La nueva paternidad: de la figura distante al padre emocional
En el marco de una transformación social y cultural en constante evolución, la figura paterna ha experimentado un cambio profundo. Así lo explica la psicóloga clínica Paola Vargas, quien destaca que los padres contemporáneos se muestran hoy más conectados con sus emociones y más activos en la crianza de sus hijos, en comparación con generaciones anteriores.
"La figura paterna ha atravesado una transformación en la cual se ha permitido conectar de manera más profunda con sus emociones. Reconociendo y validando sus miedos, temores y alegrías, tomando de esta manera un rol más activo en la crianza", afirmó Vargas.
Este cambio implica un cambio desde el modelo tradicional, proveedor, autoritario y distante, hacia un involucramiento más cercano y empático.
La psicóloga señaló que dicha transformación se debe a múltiples factores sociales y culturales que han generado cambios en los esquemas tradicionales de la familia, tales como:
- Creciente visibilización de la salud mental en los hombres: Ha permitido que cada vez más hombres reconozcan sus anhelos, necesidades o temores, sin necesidad de esconderlo por vergüenza.
- Avances en la equidad de género.
- Incorporación plena de la mujer al ámbito laboral.
Ya no se mantiene el esquema tradicional de la figura masculina encargada únicamente del aporte económico en el hogar, sino en una división equitativa de las tareas y necesidades de la familia, señaló Vargas.
Padres más empáticos y emocionalmente disponibles
En esta nueva forma de paternidad, destacan características emocionales como la empatía, la escucha activa y la capacidad de reconocer la propia vulnerabilidad.
Según Vargas, hoy existe "una mayor presencia e involucramiento en la crianza, la cual se ve atravesada por un reconocimiento de su vulnerabilidad, capacidad para comunicar sus emociones".
Este involucramiento emocional tiene un impacto directo en el desarrollo afectivo y emocional de los hijos, ya que ofrece un entorno más seguro.
Cuando, por el contrario, se presentan altos niveles de agresividad, mal manejo de impulsos o distanciamiento, puede haber una desconexión afectiva que influye negativamente en la seguridad y desarrollo de la autoestima de esta persona menor a cargo, detalló la experta.
De la función a la relación
La idea de "ser padre" ya no se asocia únicamente a una función económica o de autoridad. "Se ha evolucionado al dejar de observarse la paternidad como una ‘función', para convertirse en una relación", explicó Vargas.
Pese a esto, el cambio aún enfrenta obstáculos. "A pesar de que hay una mayor conciencia y deseo de involucramiento, no podría afirmar que es la norma en todos los casos", advirtió, mencionando los mandatos sociales machistas y la ausencia de modelos de crianza emocionalmente saludables como desafíos persistentes.
Criar desde el respeto
Una pieza clave en esta evolución es el enfoque de la crianza respetuosa. "Muchos padres están adoptando este enfoque y reconociendo que criar desde el respeto también implica sanarse a sí mismos", afirmó Vargas.
Incluso cuando un hombre no recibió modelos positivos en su niñez, puede aprender a ser emocionalmente disponible.
Este proceso incluye psicoterapia, apoyo de redes sociales y familiares, lectura e introspección. "Permitirse cuestionar los patrones aprendidos de su infancia, y desarrollar nuevas habilidades emocionales", es parte del camino hacia una paternidad más consciente, según Vargas.
Una paternidad ausente o poco comprometida con el desarrollo psicológico del hijo puede provocar:
- Desarrollo de sentimientos de abandono.
- Baja autoestima.
- Dificultades para confiar en otros.
- Patrones de apego inseguros.
La ausencia emocional, aunque haya presencia física, también es perjudicial. Los hijos necesitan sentir que sus figuras de apego los ven, los escuchan y los validan emocionalmente para desarrollarse de manera sana, comentó.