Mundo insólito – El terror de los famosos

(CRHoy.com) – En los conciertos, a la hora de desfilar sobre la pasarela, en las reuniones sociales, ante las cámaras o al hablar en público, el mayor enemigo de los ricos y famosos no perdona.

Podríamos llamarlo simplemente "fobia social" pero como monstruo de mil cabezas que es, cada uno de sus tentáculos tiene su propio nombre: ansiedad, pánico, aversión, impotencia…

Adele, reconocida cantante y compositora británica de un éxito mundial inobjetable, es una de esas víctimas del miedo escénico durante sus conciertos ante multitudes.

Hay algunos que del todo no lo pueden controlar ni mucho menos superar, como Michael Jackson, quien se convirtió en un prisionero de su propia patología al vivir como un recluido virtual que si salía usaba máscaras y disfraces para sus apariciones en público.

Se trata de personajes que prefieren vivir en soledad lejos de ese enemigo que se agiganta allí donde haya multitudes. Lo dijo muy bien la bella actriz Greta Garbo: "Es difícil y triste estar sola, pero a veces es aún más difícil estar con alguien".

La gran paradoja es que todos ellos son hijos precisamente de las multitudes. Obra del aplauso, de la ovación y en muchas ocasiones hasta de la histeria colectiva por su voz, su ritmo, su mensaje musical.

La espectacular modelo Bella Hadid, por ejemplo, es rematadamente ansiosa al punto de que durante sus presentaciones temblaba y lloraba y, peor aún, sufría pérdida de memoria momentánea a la hora de desfilar en París o Milán.

Ella misma explica que es algo terrible y muy difícil de controlar en el instante, sobre todo cuando la atacan las nauseas, se le acelera el pulso y sobreviene la rigidez corporal.

En el caso de otras figuras del firmamento artístico las fobias se enmarcan dentro de un amplio espectro que va desde tenerle horror a las mariposas, como le sucede a Nicole Kidman, quien no las soporta ni en su casa, hasta miedo a volar, como le ocurre a Jennifer Aniston, quien tiene que echar mano de los tranquilizantes para poderlo superar al menos transitoriamente.

Su "compañera de miedo" es Whoopi Goldberg a quien le pasa lo mismo, solo que a esta, desde que le tocó ver el choque de dos aviones en el aire, quedó traumatizada.

Es decir, hay fobias para todos los (dis) gustos. Nadie se explica cómo Uma Thurman, claustrofóbica redomada, no murió en el mismo ataúd dentro del que durante horas de horas filmaba la escena de "Kill Bill".

Y una que no la debe estar pasando bien en estos tiempos de pandemia es Cameron Díaz quien padece de germofobia, un miedo patológico a los gérmenes, a la suciedad y a todo aquello microscópico que pueda resultarle contaminante.

En cambio la fobia de Pamela Anderson son simplemente los espejos. No sabemos la causa pero si es por la angustia de verse vieja, queremos decirle que a sus 52 años puede todavía darse el lujo de lucir sus encantos y, de paso, concedernos a sus fans el placer de admirarlos.

Brad Pitt y Orlando Bloom, quienes también cargan fobias sobre sus espaldas, son los únicos que parecen estar a salvo pues, mientras el primero padece de miedo a los tiburones (selacofobia), el otro sufre de fobia a los cerdos, problemas que no los afectarán mucho en el tanto ambos animales no se paseen por las calles de Los Ángeles.