Este 4 de abril pude concluir, al fin, el capítulo de mis Memorias denominado 'Encuentros y desencuentros políticos'. Es un largo y sinuoso camino por los senderos de la política, dentro y fuera del Partido Unidad Socialcristiana. Lo cerré con la sección Ganadores y perdedores el 3 de abril, título de esta separata. Mi recuento de lo acontecido en esta segunda ronda es un señalamiento crítico de las ideas y personajes de los que un día en el cielo se creyeron y luego cayeron en la desolación.
El triunfo de Rodrigo Chaves fue muy meritorio. Arrancó de la nada, sin partido político, era un personaje relativamente poco conocido, sin deuda política, sin equipo de gobierno, con un escaso porcentaje inicial de intenciones de voto a su favor en las encuestas (relativamente poco conocido) y con una parte de la prensa muy en contra, especialmente La Nación y los canales de televisión empecinados en descalificarlo en lo personal (argumentos ad ominen), a pesar de que, irónicamente, urgían de una campaña 'limpia' que ellos mismos estaban muy lejos de practicar.
Ellos orquestaron una gran campaña entre distintos sectores comprometidos con los beneficios otorgados por el clientelismo del PLN, difundieron audios por algunos conocidos analistas financieros y también renombrados politólogos sesgados en sus comentarios, se pasearon por horizontes positivos y no tan positivos, deslizaron rumores del miedo alimentados por videos de terror, como el del suicidio, al peor estilo de los filtrados durante la campaña del TLC). Y, aun así, logró remontar todas estas adversidades en un tiempo record. Otro cualquiera en su caso se habría dado por vencido. Ellos fueron los principales perdedores.
Entre los ganadores, quiero destacar el valioso aporte de la diputada electa, Pilar Cisneros, durante toda la campaña, no sólo como estratega sino por su participación en audios y videos. Su metálica voz y arrolladora personalidad se irguieron, templadas, frente a las voces punzantes y detractoras de muchas agrupaciones, algunas muy pusilánimes en temas de género y otras abiertamente feministas, como una expresidenta. Frente a ellas, Pilar 'Se comió la bronca'. Y, curiosamente, más mujeres votaron por Rodrigo que por José María.
También ameritan un reconocimiento especial los estrategas y asesores de publicidad quienes supieron identificar y, luego, desarrollar, el hilo conductor de la campaña. Hilvanaron bien lo que siempre he llamado el 'tema mágico' en toda elección, aquel que es capaz de volcar las trilladas letanías de todas las campañas (crecimiento, desempleo, desigualdad, costo de vida, desigualdad etc. etc.) para tejer el sentimiento del electorado (mood en inglés; modo en español) en ese momento determinado.
Empezaron por hacer lo que recomiendan los manuales de campaña: un mapeo de la realidad política, un inventario de lo que siente y piensa la gente (en ese orden) y, luego, desarrollar un mensaje claro y sencillo para desarrollar en toda la narrativa de la campaña, incluyendo reportajes, entrevistas, propaganda en todas las redes formales e informales, y, desde luego, en los debates.
Esa narrativa contestataria la resumiría así: hay descontento con el estatus quo y los partidos tradicionales a quienes ven como defensores de privilegios y prebendas, y piden sonoramente un líder fuerte y decidido, capaz de confrontar a quienes han venido usurpando beneficios en perjuicio de las minorías dejadas de lado. Esa narrativa, nunca la pudo –o quiso- desarrollar la Unidad, fue la clave el éxito. De los contendores, sólo Eli Fenzaig la abrazó, pero Chaves se le adelantó y se posicionó de ella al mostrar más fuerza en su temple y su palabra. Fue una estrategia ganadora.
Contrario a lo que opinan el Informe Estado de La nación, la propia Nación y (casi) todos sus editorialistas y columnistas y otros medios de comunicación, al igual que académicos y personas en varios círculos del quehacer nacional, la política es un fenómeno emocional, no racional. La mayoría vota con el corazón, no la razón. Como dijo Pascal, distinguido científico y filósofo renacentista, 'el corazón tiene sus razones que la razón no alcanza a comprender'. Insistir en que los candidatos centren los debates, entrevistas, y propaganda en sus respectivos programas de gobierno y equipos económicos, y den listas pormenorizadas de soluciones a los problemas nacionales, resulta ociosos ante la emotividad del electorado.
El mensaje y su correspondiente narrativa es lo determinante, pues es casi lo único que retiene y rescata la gente para alimentar su decisión final. Y no es que los programas y equipos de gobierno no sean importantes. No se confundan ni confundan mis palabras. Esos temas son importantes para gobernar con visión de estadista, pero no para hacer política. En ella, seguirá reinando la emoción, el enamoramiento del electorado, y no las acartonadas posiciones programáticas. Por eso, todos los arriba citados figuran entre los perdedores el 3 abril.
Noten que no he citado a José María Figueres como uno de los grandes perdedores. Él la peleó duro y se defendió bien, dentro de las circunstancias. Pero le reprocho dos errores: apostarle al continuismo (experiencia) que era, precisamente, lo que rechazaba un segmento mayoritario del electorado, y dilapidar una fortuna en rígidas pancartas y repetitivos spots publicitarios. En esa acera, el gran perdedor fue el propio Partido Liberación Nacional, ya entumecido por los años y los yerros, que deberá hacer un auto examen de conciencia y replantear sus fundamentos y estructura, a la mayor brevedad, al igual que la Unidad, su buey izquierdo del bipartidismo.
Finalmente, quienes deseen una copia gratuita de mis memorias (versión digital), próxima a salir, pueden escribirme a jorge.guardiaquiros@yaho.com y la recibirán a vuelta de correo.