Mundo insólito – ¡Buen apetito con los insectos!
(CRHoy.com) – Si usted es de los que afirman que "primero muerto antes de comerme un chinche, pulgón o tarántula", le conviene retirar lo dicho antes de que tenga que comerse también sus propias palabras.
Las estadísticas señalan que cada persona se come alrededor de un kilo de insectos al año sin que se dé cuenta debido a que estos vienen camuflados en la comida procesada y empacada, en ciertos colorantes, en el kétchup, en algunas resinas comestibles y en la propia miel de abeja.
Es muy probable, por ejemplo, que el jugo de naranja empacado pueda contener legalmente cinco moscas de la fruta (y más si no hubo controles), y que las espinacas congeladas contengan ácaros, pulgones y gusanos pero, atenidas a que lo que "no mata engorda", más de tres mil etnias se los tragan a diario.
Hay sin embargo casos más dramáticos en los que, por tener la boca más abierta de la cuenta, le entra a alguien de repente un bicho volador, tal como le ocurrió una vez, siendo presidente de la república, a Luis Guillermo Solís cuando, en medio discurso, se tragó una avispa, aguijón incluido.
El tema este de la entomofagia no deja, además, de ser medio kafkiano porque, también en su momento, alguien se pudo haber desayunado a Gregorio Samsa esa mañana tenebrosa en que amaneció convertido en un monstruoso insecto.
Porque de haber andado por ahí cerca, por ejemplo, una Nicole Kidman, ese Gregorio metamorfoseado de cucaracha le hubiera abierto el apetito a la bellísima actriz, famosa precisamente por comer insectos vivos como si fueran palomitas de maíz.
No sería tampoco descabellado imaginarse a Aristóteles en un buen restaurante cenando, a boca llena, cigarras, su plato favorito, junto a Angelina Jolie, adicta a devorar, con rechupete, cucarachas, tarántulas y escorpiones, y a Beyoncé, que muere por los más horripilantes insectos. (Menos "mariasecas", supongo, porque ¿qué se les puede sacar a esas criaturas?)
El asunto es que cada vez se vuelve tan común el consumo de chapulines, escarabajos, grillos y demás especímenes de patas, alas y antenas que llegará el momento en que un cliente de restaurante, en vez de montar en furia, se alegrará más bien de que una mosca le caiga en la sopa.
Y es que hoy en día se da por sentado que comer insectos es una posible solución al hambre en el mundo pues son ricos en vitaminas, minerales, grasas y proteínas, según la misma Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Prueba de ello es que más de 2000 millones de personas consumen alrededor de 1.900 especies, entre las que figuran, como la más apetecida, los escarabajos, y luego, orugas, saltamontes, hormigas, cigarras… como parte de su dieta cotidiana en África, Asia y América Latina.
Ahora bien, como cualquier otro platillo, este de los insectos hay que saberlo escoger y preparar pues se sabe que los mejores insectos son los machos en estado larvario o bien las hembras que acaban de copular.
Otra ventaja es que, más allá de que sepan bien y sean nutritivos, algunos insectos son medicinales, según la tradición, contra ciertos padecimientos, como el caso de las cigarras para combatir los problemas de vejiga (¿los tendría Aristóteles?), las cucarachas para la otitis o la langosta para la cistitis femenina.
En el caso particular nuestro, todavía es difícil de imaginarse a los ticos comiéndose una tarántula estofada, un arroz con chinche, una ensalada de chicharras o un coctel de alacranes, pero todo puede suceder.
En cualquier caso, si alguno quiere empezar a practicar, lo recomendable es que no lo haga con los insectos de su propio jardín que bien pueden estar contaminados de insecticidas o ser venenosos.
Si bien en Costa Rica ya se pueden conseguir insectos comestibles en el mercado, el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA-UCR) lleva a cabo una investigación completa sobre las posibilidades que, a futuro, tiene ese mercado entre los costarricenses.
Por lo pronto, usted puede ir escogiendo lo que más les apetezca del siguiente menú para todos los gustos: tacos de chapulines, grillos salteados, escorpiones flambeados, ensalada de gusanos, hormigas culonas en su salsa, larvas a la burbuja, pastel de huevos de mosca y tarántula al pincho.
Es decir que, de "primero muerto antes de comer chinches…", usted pasará a más saludable y vivo que nunca como buen "entomófago".