Logística atípica y bajo perfil: así operaba clan narco del Triángulo de Osa
El grupo detenido este martes, como parte del caso Guarumal, operaba de una forma atípica respecto a los casos que las autoridades nacionales han detectado recientemente, pues la mayoría sigue patrones muy similares que el grupo del Triángulo de Osa no replicó.
El Ministerio Público confirmó que esta organización mantenía un modelo distinto para ejecutar su logística, ya que no requería brazos externos ni alianzas con otros clanes para trasladar la droga desde la región del Urabá, en Colombia, hasta Estados Unidos.
Mauricio Boraschi, fiscal adjunto de Delincuencia Organizada, reveló que uno de los primeros signos de atipicidad fue su estrategia para no ser visibles o, al menos, tratar de pasar desapercibidos mientras desarrollaban sus operaciones.
"Pese a que podemos ver alguna capacidad económica que ostentaban, este es un grupo que mantenía un perfil bajo".
Además, la agrupación controlaba todas las etapas del proceso de narcotráfico para traer la droga desde Colombia, por lo que no dependía de organizaciones externas, a diferencia de la mayoría de los casos.
"Ellos no recurrían a tercerizar servicios, sino que la misma organización se autoproveía todos los servicios también como una forma de asegurar la compartimentación de la información y la operación que tenían ya desde hacía tiempo y que les daba una capacidad importante de mover toneladas de coca", detalló Boraschi.
Para operar de esa forma atípica, necesitaban miembros propios o células del grupo que trabajaran en encontrar las vías para sacar la droga desde el Urabá por el puerto de Turbo, en Antioquia.
"Ellos tenían allá una base de operaciones que nosotros obviamente no podemos detallar con tanta precisión como quisiéramos, pero sí es evidente que las coordinaciones eran realizadas por miembros con su propio grupo, es decir, ellos están apropiados del negocio en Colombia para poder traer los estupefacientes".
Dinero a Colombia
Con el fin de pasar desapercibidos en nuestro país, considerada también una acción atípica, la agrupación dirigía la mayoría de sus ganancias a Colombia y mantenía otras, menos visibles, en Costa Rica.
Gran parte del dinero se invertía en gasolineras en Turbo, Antioquia, así como en proyectos inmobiliarios de la zona y otros negocios.
"La información que manejo es el tema de las gasolineras e inversiones en inmobiliarias. Me parece que en propiedades en una zona que tiene un desarrollo inmobiliario importante. (…) es un caso del que no se puede dar detalle por estar en manos de otra policía", dijo el fiscal.
Aunque las inversiones en Costa Rica eran cuantiosas, se presume que representaban una porción pequeña frente a lo que se movilizó hacia Colombia.
Randall Zúñiga, director del OIJ, indicó que en los últimos años los integrantes del grupo adquirieron bienes por un monto total de 250 millones de colones, principalmente en propiedades.
Una es un antiguo hotel en calle La Teca, en La Palma de Palmar Norte de Osa, el cual estaban remodelando.
Este fue uno de los lugares allanados y donde residía una persona de confianza de los líderes del grupo. El sujeto, de apellido Sinesterra, estaba a cargo de supervisar la inversión en esta finca, donde se construyó una piscina nueva, se adecuaron tres naves de habitaciones y se levantaba un nuevo edificio en la entrada.
Las otras son viviendas de alto valor que los líderes tenían en Belén de Heredia y Turrucares de Alajuela, dentro de exclusivos condominios.
El grupo desmantelado por la Sección de Crimen Organizado del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) fue intervenido este martes mediante once allanamientos que permitieron detener a ocho personas: seis colombianos y dos costarricenses.
Los líderes son una pareja de hermanos de apellidos Bedoya Flores, quienes contaban con el apoyo de familiares y socios cercanos que residen en Costa Rica.