Nunca la búsqueda del desarrollo productivo y el crecimiento económico estuvieron tan ligados a la mejora del talento humano como en nuestros días. La posibilidad de contar en las organizaciones con personas competentes, con conocimientos técnicos y habilidades blandas y lingüísticas, es un reto mayúsculo que guía esfuerzos individuales, empresariales, nacionales e incluso globales.
Este afán en la búsqueda y construcción de talento no es fortuito. El desarrollo del talento humano trascendió su consideración meramente social para posicionarse como una vía indispensable para lograr el adelanto productivo y empresarial. Para ilustrar, citemos al académico y escritor Idalberto Chiavenato cuando afirma contundentemente: "las organizaciones cambian sus conceptos y modifican sus prácticas administrativas para movilizar y utilizar con plenitud a las personas en sus actividades. En lugar de invertir directamente en productos y servicios, ahora invierten en las personas que los conocen bien y que saben cómo crearlos, desarrollarlos, producirlos y mejorarlos. En lugar de simplemente invertir en los clientes, invierten en las personas que los atienden y les sirven, y que saben cómo satisfacerlos y dejarlos encantados".
La formación de este nuevo talento conlleva un abordaje holístico que requiere la presencia de habilidades y competencias socioemocionales, así como el manejo de un segundo o tercer idioma. Estas habilidades, junto a la formación técnica y/o profesional, conforman una tríada indispensable para potenciar el desarrollo de los sectores más dinámicos de la economía. Un ejemplo reciente es nuestro camino por convertirnos en un hub regional en la industria de semiconductores.
La atracción de empresas dedicadas a esta actividad y la creación de un ecosistema productivo asociado a ellas conlleva la búsqueda y formación de talento humano altamente capacitado. En el área tecnológica, esto último, es especialmente crítico. Un estudio de Manpower en Costa Rica señaló que "el 77% de las empresas ya reportó dificultades para encontrar el talento humano requerido". Esta significativa brecha nos obliga a tomar acciones urgentes para desarrollarlo.
Conscientes de estos desafíos y de la importancia de impulsar nuevos modelos de formación que generen mayores y mejores resultados en términos del logro académico e inserción laboral, desde la Fundación CRUSA impulsamos el desarrollo de soluciones innovadoras a través de diversas iniciativas. Estas incluyen la primera ingeniería en ciberseguridad bajo la modalidad dual, el uso de realidad mixta e inteligencia artificial para la creación de contenido educativo inmersivo, la aplicación de mecanismos de pago por resultados para potenciar la formación de habilidades digitales de la población costarricense y su inserción en empresas de la industria, así como la realización de un programa a escala en Cloud Computing dirigido a 1000 mujeres de zonas de menor desarrollo relativo.
Debemos empezar ya en esta construcción de talento a gran escala, aprovechando en particular las oportunidades que nos brinda la legislación estadounidense conocida como CHIPS and Science Act del 2022, para fortalecer nuestra presencia en la cadena global de valor de semiconductores.
Pero sólo uniendo esfuerzos de forma estratégica y coordinada será posible potenciar los resultados e impactos de las múltiples iniciativas que surgen alrededor de esta temática. Por eso, también hemos coordinando una mesa de trabajo industria-academia que ha identificado las brechas en la oferta y demanda de talento humano en los tres segmentos principales del sector de semiconductores — ensamble y empaque, prueba, y diseño/VLSI –. Esta mesa plantea una ruta con cinco líneas de acción para comenzar a cerrarlas.
La visión país es fundamental, toda vez que la creación de nuevas estrategias de atracción de inversiones y fortalecimiento de la marca país pasa por condiciones indispensables como una mano de obra calificada y competente, con los conocimientos especializados y las habilidades necesarias para las industrias que se busca atraer. Es fundamental tomar nota de las particularidades de esos requerimientos, entre ellas, una oferta balanceada en términos de equidad y con procesos continuos de excelencia y actualización. La sólida y amplia oferta académica nacional, a escala universitaria y técnica, debe procurar disminuir esta brecha entre los requerimientos y la disponibilidad de mano de obra calificada.
La formación de los colaboradores del futuro empezó ayer y es fundamental para la construcción de Nuestra Costa Rica Soñada.