Honduras enfrenta crisis política a tres semanas de las elecciones generales
(AFP) A menos de tres semanas de los comicios generales, Honduras vive una crisis política por las incesantes acusaciones entre la izquierda gobernante y los opositores de derecha de fraguar un fraude electoral.
Según las encuestas, el comunicador Salvador Nasralla, del derechista Partido Liberal (PL), la abogada Rixi Moncada, del gobernante partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda), y el empresario Nasry Asfura, del Partido Nacional (PN, derecha), están en empate técnico.
Pero los tres partidos mantienen ataques que "desestabilizan" el proceso, según la misión de observación de la OEA.
Aquí tres claves para entender la crisis rumbo a las elecciones del 30 de noviembre, que designarán a una sola vuelta un presidente, 128 diputados y alcaldes por cuatro años.
Polarización ideológica
Honduras, uno de los países más inestables de América Latina, aún enfrenta las secuelas del golpe de Estado en el que una alianza de militares, políticos y empresarios de derecha derrocó en 2009 al presidente Manuel Zelaya, esposo de la actual mandataria Xiomara Castro.
Este golpe "marcó profundamente la institucionalidad" y a la "ciudadanía" hondureña, dijo a la AFP la directora para Centroamérica de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Ana María Méndez.
Moncada suele calificar a Nasralla y a Asfura de "títeres" de la "oligarquía golpista". Éstos la tildan de "comunista" y le reprochan su simpatía por Cuba y Venezuela.
Los tres —hay otros dos candidatos sin opciones según los sondeos— han centrado la campaña en atacarse, sin planes concretos para resolver los problemas de narcotráfico y corrupción, y la pobreza que afecta a seis de cada 10 hondureños.
"Las tensiones políticas entre las élites de los partidos han creado una gran distracción que no les permite visualizar lo que el hondureño necesita", comentó a la AFP Manuel Orozco, experto del centro de análisis Diálogo Interamericano.
Desconfianza electoral
El enfrentamiento pasó de las tarimas de campaña al escenario del Consejo Nacional Electoral (CNE), cuyos tres miembros representan a Libre, nacionalistas y liberales.
A fines de octubre, el fiscal general, Johel Zelaya, afín al gobierno, abrió una investigación por audios en los que presuntamente un diputado y la representante en el CNE del PN, Cossette López, hablan con un militar no identificado de planes para afectar al oficialismo en la votación.
Castro denunció un intento de "golpe electoral" y Moncada menciona en cada mitin los supuestos audios, que según López y el diputado son falsos y manipulados con inteligencia artificial.
Además, la fiscalía acusó a los dos magistrados del Tribunal de Justicia Electoral (TJE) que representan al PN y PL por presuntas resoluciones ilegales en el proceso.
"Estos ataques a la autoridad electoral no ayudan. Hay muchísima preocupación porque el proceso como tal salga bien librado", mencionó el analista y abogado guatemalteco Edgar Ortiz.
Otra polémica estalló recientemente porque las Fuerzas Armadas, cuya jefatura es cercana a Libre, pidieron las actas para confirmar el recuento de votos, lo cual fue calificado como una "injerencia" por la oenegé Transparencia Internacional.
A estas alturas, el CNE no ha podido adjudicar el contrato para el transporte del material electoral y el domingo hizo un simulacro que mostró fallas de organización.
En 2013 y 2017, Juan Orlando Hernández, del PN y que purga condena en Estados Unidos por narcotráfico, ganó la presidencia en elecciones plagadas de acusaciones de fraude.
Control institucional
En medio del conflicto electoral no hay un árbitro independiente. Igual que el CNE, los tres magistrados del TJE representan a cada partido y el resto de instituciones, incluida la Corte Suprema de Justicia, están también controladas por Libre, el PN y el PL.
Para la directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, "las instituciones" en Honduras están "cooptadas" por los partidos y son "utilizadas como instrumentos de control político".
"Tenemos estructuras vulnerables (y) subordinadas", no independientes, agregó la representante de esa organización social hondureña.
El Congreso, cuya junta directiva está controlada por Libre, es también campo de batalla de la izquierda y la derecha, y ha estado paralizado en el último año.
Si el CNE no logra certificar los resultados de la votación tras las previsibles denuncias de fraude, la oposición teme que una comisión permanente nombrada por la cúpula legislativa sea la que declare al ganador.
Además del "contexto preelectoral complejo" se "visualiza una transición muy difícil", advirtió Méndez.
