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La audacia de la libertad

Por Dr. Álvaro Salas Castro | 25 de Ago. 2025 | 7:00 am

En tiempos cuando la incertidumbre política, la polarización ideológica y el miedo parecen dominar las conversaciones públicas, defender la libertad puede parecer ingenuo, incluso provocador. Precisamente por eso, hoy más que nunca, necesitamos audacia. No una audacia vacía, sino una audacia moral: la valentía de creer que el ser humano merece ser libre, pensar libremente y vivir con dignidad.

La libertad no es un lujo ideológico ni una aspiración abstracta. Es un principio fundacional de toda sociedad democrática y el motor que permite la innovación, el desarrollo humano y la convivencia pacífica. En América Latina —y también en Costa Rica— hemos dado por sentada esta libertad, a veces olvidando la necesidad de cultivarla, protegerla y volver a imaginarla constantemente.

Una narrativa secuestrada

En los últimos años, hemos visto cómo la idea de libertad ha sido secuestrada por extremos ideológicos que la utilizan como arma o como escudo. Algunos la deforman para justificar abusos de poder o agendas regresivas. Otros, desde una arrogancia intelectual, la ven como una trampa del neoliberalismo, incapaces de reconocer su potencial emancipador.

Pero la libertad no pertenece ni a la izquierda ni a la derecha. Es patrimonio común de toda persona que valora la dignidad humana. La verdadera libertad es la que permite disentir sin ser cancelado, emprender sin pedir permiso, y participar en la vida pública sin miedo.

¿Qué significa ser libre hoy?

En la práctica, ser libre hoy significa tener el derecho y la capacidad de decir "no" al poder arbitrario, ya sea del Estado, de una empresa, de un algoritmo o de una mayoría social que impone su moral como ley. Ser libre también implica poder construir, crear, equivocarse y volver a intentarlo. Y, en sociedades como la nuestra, significa defender el espacio cívico donde esas libertades se ejercen: una prensa libre, elecciones competitivas, instituciones independientes y una ciudadanía activa.

En Costa Rica, donde gozamos de una democracia consolidada, el riesgo es la complacencia. Creemos que, por haber sido libres ayer, lo seremos siempre. Pero la historia —y el presente de países hermanos como Nicaragua o Venezuela— nos recuerda que la libertad se pierde gradualmente: primero se calla una voz crítica, luego se censura una idea incómoda, más tarde se persigue al disidente. Cuando despertamos, ya es tarde.

La libertad como motor de bienestar

Muchos asocian a la libertad con el egoísmo, como si fuera incompatible con la solidaridad. Pero ocurre lo contrario: solo personas libres pueden cooperar auténticamente. Solo ciudadanos empoderados pueden resolver problemas comunes sin esperar todo del Estado. Solo sociedades libres generan prosperidad sostenible.

La evidencia es contundente. Los países con mayores niveles de libertad —económica, política y civil— tienen mejores índices de desarrollo humano, mayor resiliencia democrática y menores niveles de violencia. La libertad, bien entendida, no es caos. Es orden voluntario, construido desde abajo hacia arriba, donde florece la responsabilidad individual y la solidaridad genuina.

El llamado de nuestra generación

Nuestra generación tiene la oportunidad —y la responsabilidad— de renovar la promesa de la libertad. No con consignas vacías ni con nostalgia por un pasado idealizado, sino con un compromiso serio, informado y generoso. Debemos construir una narrativa nueva, inclusiva y profundamente humana de lo que significa ser libre en el siglo XXI.

Una narrativa que hable no solo de derechos, sino de deberes. No solo de autonomía, sino de propósito. Una narrativa que reconozca que la libertad florece no en el vacío, sino en comunidades vivas donde se cultivan la confianza, la empatía y el respeto mutuo.

Por eso, frente al cinismo de algunos y el dogmatismo de otros, reivindico la audacia de la libertad. Porque creer en la libertad —y actuar en consecuencia— es quizás el acto más radical, más patriótico y necesario de nuestro tiempo.

Quienes deseen profundizar en esta reflexión, pueden leer el artículo completo en inglés aquí: The Audacity of Freedom (Medium).

https://medium.com/@alvarosalascastro/the-audacity-of-freedom-11df8029cdb3

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