Estudio: Mercado laboral costarricense presenta dos realidades distintas
El mercado laboral costarricense presenta dos realidades distintas, producto de un crecimiento muy desigual entre las actividades económicas.
Así lo concluye el II Informe Macroeconómico 2025: Evolución económica y desafíos fiscales, elaborado por los investigadores Marco Otoya, Allan Quesada e Ivannia Bolaños, del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).
Según el estudio, al observar el crecimiento de la economía nacional por tipo de régimen productivo se evidencia una divergencia cada vez más marcada entre el régimen definitivo y el régimen especial de zona franca.
Mientras las actividades vinculadas al régimen especial han mostrado un crecimiento sostenido y robusto —particularmente en sectores de alta tecnología, manufactura avanzada y servicios empresariales—, el régimen definitivo, que agrupa la mayor parte de la producción nacional, ha experimentado un estancamiento relativo.
Las actividades con menor crecimiento están asociadas a la construcción, la agricultura y los servicios de alojamiento y comida, en su mayoría vinculados a negocios locales que emplean a personas con mayor vulnerabilidad social. Además, la administración pública y la seguridad social también presentan un menor dinamismo, lo que genera un círculo regresivo para la atención de esta población.
Por el contrario, las actividades con mayor expansión corresponden a servicios profesionales, administrativos y técnicos; la industria manufacturera; y las actividades de información, comunicación, financieras y de seguros.
"Se logra evidenciar una dinámica económica compleja, en la cual conviven dos tipos de economía: una en crecimiento, asociada al sector más tecnológico, profesional, industrial y financiero, y otra con grandes dificultades para crecer, ligada a sectores intensivos en mano de obra menos calificada, como la agricultura, la construcción, las sodas, los alojamientos y los servicios de comida", indica el informe.
Diferencias
Esta misma división se refleja en el mercado laboral, donde se identifica un proceso de polarización, señala el análisis.
Mientras los trabajadores con mayor nivel educativo y calificación acceden a empleos formales y de calidad, una gran parte de la población con menores condiciones educativas y formativas no logra insertarse en esas oportunidades, quedando relegada a trabajos informales o de baja productividad.
La división se intensifica al analizar la distribución del empleo por actividades económicas: los sectores dinámicos —como el de dispositivos médicos, manufactura avanzada y servicios basados en conocimiento— concentran los puestos calificados y formales; mientras que actividades tradicionales, como la agricultura o el comercio minorista, muestran altos niveles de informalidad y precariedad laboral.
A nivel etario, se observa que las personas más jóvenes (entre 15 y 24 años) y las de 60 años o más presentan los menores niveles de ocupación, mientras que las de entre 25 y 59 años son las que registran mayor participación en el empleo.
Esto plantea un reto, pues tanto los jóvenes como los adultos mayores que buscan trabajo suelen estar vinculados a sectores más vulnerables de la sociedad.
En cuanto al nivel de formalidad del empleo, se aprecia una dicotomía similar: el sector informal tiende a tener cada vez menos ocupados, mientras que el sector formal crece de manera sostenida.
De acuerdo con el informe, se registran resultados positivos:
- Un aumento sostenido de la formalidad del empleo en los últimos años, lo que representa un avance en términos de protección social, estabilidad y productividad.
- Un crecimiento en los puestos de mayor calificación, mientras que los de menor calificación han venido disminuyendo.
Esta tendencia apunta hacia un mercado laboral más formal, con mayores niveles de especialización y en el que los trabajadores con más educación logran acceder a empleos de mejor calidad.
No obstante, también se observa una polarización cada vez más marcada, que expone a las personas con mayor vulnerabilidad al riesgo de no encontrar empleo, o incluso de salir de la población activa, lo que genera una base cada vez menor de ocupados en la economía.
Esto significa que hoy hay menos personas empleadas que en meses anteriores. Incluso, el nivel de ocupación actual es inferior al registrado antes de la pandemia, lo que evidencia importantes retos, pues desde setiembre de 2024 se registra una disminución en el empleo.
Estructura sectorial
La estructura sectorial del empleo muestra una marcada concentración en actividades ligadas a la demanda interna y a servicios de uso cotidiano.
El comercio y la reparación encabezan la generación de puestos, con alrededor de 360.000 personas ocupadas, muy por encima del segundo bloque, integrado por la industria manufacturera (241.000) y enseñanza y salud (240.000).
Les siguen las actividades profesionales y de apoyo (218.000), comunicación (195.000), así como agricultura, ganadería y pesca (188.000).
Esto sugiere que, además del comercio, la base productiva mantiene un componente industrial y de servicios empresariales relevante, junto con un núcleo agropecuario aún significativo.
En contraste, destacan la intermediación financiera y los seguros (65.000) y la administración pública (90.000), mientras que ramas vinculadas al turismo, como hoteles y restaurantes (125.000), se ubican en un nivel intermedio.
Cambios
El análisis también determinó que la mejora en la tasa de desempleo no refleja exclusivamente la creación de nuevos puestos de trabajo.
"Refleja salidas de la fuerza de trabajo, además de la creación de puestos. Es decir, el descenso del desempleo en 2025 no debe interpretarse exclusivamente como fortalecimiento del empleo, sino como el resultado conjunto de la generación de empleo en 2023-2024 y de una menor participación efectiva en 2025", detalla el informe.
Esta recomposición indica que una parte relevante del ajuste más reciente en el mercado laboral proviene de la menor participación —más personas que no buscan trabajo— y no únicamente de variaciones en la ocupación.
Este hecho ayuda a explicar por qué, aun con una tasa de desempleo a la baja, la ocupación total se modera y la inactividad aumenta en 2025.