Mundo insólito – La negra de la reina Victoria

Sara Forbes Bonetta
(CRHoy.com) – En medio de la turbulencia que vive Isabel II ante las denuncias de racismo aireadas al mundo esta semana por Harry y Meghan contra la realeza británica, es imposible no evocar a Sara, la negra africana que la reina Victoria acogió en su seno como ahijada y protegida.
Durante la entrevista concedida por los duques de Sussex a Oprah Winfrey, Meghan, hija de madre afroamericana, estremeció a Buckingham al señalar que hubo comentarios de la familia real sobre lo oscura que sería la piel del futuro hijo de la pareja, y sobre si este debía o no ser príncipe.
En contraste, Sara, condenada a quedar huérfana, convertirse en esclava, morir como sus padres (víctima de las guerras entre tribus) o ser sacrificada, acabó siendo la gran niña mimada de palacio al abrigo de la reina Victoria.
Frederick Forbes, un capitán de la Royal Navy que patrullaba las costas africanas para erradicar el tráfico de esclavos, fue quien cambió el destino de Sara, cuyo verdadero nombre era Aina, cuando apenas tenía cinco años de edad.
Forbes la halló en la corte del rey Ghezo, en Dahomey (hoy Benín), y tras simpatizar con ella y apiadarse de su situación, le propuso al monarca que se la entregara a la reina Victoria como «un regalo del Rey de los Negros a la Reina de los Blancos».

Sara Forbes Bonetta con el Capitán James Pinson Labulo Davies.
Ya en ruta hacia Gran Bretaña, Forbes la bautizó con su apellido y con el nombre de su barco, HMS Bonetta (nunca se supo cuál fue el origen de Sara) y, viéndola tan inteligente, durante el trayecto le enseñó un poco de inglés y sobre el destino al que se dirigían.
Meses después de arribar a Gran Bretaña, el 9 de noviembre de 1850, Forbes la presentó ante la reina Victoria quien quedó prendada de "Sally", como la llegó a llamar, por su agudeza, talento y carisma.
Así la describió la monarca en su diario: «Tiene siete años, es aguda e inteligente, y habla inglés. Iba vestida como cualquier otra niña. Cuando se quitó el sombrero, su pequeña cabeza negra quedó al descubierto, con su pelo crespo y sus grandes pendientes, que le daban el aspecto típico de su raza».
A partir de ese momento, la convirtió en protegida de la corona británica, y más que eso, en su ahijada, al punto de que la propia soberana, sorprendida de que una niña negra africana fuera tan lista y capaz, se encargó de financiar su cuidado y educación en la exclusiva alta sociedad victoriana.
Sara Forbes Bonetta llegó incluso a tener muy buena amistad con los hijos de la reina quien, en enero de 1862, la invitó como una más de la familia a la boda de su hija, la princesa Alicia, donde departió de igual a igual con toda la realeza y amigos de esta.
Con instrucciones de la propia monarca, Sara había llegado a ser introducida en la sociedad británica de entonces y, poco después, en medio de una fastuosa ceremonia en Brighton, en agosto de 1862, contrajo matrimonio con el capitán James Davis, un rico filántropo victoriano de Lagos, Nigeria.
Con él tuvo tres hijos y a su primgénita la llamó Victoria en honor a la reina quien accedió a convertirse también en madrina de la niña en diciembre de 1867.
Desde niña, Sara nunca asimiló bien el clima de Gran Bretaña, razón por la cual tuvo que trasladarse en ocasiones a Sierra Leona, Lagos y finalmente Madeira, donde murió de tuberculosis a sus 37 años.
¿Por qué este trato excepcional de la corona británica hacia una negra africana sin más destino que la esclavitud a que la sometería en 1848 el rey Ghezo, pese a que en 1833 había sido aprobada la ley de abolición de la esclavitud?

Sara Forbes Bonetta
Hay quienes creen que Sara fue parte de un experimento de la monarquía de entonces para demostrar que con educación los negros africanos podían llegar a "civilizarse" bajo la tutela británica y enseñanza cristiana.
La popularidad de Sara llegó a trascender a los mismos abolicionistas de Estados Unidos quienes la tuvieron como encarnación de sus ideales, de la misma manera que hoy la organización English Heritage intenta rescatar a todas esas figuras de raza negra que los libros de historia ignoran.
En contraste con lo que actualmente está ocurriendo con la monarquía británica a raíz del lío racista, entre otros, con Harry y Meghan, cabe preguntarse: a diferencia de su tatarabuela Victoria ¿es Isabel II una reina racista?
A ambas se les tiene como «excepcionalmente meticulosas, de carácter fuerte, decididas a obrar lo más correctamente posible», según Andrew Gimson, autor de "Breves Vidas de los Reyes desde 1066".
Por lo pronto, Harry y Meghan no solo se expresan bien de Isabel II sino que la desvinculan de los desprecios de que han sido objeto por parte de otros miembros de la familia real.
De hecho, en su reciente declaración sobre este escandaloso tema, la soberana ha expresado un mensaje conciliador para abordar, a nivel de palacio, precisamente las cuestiones raciales planteadas por ellos.