“La Madeja CR”: Ella nunca pensó que la importante herencia de su madre la sacaría de la crisis
(CRHoy.com) Luego de renunciar a su trabajo como secretaria para laborar en un emprendimiento familiar, Erika descubrió entre telas y agujas una pasión que la llevó a crear verdaderas obras de arte.
La vecina de Coronado conversó con CRHoy.com y contó la historia de como la crisis provocada por la pandemia del COVID-19 la llevó a reinventarse y crear su propio emprendimiento.

Erika y su madre, Eulalia.
Hace 5 años, Erika renunció a su puesto como secretaria en el que se desempeñó durante 20 años, con el fin de trabajar en una empresa de enderezado de pintura que está a cargo de su esposo y suegro y a la fecha todavía se encuentra laborando en el negocio familiar.
Ella aprendió a tejer desde que tenía 9 años, porque su madre, Eulalia Murillo, le enseñó las técnicas; sin embargo, Erika nunca consideró "sacarle provecho" a lo aprendido, que se convirtió en una maravillosa herencia.
Sin embargo, tras el golpe de la pandemia por el virus del COVID-19, la mujer de 45 años buscó la manera de generar ingresos extra con la finalidad de poder afrontar la crisis económica y fue allí cuando una conversación con su hermana la impulsó a crear muñequitos tejidos para vender.
"Se presentó la oportunidad de alguien que quería que le hiciera un muñequito de un animé (Monkey D. Luffy del manga One Piece) y nunca había hecho nada así, realmente, no sabía que tenía la habilidad de hacerlo, pero bueno, decidí echarme el agua y le dije que sí, con todo el miedo del mundo, realicé el primer muñequito tejido y después el muchacho me encargó otros 3 entonces sin querer queriendo, pues ese fue el inicio", contó Lizano entre risas.
Fue allí donde decidió dedicarse al tejido y nombrar su nuevo emprendimiento "La Madeja CR" y con el apoyo de su hermana Gabriela, crear el logo de su nueva marca.

Erika descubrió su pasión en el tejido
"El nombre se inspiró en la madeja de lana o hilo que se necesita para tejer. Mi hermana hizo un juego de palabras entre el nombre y el color a la hora de diseñar el logo, para acentuar una parte del nombre, señalando que realmente todo lo que tejo, lo hago con amor, punto por punto", recordó la emprendedora.
Más de 60 figuras ha creado Erika y todas son únicas porque son realizadas completamente a mano, utilizando la técnica crochet, que es parte del estilo de su marca. Dichas figuras son personalizables según la petición de su cliente, pero ha tenido la oportunidad de hacer a personas, animales, personajes de serie y hasta girasoles.
"Veo una imagen (foto) y en mi cabeza pienso como puedo adaptar, qué características son los las predominantes, cuáles son las más representativas que puedan ser de esa persona (…) lo que yo pueda ir adaptando y ya después pasarlo al tejido. Muchísimas veces hay que soltar, deshacer el trabajo que está hecho porque tal vez no está resultando del tamaño que se necesita o no se está viendo como debería, entonces es parte también del proceso, muchas veces hay que deshacer todo lo que sea hecho hasta que quede como está basado y que sea el producto que la persona está esperando recibir", contó
Es por eso que Erika explica que el precio de cada figura depende mucho de los detalles que el cliente pida, ya sea en tamaño, tipo de personaje o características personalizables, pero que el promedio es de 5 a 7 mil colones, una figurita sencilla.
La emprendedora cuenta que a pesar de que no puede asegurarse vivir de su emprendimiento, desde que comenzó no ha dejado de tejer en ningún momento y que, con la ayuda de Dios, espera llegar lejos. Además, revela que en un principio sus trabajos solo los vendía a amigos y familia y ahora algunas de sus figuras han cruzado las fronteras nacionales a países como México, Puerto Rico o Italia.
Su mayor sueño
"Durante toda mi vida tenía ganas de aprender lengua de señas, pero por una u otra nunca lo llevaba a cabo. Normalmente, cuando uno cambia de década se plantea un montón de cosas, y pensé que era algo que yo siempre he querido hacer y ¿que por qué no?", menciona.
Es por eso que, al cumplir los 40 años, decidió ingresar a una institución de enseñanza de Lesco y está en el cuarto nivel de seis posibles, sin embargo, de momento tiene los estudios en pausa por temas económicos.
"Si Dios quiere el próximo año retomo para terminar los 2 niveles que me faltan, mi sueño es llegar a ser intérprete Lesco, porque es una lengua que a uno lo enamora cada vez más y entre más contacto con la gente, aprendes a ver la situación desde otra perspectiva", mencionó Erika.
Veamos la crisis como una oportunidad la pandemia nos ha enseñado a reinventarnos, intentar algo nuevo, diferente y por necesidad, pero a veces también puede ser un buen impulso para alzar el vuelo, es importante desarrollar esos talentos también que tenemos y que muchas veces dejamos ahí de lado. También trabajemos por un mundo y una sociedad más inclusiva y que cada uno de nosotros puede tener de su parte para que sea un país mejor, concluyó la emprendedora.