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OIJ de Turrialba detiene a sujeto que intentó levantar célula criminal desarticulada ligada a “Diablo”

Por Carlos Castro y Álvaro Sánchez | 12 de Nov. 2025 | 3:24 pm
Detenido de apellido Vargas ligado a célula de Diablo

Detenido de apellido Vargas ligado a célula de Diablo

Agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Turrialba detuvieron este miércoles a un sujeto de apellidos Vargas Araya, quien pretendía reactivar una célula criminal del prófugo Alejandro Arias Monge, alias Diablo.

El sospechoso, en apariencia, intentó retomar el negocio tras la condena a 18 años de prisión de sus dos líderes, dictada a finales de julio de este año.

Además, el presunto cabecilla de la organización había sido asesinado en Siquirres meses atrás, alias Zeta, por lo que Vargas aprovechó para tomar el control de la plaza criminal en Turrialba recientemente.

Los investigadores le dieron seguimiento y confirmaron que continuaba vendiendo droga al menudeo, principalmente marihuana y cocaína. Finalmente, fue arrestado en la comunidad de Javillos de Pavones.

Según las autoridades, Vargas figuraba como miembro de la banda de alias Zeta, un presunto criminal que extorsionaba a comerciantes del cantón de Tres Equis de Turrialba.

Condena reciente en Turrialba

El detenido tuvo vínculos directos con Geison Solano Bell, alias Gogo, y Erick Trujillo Rodríguez, alias Zeta, ambos relacionados con múltiples delitos cometidos en Turrialba.

Los sujetos fueron capturados en diciembre de 2024 por agentes de la Unidad de Crimen Organizado del OIJ de Turrialba y, tan solo seis meses después, ya estaban cumpliendo condena.

De acuerdo con la acusación del Ministerio Público, Solano Bell era la mano derecha de Cristofer Madrigal Vargas, conocido como Zeta, asesinado hace poco más de un año en Siquirres.

Antes de su muerte, Madrigal había tomado el control criminal de Tres Equis y sus alrededores con el apoyo de Solano. Tras el homicidio, Gogo asumió el liderazgo, apoyado por personas de su círculo cercano, y fortaleció las operaciones delictivas en la zona.

Trujillo era uno de sus hombres de confianza. Juntos intimidaban a comerciantes locales, a quienes cobraban "peajes", además de dedicarse al robo de motocicletas. Estas acciones mantenían atemorizados a los vecinos del distrito.

Los investigadores siguieron los pasos de esta organización durante varios meses, hasta capturar a los dos presuntos cabecillas por extorsión. En la causa penal se les vinculó con dos casos de extorsión y un robo agravado, delitos por los que recibieron una pena de 18 años de cárcel.

Según datos del OIJ, desde la detención de ambos, los hechos delictivos en las comunidades afectadas —incluidas las extorsiones— han disminuido significativamente en Turrialba.

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