“Estudiar me salvó del dolor”: la historia de Evelyn, madre de los siameses Ezequiel y Samuel
Tras perder a uno de sus hijos siameses en 2020, Evelyn encontró en la educación una vía para sanar
En 2018, el país conoció a Evelyn, la valiente madre de los siameses Samuel y Ezequiel, quienes fueron sometidos a una compleja cirugía de separación que duró casi 20 horas. Aquel 23 de febrero quedó marcado como un día de esperanza, pero también de incertidumbre.
Dos años después, en diciembre de 2020, la vida volvió a golpear con fuerza: Samuel falleció inesperadamente.
Desde entonces, la vida de Evelyn ha sido una montaña rusa de emociones, marcada por el dolor, pero también por una fuerza inquebrantable que la ha llevado a conquistar un sueño que parecía lejano: hoy es licenciada en Educación Preescolar.
"Mi carrera fue como una amiga que me acompañó para que no me deprimiera en los peores momentos de mi vida. Incluso cuando mi bebé se me fue al cielo, el estudio fue mi aliado, junto con Dios, para no caer en una depresión fuerte."
Durante todos estos años, Evelyn enfrentó desafíos que para muchos habrían significado rendirse: ser mamá, pasar horas en hospitales, perder a un hijo y, aun así, no dejar de soñar. Recuerda un momento clave: cuando perdió la beca universitaria por pasar demasiado tiempo en el hospital.
"Llamé llorando a mi mamá y le dije: ‘Mami, olvídese de esta hija que va a ser profesional'. Estaba cansada, frustrada. Pero ella me dijo: ‘No, señora. Usted no va a salirse de la U. Siga adelante'. Y seguí. Luché y logré que me devolvieran la beca. Gracias a esa beca, hoy soy licenciada."
Mientras avanzaba con sus estudios, también criaba con amor a sus dos hijos: el mayor y Ezequiel, sobreviviente de la separación. Hoy, Ezequiel tiene 9 años, está en cuarto grado y, aunque a veces le cuesta ir a la escuela porque ama estar en casa, es un niño alegre, saludable y lleno de vida.
"Él es solo risa todos los días. Es muy feliz, muy amado. Vivimos rodeados de la familia, y ese apoyo ha sido crucial. Cada vez que se enferma, yo me estreso horrible. No quiero volver a vivir en un hospital. Pero, gracias a Dios, él está muy bien de salud."
Hablar de Samuel sigue siendo difícil, pero Evelyn lo hace desde el amor más puro. Su partida fue inesperada, repentina y devastadora.
"Él había tenido un año con una salud muy bonita. Y un día, simplemente se nos fue. Fue muy duro aceptar que se fue de un día para otro. Pero es algo que podía pasar. Su condición era delicada, aunque uno no quiera pensar en eso. Y cuando se fue… fue el momento en que Dios quiso llevárselo."
A pesar del dolor, Evelyn no se detuvo. Samuel falleció en diciembre y, para febrero, ella ya estaba retomando sus estudios. No lo hizo para escapar del sufrimiento, sino para transformarlo.
"Estudiar me distrajo la mente. Me dio las fuerzas que necesitaba. Fue como tener una amiga que me acompañaba. Ahora que terminé, pasé como un mes con muchos suspiros, sintiendo miedo de deprimirme… pero aquí estoy. Seguimos."