Jair Cruz hace fuerte revelación: “Yo tengo un mal papá y decidí ser el papá que no tuve”
Jair Cruz, locutor de radio y presentador de televisión, fue el invitado del capítulo más reciente del pódcast de Johanna Villalobos. Entre los temas que abordó, destacó los sacrificios que hizo para cumplir con las pensiones alimentarias de sus cinco hijos. Hoy, asegura que esos esfuerzos han dado frutos gracias a la buena relación que mantiene con ellos.
Contó cómo se fue formando como padre, con la firme decisión de romper con patrones de su propia infancia.
Yo tengo un mal papá. A mi papá le di una oportunidad, y decidí ser el papá que no tuve. Ahí es donde uno tiene que empezar a cortar la cadena, y eso fue muy impactante para mí, porque sabía que, antes de ser papá, debía ser un buen papá.
No es que sé ser papá, simplemente hago parecer que sé ser papá. Y siendo papá me doy cuenta si lo soy o no. Soy el papá más defectuoso del mundo, quizás el menos convencional, porque soy un mae que los vacila, les hace bullying, he llorado con ellos y por ellos. Ha sido un proceso muy bonito.
Explicó por qué durante años evitó hablar públicamente sobre el tema, aunque esa postura cambió con el tiempo gracias a sus hijos.
Al principio lo mantuve alejado porque también estaba descubriendo muchas cosas. No hablaba del tema por una razón: yo era un mae que pagaba pensiones alimentarias. Llegué a pagar hasta cinco. Me vieron trabajando de lunes a lunes, en Navidad, Año Nuevo… tres turnos al día. Salía de la radio, me pasaba al canal y luego viajaba a Palmares porque necesitaba pagar lo que debía. Era duro, y en ese momento no tenía la mejor relación con las mamás de mis hijos.
Cuatro mujeres diferentes, con cuatro formas de pensar diferentes, todas con necesidades distintas… y formas diferentes de manejar las cosas. Era muy difícil.
Fue entonces cuando describió parte de los sacrificios que hizo para cumplir con su responsabilidad, incluso si eso significaba compartir poco tiempo con sus hijos en aquel momento. Ahora, dice, les transmite enseñanzas inspiradas en lo que vivió con su madre.
Además de ser papá, uno está creciendo. En ese momento era un carajillo y pensaba: '¿cómo hago para manejar esta situación?, ¿cómo salgo adelante?'. Tenía mis trabajos y trataba de que las cosas salieran bien.
Fue muy duro porque estuve mucho tiempo sin ellos. Por ejemplo, en Semana Santa salía del país, pero para trabajar. Ahora que tengo esas fechas libres, me siento raro.
Ahora que mis hijos están grandes, uno recoge cosas muy chivas, como poder hablar con ellos de diferentes temas, reírse juntos, y ellos también me enseñan. Trato de entenderlos. Entiendo mucho a Dios, porque si somos hijos, y uno los perdona, los entiende. Son jóvenes, y yo fui así. Trato de enseñarles muchas cosas que fallé con mi mamá.
Una de las cosas que siempre les digo es: 'si los llamo, contesten'. Se los digo porque, cuando mi mamá me llamaba, no era por gusto. Les explico que tal vez esa sea la última llamada que les haga. Ellos me vacilan, me dicen que me hago la víctima o que me voy a morir. Pero yo les respondo que lo hago porque intento enseñarles".
Los hijos biológicos de Jair son María Angélica, Valeria, Fabiana, Jahir e Isabella. A ellos se suma Camila, quien no es su hija biológica, pero a quien él asume y trata como si lo fuera.