Mortalidad infantil alcanzó su punto más alto y refleja que la calidad de vida está empeorando
472 murieron antes de alcanzar su primer año de vida
La tasa de mortalidad infantil, es decir, la cantidad de bebés que mueren antes de cumplir un año por cada 1.000 nacimientos, alcanzó la cifra más alta en los últimos 16 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En 2009, la mortalidad infantil se ubicó en 8,84 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos, y en 2024, por primera vez en 16 años, la tasa superó los 10 puntos. Durante 2024, fallecieron 10,30 niños antes de cumplir un año por cada 1.000 nacimientos registrados en el país.
De los 45.825 niños que nacieron el año anterior, 472 murieron antes de alcanzar su primer año de vida.
El Dr. Jaime Lazo, subdirector general del Hospital Nacional de Niños (HNN), explicó que la tasa de mortalidad infantil es multifactorial y refleja una realidad preocupante en el país.
Hay un deterioro general del nivel de vida que tenemos en Costa Rica. Esto refleja un retroceso de las condiciones que estamos experimentando en el país, no solamente en el ámbito de la salud, sino en las condiciones generales, aseveró.
Según el subdirector del HNN, los factores biológicos, como las enfermedades maternas, la prematuridad y las malformaciones congénitas, influyen en el aumento de la tasa de mortalidad. Sin embargo, también se ve impactada por factores socioeconómicos, como el nivel de pobreza de la población, el nivel educativo de la madre y el acceso a los servicios de salud.
Algo que nos compete a los sistemas de salud es el acceso a la atención prenatal, la atención del parto y del recién nacido, así como la cobertura de vacunación, que ha disminuido debido a las campañas antivacunas, aseguró el médico.
También influyen en estas cifras diversos factores ambientales y de saneamiento, tales como el acceso al agua potable, las condiciones de vivienda, la contaminación ambiental, la calidad del aire y del agua, así como la contaminación con pesticidas.
De acuerdo con el experto, en los últimos 16 años se había logrado mantener la tasa de mortalidad por debajo de los dos dígitos, es decir, menor a 10 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos. En el primer semestre de 2024, la tasa llegó a 10,66, pese a que en el mismo periodo de 2023 fue de 8,6. "Dos niñitos más por cada 1.000", puntualizó.
Además, explicó que el mayor peso dentro de la mortalidad infantil corresponde a la mortalidad neonatal, es decir, los niños que mueren antes de los 28 días de nacidos, ya que esta representa el 73 % de los casos.
Por su parte, María Luisa Ávila, exministra de Salud, coincide con Lazo en que la mortalidad infantil refleja tanto condiciones de salud como sociales.
Tiene mucho que ver con la condición de la madre, la nutrición, el acceso oportuno a los servicios de salud, el control prenatal, la edad materna, los embarazos previos y las condiciones de vida. La mortalidad infantil es, sobre todo, un indicador de calidad social. Si los programas sociales se recortan, la tasa aumenta.
Es muy preocupante que, en un momento en que hay mejores tecnologías, estemos enfrentando esta situación, explicó Ávila.
Lazo concluyó indicando que el Ministerio de Salud debería realizar un análisis exhaustivo de los datos generados en los hospitales para identificar puntualmente las causas del aumento y atenderlas.