Impuesto a transacciones desató desbancarización y fuga de capitales en otros países
Tributo generó desintermediación bancaria de entre 46 y 66 centavos por cada dólar que recaudó
(CRHoy.com) Supongamos que usted está ahorrando para la prima de un carro. Cuando finalmente la tiene, hace el depósito en la agencia a través de una transferencia, por la cual ya tiene que pagar una comisión interbancaria.
La denominada tasa Tobin, el nuevo impuesto planteado este jueves por el Gobierno significará – en caso de aprobarse- un costo adicional en esa trasferencia, por lo que no solo tendrá que pagar la comisión, sino también un adicional del 0,3% sobre el monto trasladado para los primeros dos años de aplicación, y de 0,2% para los dos años siguientes.
Y no será solo sobre transferencias. Aplicaría sobre cualquier tipo de transacción que involucre dinero en custodia de los bancos, desde cuentas y depósitos a plazo, hasta salarios y retiros de dinero desde el cajero.
La propuesta del Ejecutivo no está ajena a la polémica desde su propia concepción, ya que no es nueva.
Otros países de Europa y la región latinoamericana lo han implementado, y si bien en la mayoría ha generado el esperado incremento en la recaudación tributaria, esta mejora ha tenido que ser pagada con serias afectaciones en otros indicadores en los cuales el país ha avanzado en solventar, como por ejemplo el desestímulo de la banca off-shore, la fuga de capitales al extranjero y el excesivo uso del dinero en lugar de una mayor bancarización.
Estas son precisamente tres consecuencias reseñadas por diversos estudios realizados por entidades como el Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT).
El impuesto se ha implementado en distintas modalidades por cada país. Algunos de manera más completa a todos los tipos de depósitos y transacciones, y otros limitándolo a cuentas corrientes con acceso a cheques o bien a transacciones accionarias y de títulos valores. Costa Rica en cambio va por todo: no habrá excepciones, salvo las transacciones del propio gobierno.
Sin embargo, al menos en la experiencia en Latinoamérica, el resultado ha sido de efectos adversos, como el cargo adicional de spreads en las tasas de interés bancarias para poder recuperar la rentabilidad, lo cual genera desestímulo a la inversión y el ahorro, así como la fuga de capitales al extranjero, aumento de la informalidad y la generación de un efecto inflacionario de entre el 2% y el 3%, según reseñó el especialista en materia tributaria Marco Vargas, socio de la firma Vargas Vargas & Asociados.
Un estudio elaborado por el CIAT en el cual analizó la aplicación de los impuestos sobre los débitos bancarios entre 1990 y 2012 en Latinoamérica, concluyó que hubo países como Brasil, Perú y República Dominicana en donde los depósitos en cuentas bancarias como porcentaje del PIB se redujeron inmediatamente después de la aplicación de este impuesto.
Es decir, la gente huyó hacia el uso de efectivo.
El mismo estudio reseñó que por cada dólar recaudado a través de ese impuesto, se generó una desintermediación financiera (osea, transacciones sin que medie un banco) de 46 centavos en Argentina, 58 centavos en Brasil, 64 centavos en Colombia, 48 centavos en Ecuador, 49 centavos en Venezuela y hasta 66 centavos en Perú.
Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central confesó que este es un riesgo que se ha materializado en otros países y que el escape hacia el uso del dinero es algo que hay que evitar.
"Para evitar la desintermediación es necesario dos cosas: que la tasa sea baja y una tasa de 0,3% es muy baja, y lo segundo que sea temporal, porque se ha visto en la evidencia que cuando se mantiene sobre el tiempo la gente sí empieza a salirse ( del sistema bancario)", puntualizó Cubero.
De acuerdo con el CIAT, otro elemento que ocasiona el impuesto es el de un efecto en cascada sobre los costos de producción. Las empresas, al tener que pagar el impuesto en sus transacciones a proveedores, tiende también a encarecer el valor de los bienes que producen.
Como alternativa, la mayoría de países permitió deducir el pago de la tasa Tobin del impuesto de la renta, pero esto es algo que en Costa Rica no se está previendo.
Por el contrario, es un temor que según los expertos terminará convirtiéndose en realidad: el impuesto generará un efecto cascada que terminará por encarecer la mayoría de bienes y servicios que llegan al consumidor, pues las empresas tienen el grueso sus operaciones a través de bancos.
Así por ejemplo, una persona o empresa que fabrique zapatos o camisas y que maneja sus pagos desde una cuenta, cuando compra la tela va a pagar el impuesto, lo mismo que cuando paga el agua, la luz, el Internet, o el resto de la materia prima, y eso termina por encarecer el producto final, según explicó Fabio Salas, socio de Impuestos y Legal de Deloitte.
"Puede generar un efecto distinto o contrario a lo deseado, es importante tener claro que va a haber una afectación real, no e tan simple como decir que hay que pagar 300 colones por cada 100 mil como dijo el Ministro, el impuesto va a tener un impacto en el costo de la vida", agregó Salas.
El Banco Mundial estudió los casos específicos de Australia, Brasil, Argentina y Colombia, y destacó entre sus principales hallazgos un incremento por la preferencia de inversiones en bancos off-shore, generalmente fuera del país.
De acuerdo a las autoridades económicas, todos estos riesgos pretenden evitarse con la temporalidad del impuesto.
"Es un impuesto temporal, es un impuesto que tiene una vida finita y la intención es que termine en el 2024, acá lo que buscamos es que nos apoye fuertemente en el proceso de cortar la trayectoria ascendente de la deuda", apuntó el ministro de Hacienda Elian Villegas.
Preocupación
Aún y cuando el Gobierno se muestra confiado en la propuesta, el nuevo impuesto bancario despierta gran nerviosismo en el sector financiero y económico.
"Causa preocupación y debe analizarse en conjunto con otras medidas tales como la ley de tasas de usura, los topes a las comisiones de los datáfonos, emitidas recientemente y que afectan a los usuarios de los servicios bancarios y financieros. Todas estas medidas en conjunto pueden causar un retroceso de años de esfuerzos por impulsar la bancarización a nivel nacional, lo cual provocaría exclusión financiera, incremento en el uso de efectivo con los consecuentes riesgos de portar dinerario. Adicionalmente, el impuesto a las transacciones financieras aumentaría la informalidad y en un plazo muy corto también podría afectar la base contributiva de otros tributos en el país", dijo Annabelle Ortega, directora de la Cámara de Bancos.
En la Oficina del Consumidor Financiero (OFC) la preocupación es similar.
"Es un gravamen ingrato, que se suma a la serie de impuestos que ya de por sí tiene que pagar la ciudadanía. Y si los consumidores no lo consideran un impuesto justo, lo que harán es moverse al efectivo, a mantener bolsas de billetes para pagar en la pulpería, para enviar fondos a un familiar, o para pagar los servicios públicos", dijo Danilo Montero, director de la OCF.
De acuerdo a las previsiones del Ejecutivo, la idea de este impuesto es financiar la eliminación del cobro del 5% sobre los aportes patronales a la planilla que va a Fodesaf. Esta es una medida que busca incentivar la generación de empleo, según dijo el ministro de Hacienda Elian Villegas.
Ese aporte privado al Fodesaf se estima en unos ₡327 mil millones.