida me obligó a cambiar la perspectiva".
Paola tiene claro que quiere ser un ejemplo de lucha, no desde la lástima, sino desde la esperanza real y profunda.
"A quien recibe un diagnóstico difícil, le diría que es un proceso muy duro… pero se logra. Se logra ver la vida con amor. Se logra apreciar lo mínimo. Hay días muy malos, sí, pero también días donde uno agradece poder estar en familia".
Una voz para otros
Paola no solo enfrenta su enfermedad, también quiere ayudar a otros. Ofrece escuchar a quien lo necesite, compartir su experiencia y brindar consuelo desde la empatía.
"Si alguien necesita ser escuchado, yo voy a estar. Este proceso es durísimo, pero se puede. Es un sube y baja, pero se logra salir adelante con amor y con agradecimiento", dice.
Paola lanzó un mensaje que espera que muchos atesoren:
"Pongan atención a su cuerpo, a cada señal. Hacerse un examen puede salvarles la vida. Valoren la salud. Vivan, disfruten, amen… aunque sea lo más pequeño. Enójense si es necesario, pero solo un ratito. Luego, respiren y sigan".
Paola no sabe cuánto tiempo más tiene. Pero lo que sí tiene claro es que su vida tiene propósito. Y ese propósito se llama amor.