Investigador: matanza de peces es solo la punta del iceberg…
Impacto de plaguicidas usados por las industrias piñeras y bananeras
Por segunda ocasión en un año, vecinos de la Barra del Río Pacuare alertaron de la muerte masiva de peces en el sector comprendido entre Caño Chiquerón y la Laguna Madre de Dios, en Batán de Limón. Aquí hay ríos y cuerpos de agua, que terminan conectados con los hermosos canales de Tortuguero y el mar Caribe.
Cada evento mortal llevan a un señalamiento: los agroquímicos usados sobre todo por las bananeras y piñeras. El país acumula 15 años de investigación y datos sobre la contaminación en el agua en este punto de Batán, lo que permite un análisis comprensivo, alejado de excusas políticas y del sector empresarial.
El caso más grave se dio en enero del 2003 cuando se dio un derrame de más de 2.000 litros de Bravo 72, un plaguicida altamente tóxico, desde el aeropuerto de Batán hacia el canal. Se contaminó la laguna Madre de Dios, la Barra de Pacuare y más. En los meses siguientes hubo hasta 4 apariciones masivas de peces muertos.
En ese momento el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET-UNA) comenzó su trabajo de campo en la zona. El investigador de esa entidad, Clemens Ruepert, fue claro en que en la zona hay presencia constante de niveles detectables de plaguicidas en los cuerpos de agua.
La Laguna Madre de Dios es el final del tubo donde van a depositarse. Y esta, a través del río Pacuare, irá al mar. Los productos químicos varían en sus concentraciones, pero para los investigadores no hay duda de que afecta la vida acuática a corto y largo plazo.
Pero además a lo largo del año hay eventos que provocan las matanzas masivas de peces. Ruepert detalló que tiene que ver con condiciones climáticas y con productos que aplican agricultores y finqueros. A partir de las lluvias se presenta una escorrentía, fenómeno en el cual el agua circula libremente sobre la superficie.
El impacto está documentado y genera la muerte de animales, y por ende un desbalance en el sistema. Pero el investigador del IRET aclaró que es solo la "punta del iceberg", pues es lo visible para las personas.
Hay 3 grupos importantes dentro de los plaguicidas:
- Herbicidas
- Insecticidas
- Fungicidas
La vida de la laguna, la necesidad de datos
Un sistema del medio ambiente tiene distintos niveles, una cadena trófica en la cual hay un proceso de transferencia de sustancias nutritivas en todas las especies de una comunidad. En este caso, la vida de los peces depende del resto de la vida de la laguna. Debemos entender que Madre de Dios, Tortuguero (el planeta entero si se quiere) estamos conectados.
Ruepert explicó que si eliminamos o alteramos constantemente organismos, insectos y especies pequeñas, hasta la producción primaria como algas (de la cual la alimentación de otros seres depende), las aguas serán pobres. "Estamos eliminando una parte de la biodiversidad del sistema", dijo.
Pero ligar lo sucedido con el acto humano requiere estudio. El problema es que cada vez que hay una matanza de peces, las muestras usualmente se toman cuando los animales ya están muertos o muriéndose. Entonces el evento contaminante ya pasó. Es hasta la alarma y la denuncia cuando las autoridades toman las evidencias.
El pez ya muerto se descompone muy rápido y al tomar la muestra, es difícil encontrar sustancias tóxicas provenientes de los plaguicidas. Por eso la UNA urgió a mejorar la logística. Eso si, a pesar del tiempo, se han encontrado los plaguicidas en las aguas recolectadas y en los peces. "El estado de salud de los peces fue afectado por la presencia de esos contaminantes en el agua", aseguró el químico.
El país lo sabe, pero hace poco

En el 2011 el IRET hizo un estudio en la cuenca del río Jiménez, entre los cantones de Pococí y Guácimo en Limón. (Imagen del IRET)
El IRET tiene más de 30 años de estudiar el impacto de los plaguicidas. El más reciente Informe Estado de la Nación señaló que los humedales de la cuenca baja del río Bebedero y el Humedal Térraba-Sierpe perdieron más de mil hectáreas como resultado del paso hacia actividades productivas.
La agricultura impacta duramente el ambiente. El Centro Nacional de Alta Tecnología (Cenat-Conare) y otros entes en conjunto con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señalaron que del 2000 al 2015 la industria piñera deforestó un equivalente a 5.566 hectáreas de bosque.
Además el Sistema Nacional Información Territorial (SNIT) mostró que en el 2016, las empresas piñeras instalaron 1.112 hectáreas de monocultivo dentro de ASP como Barra del Colorado. Declarar una moratoria a la actividad piñera fue una promesa de Luis Guillermo Solís, pero el pasado Ministro de Ambiente descartó que sirva.
Un estudio incluido en el XVIII Informe Estado de la Nación recordó que desde las investigaciones del IRET "se evidencia no solo la presencia de numerosos plaguicidas en el agua sino que estos se encuentran en concentraciones que sobrepasan en muchos casos los límites máximos permitidos en agua para la protección de los organismos acuáticos".

Entre el 2000 y 2015 el área sembrada de piña pasó de 11.000 a 58.000 hectáreas. Es una de las actividades con mayor uso de plaguicidas. (Imagen de Laura Rodríguez/UCR)
A pesar de la información, Costa Rica sigue tropezando con la muerte masiva y el desbalance de ecosistemas delicados. Clemens Ruepert dijo que el país debe ser consciente por la actividad intensiva en ciertas zonas, sobre todo banano, piña y arroz. Los bananeros aplican entre 50 y 60 aplicaciones de fungicidas aéreas para controlar la enfermedad de sigatoka negra.
El investigador señaló que significa una constante presión a los cuerpos de agua, ante las lluvias. En el caso de piña hay menos aplicaciones, pero áreas de cultivo muy grandes con usos constantes. La amenaza es latente y lo saben los científicos, los productores y las autoridades. Además hay accidentes y malas aplicaciones.
El IRET recomendó acciones:
- continuar con monitoreo
- tener respuestas de las autoridades más rápidas ante los eventos
- buscar más los culpables o en cuáles fincas ocurre
- políticas más estrictas para reducir la contaminación, ya que las fincas de banano siempre tienen canales de drenaje
Si bien hay avances – como el Programa Nacional de Monitoreo de Aguas Sueprficiales – Ruepert señaló que hace falta ponerse de acuerdo y no negar los estudios académicos. La muerte de peces afecta la imagen supuestamente ambiental del país en el mundo.
Pero el IRET tiene claro que se debe reducir el uso de plaguicidas y buscar otras formas de control de las enfermedades. "Nos regañan por los resultados. Pero no podemos cambiar lo que estamos encontrando", concluyó.
Un proyecto entre Fundación MarViva y el Área de Conservación Osa detallaron que hay 20 mil hectáreas de tierras agrícolas en los sectores aledaños al humedal Térraba-Sierpe en la Zona Sur. Casi la mitad se ubica en el Patrimonio Natural del Estado. Es parte de cómo se ha permitido el impacto del cultivo privado en bienes públicos. Bananeros y piñeros han negado
En el 2015 los datos del IRET revelaron que en el país se usan en promedio 18,2 kilogramos de plaguicidas por hectárea de cultivo agrícola. Costa Rica es el primer lugar mundial, seguido por China, con 17 kilos. La cifra es muy superior a la de otros países como Estados Unidos, donde se usan alrededor de 2,5 kilos por hectárea.