Muere Paul Alexander, el hombre que vivió por 70 años dentro de un pulmón de acero
Se convirtió en abogado y escribió varios libros.
Fue en un verano de 1952 en que Paul Alexander -para ese entonces un niño normal de seis años de Texas- anduvo como cualquier otro de su edad, jugando y descubriendo el mundo a su alrededor.
Un repentino dolor en el cuello y la cabeza, y la fiebre alta alertaron a sus familiares. Poco tiempo después el pequeño ya no podía moverse, ni tragar, producto del polio.
El tratamiento de la época para mantener vivo a las personas que contraían de este tipo de enfermedades era utilizar un pulmón de acero, un artefacto que confinaría a la persona por el resto de su vida a depender de él y no salir nunca más.
Así fue la vida de Paul Alexander, cuya muerte a los 78 años fue confirmada este miércoles por diversos medios.
Poco más de 70 años vivió Alexander dentro de su trampa de acero, misma que le permitía vivir. Pero eso no lo desmotivó nunca. Comía, pintaba, fue a la universidad, se convirtió en abogado y publicó varios libros.
El pulmón le permitía respirar por sí mismo y fue el último sobreviviente en utilizar este tipo de artefactos.
Solo en 1952 hubo más de 58 mil niños afectados por poliomelitis, lo que hacía de este tipo de artefactos algo común de la época.
Alexander siempre fue reconocido por mantener una actitud positiva. En algún momento dijo que a lo largo de su vida siempre buscó "no dejar que la polio me derrotara, sino yo derrotar a la polio".