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Israel vs. Irán: así se mide su poderío nuclear

Por Gustavo Arias | 20 de Jun. 2025 | 5:52 am

La reciente escalada militar entre Israel e Irán volvió a colocar el desarrollo nuclear de Medio Oriente en el centro del debate geopolítico.

Israel justificó los ataques que iniciaron el intercambio de misiles como una medida preventiva ante el avance del programa atómico iraní, al que considera una amenaza existencial.

Ambos países manejan con extrema reserva la información sobre sus capacidades nucleares. Para organismos internacionales como la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), esa opacidad representa un desafío persistente. Sin embargo, existen datos que permiten trazar un panorama comparativo de su potencial en esta materia.

¿Qué tiene Irán?

Irán no declara poseer armas nucleares. Sin embargo, su programa atómico ha alcanzado un nivel de desarrollo técnico que genera preocupación en sus adversarios. El Gobierno iraní sostiene que se trata de un proyecto con fines civiles, enfocado en la generación de energía y la investigación médica.

El eje central de ese programa es el enriquecimiento de uranio. Este proceso consiste en aumentar la proporción del isótopo U-235 presente en el uranio natural, donde representa apenas un 0,7% del total. Para uso energético, el enriquecimiento necesario se sitúa entre el 3% y el 5%. Para uso militar, debe alcanzar al menos un 90 %.

Según la AIEA, Irán ha logrado enriquecer uranio hasta un 60%. Aunque no alcanza el umbral armamentístico, se acerca considerablemente. Además, ya acumula cantidades significativas de este material.

De acuerdo con el Institute for Science and International Security, Irán podría disponer de suficiente uranio altamente enriquecido como para fabricar entre una y tres ojivas nucleares, si optara por avanzar en ese camino. Sin embargo, transformar ese material en un arma funcional requiere tiempo, infraestructura adicional y pruebas técnicas complejas.

Irán sí cuenta con un amplio arsenal de misiles balísticos de corto, mediano y largo alcance, que podrían funcionar como plataforma de lanzamiento.

¿Y qué tiene Israel?

Israel mantiene desde hace décadas una política conocida como “ambigüedad nuclear”. Nunca ha confirmado ni negado la posesión de armas atómicas y no permite inspecciones internacionales sobre sus instalaciones.

A pesar de esa falta de reconocimiento oficial, la mayoría de expertos y centros especializados coinciden en que el país cuenta con un arsenal consolidado. Estimaciones del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) indican que Israel posee al menos 90 ojivas nucleares, aunque otras fuentes elevan esa cifra a unas 200.

Se cree que estas armas están distribuidas en una tríada nuclear, es decir, en tres plataformas de lanzamiento:

  • Misiles balísticos de largo alcance (Jericho II y III).
  • Bombas transportadas por aviones de combate.
  • Misiles lanzados desde submarinos clase Dolphin.

Esta capacidad convierte a Israel en el único país de Medio Oriente con un arsenal nuclear operativo y con múltiples vías para ejecutar un eventual ataque.

La opacidad como política común

A pesar de sus diferencias, Irán e Israel comparten una característica clave: la falta de transparencia en torno a sus programas nucleares.

Irán es firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y, en teoría, permite inspecciones internacionales. No obstante, desde 2019 ha limitado el acceso de la AIEA a varias de sus instalaciones. El organismo reconoce que no puede garantizar que el programa iraní tenga exclusivamente fines pacíficos.

Israel, por su parte, no ha firmado el TNP. Su principal instalación nuclear, ubicada en Dimona, en el desierto del Néguev, opera fuera de todo control internacional. Diversos informes señalan que esta planta ha producido plutonio con fines militares desde los 60, aunque las autoridades israelíes no lo confirman.

¿Qué dicen los expertos?

La mayoría de los analistas coinciden en que Israel mantiene una ventaja clara en términos de capacidad nuclear. Cuenta con un arsenal operativo, plataformas de lanzamiento diversificadas y un sistema de defensa sofisticado.

Irán, en cambio, se encuentra en lo que se denomina una “fase de umbral”. No dispone de armas nucleares, pero tiene el conocimiento técnico, los recursos materiales y la infraestructura para fabricarlas en un plazo relativamente corto, si sus líderes políticos decidieran hacerlo.

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