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La mitad de los docentes del Magisterio afirma haber sufrido violencia en el aula

Un estudio de Colypro revela que casi la mitad del Magisterio Nacional ha sufrido agresiones físicas o verbales en el último año

Por Andrey Villegas | 21 de Nov. 2025 | 12:14 am
violencia a docentes

Violencia hacia los docentes. Imagen con fines ilustrativos. Foto tomada de internet

La mitad de los docentes que forman parte del Magisterio Nacional asegura haber sufrido agresiones verbales o físicas por parte de estudiantes o familiares en los últimos 12 meses. Así lo reveló el Estudio Sobre las Condiciones y Desafíos de los Docentes y del Magisterio Nacional, elaborado por el Colegio de Licenciados y Profesores en Letras, Filosofía, Ciencias y Artes (Colypro).

Uno de estos casos es el de una docente de I y II Ciclo, a quien identificaremos bajo el alias "María" —como medida para proteger su identidad por temor a represalias—, quien relató a CR Hoy cómo fue víctima de violencia por parte de uno de sus estudiantes.

"Al principio del año los chicos ingresan y a uno no le dicen si tienen alguna condición. Las situaciones conductuales las va detectando uno cuando empieza a realizar los diagnósticos. Ese fue mi caso: empecé a ver conductas donde el niño golpeaba, y cuando se le pedía que por favor se sentara, tiraba el borrador o lo que tuviera en la mano. Me contestaba 'no' o me gritaba. Incluso golpeaba a los compañeros", mencionó la educadora.

"María" explicó que el menor está diagnosticado con trastorno oposicionista desafiante —caracterizado por un patrón persistente de comportamiento desafiante, hostil y de enojo hacia figuras de autoridad— y con déficit atencional.

El especialista indicó que el niño debía ser medicado, pero los encargados legales afirmaban que ellos tenían la autoridad y que no lo iban a medicar. Esto provocaba que el menor se detonara constantemente, hasta el punto de que, en una de estas crisis, "me arañó los ojos y me dio mordiscos, a pesar de que varios compañeros estábamos intentando contenerlo. Es tanta la fuerza que ellos generan durante la crisis que uno no los puede controlar".

La docente comentó que las conductas del menor iban desde "golpes, agresiones a los compañeros y a mí", hasta el uso de vocabulario sumamente soez: "hijueputa", "malparida", entre otros.

Sin embargo, relata que durante una de estas crisis el niño, junto con otro estudiante con condición de autismo que imitaba su conducta, intentó clavarle un lápiz en la espalda a otro compañero. Al intentar contener a ambos, ella sufrió un ataque de pánico.

"Ese día sentí que las manos se me 'engarrotaban', que la lengua se me enrollaba, que el corazón me latía muy fuerte y que las piernas no me respondían. Gracias a Dios llegaron compañeros y lograron sostener al niño, pero yo caí al piso. No podía respirar", recordó la docente, quien añadió que mientras estaba "hecha un puñito en el piso, el niño me pateaba".

"Y lo más triste es que el derecho de un niño termina afectando el derecho de veintiséis niños. Porque los demás ven que le pegan a su maestra o que golpean a sus compañeros, y entran en ansiedad. Una niña se orinaba del miedo y no quería venir a la escuela. Otro niño vomitó ese día y gritaba: 'Ayuden a mi maestra, por favor'", mencionó.

Explicó que, aunque sus compañeros y jefaturas la apoyan, "hay cosas en las que no se puede hacer más, porque no se le puede impedir la entrada al niño, aunque esté agrediendo, y al tener una condición hay que aplicar el reglamento con extremo cuidado".

La docente destacó que casos como el suyo son numerosos, pero que muchos docentes "se callan o terminan siendo afectados o reubicados por las situaciones".

"Los niños vienen a la escuela a ser felices y a aprender. Pero si reciben disciplina positiva en casa y llegan al aula a ver violencia todos los días, ¿qué estamos enseñando? Hemos tenido que quitar escobas, palas, esconder tijeras bajo llave; revisar lápices para que no tengan punta, porque si ese niño logra tomarlos, puede herir a cualquiera", agregó.

85 % de docentes conoce a un colega víctima de violencia

El estudio de Colypro, revela que el 85 % de los docentes afirma conocer al menos a un colega que ha sido víctima de violencia física o emocional por parte de estudiantes o familiares.

A ello se suma un componente emocional especialmente relevante: el temor a ser objeto de denuncias falsas. La mitad de la población docente indica sentir este temor de forma frecuente, mientras que un 41 % lo experimenta ocasionalmente. Apenas un 9 % afirma no sentirlo nunca.

Este indicador muestra un ambiente en el que las relaciones con estudiantes y familias están marcadas por inseguridades y percepciones de desprotección institucional.

En relación con ese temor frecuente, la Gran Área Metropolitana (GAM) registra el nivel más alto (51 %), seguida de Puntarenas (49 %), lo que sugiere que, aunque exista mayor disponibilidad de protocolos o capacitaciones, esto no necesariamente se traduce en una disminución del clima de incertidumbre o riesgo percibido.

En conjunto, los datos evidencian un deterioro claro en las condiciones emocionales y laborales del personal docente, así como una creciente sensación de vulnerabilidad dentro de los centros educativos.

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