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¿Es la moción del PLN un caballo de Troya en el proyecto de jornada 4/3?

Por Msc. Paola Gutiérrez Mora | 2 de Jul. 2025 | 4:31 am

La propuesta del Partido Liberación Nacional (PLN) de llevar a votación secreta entre los trabajadores la posibilidad de aplicar la jornada 4/3 podría parecer, de primera entrada, una idea interesante. Pero al analizarla con un poco más de calma, surgen dudas importantes.

Un punto clave es que los trabajadores deberán organizarse para elegir a un representante que defienda sus intereses durante el proceso de votación. Este sería un requisito indispensable para que la empresa pueda solicitar la aprobación de la jornada 4/3 ante el Ministerio de Trabajo.

De acuerdo con el Convenio N.º 135 y la Recomendación 143 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como con el artículo 367, inciso ch) del Código de Trabajo, este representante contaría con garantías y protecciones especiales, como restricciones para su despido, permisos con goce de salario y otras facilidades para ejercer su función.

Por eso, el proceso de votación propuesto no es un trámite menor ni un gesto simbólico. Cambia las reglas del juego al introducir una dinámica colectiva que, hasta ahora, no estaba prevista en el proyecto de ley.

Es inevitable preguntarse si esta votación secreta realmente aporta una mejora sustancial al proyecto o si, por el contrario, terminaría siendo un completo despropósito.

Si lo que se quiere es evitar que el patrono imponga la jornada 4/3 de forma unilateral, eso ya está resuelto en el texto actual. Desde el inicio se estableció que esta jornada debe ser voluntaria, y para ello se diseñaron mecanismos de control.

¿Qué cambiaría con esta moción?

Sería la primera vez que el Código de Trabajo exige a las empresas someter a votación de los trabajadores una decisión operativa, como la organización del tiempo de trabajo, y hacerlo además como condición para que tenga validez, aunque no haya sindicato ni convención colectiva. Esto marcaría un cambio importante en la forma en que, históricamente, se han manejado las relaciones laborales en el sector privado, donde las condiciones suelen acordarse directamente entre la empresa y cada trabajador.

Además, aunque en principio el representante de los trabajadores tendría la función de supervisar el proceso de votación junto con la empresa, en la práctica podría terminar asumiendo un papel más protagónico: el de un negociador informal que, en nombre del grupo, plantee condiciones a cambio de un voto favorable. Por ejemplo, exigir un aumento del salario por hora o que se reconozcan beneficios adicionales.

¿Se estaría abriendo la puerta a una negociación encubierta que podría entorpecer, o incluso bloquear, la implementación de esta jornada?

No se trata de cuestionar el derecho de los trabajadores a organizarse o a elegir un representante (derechos plenamente legítimos y debidamente protegidos), sino entender cuál es la verdadera intención detrás de esta moción y el impacto práctico de introducir este nuevo requisito. ¿Estamos ante un caballo de Troya?

Muchas dudas por aclarar

El objetivo del proyecto es brindar claridad y seguridad jurídica para aplicar la jornada 4/3. Sin embargo, con esta moción sobre la mesa, el camino hacia esa claridad se vuelve incierto. Más bien, surgen dudas como estas:

  • ¿Cómo se elige al representante de los trabajadores?
  • ¿Debe ser un trabajador de la empresa o puede ser alguien externo?
  • ¿Se elige un representante por centro de trabajo, o uno para toda la empresa?
  • ¿Qué pasa si los trabajadores no se ponen de acuerdo en cómo elegir al representante?
  • ¿Qué reglas se seguirán para la votación secreta? ¿Quién las define?
  • Si hay dudas sobre el resultado, ¿quién resuelve ese conflicto?
  • ¿Cuánto tiempo podría tardar este proceso, considerando que es un paso previo a la solicitud formal?
  • ¿El resultado favorable de la votación tiene un plazo de vigencia?
  • Si la empresa decide dejar de aplicar la jornada 4/3, ¿debería volver a someter la decisión a votación?

Estas preguntas deberían responderlas quienes apoyen la moción en la Asamblea Legislativa.

Confiar en que todos estos aspectos se resolverán más adelante, por medio de un reglamento del Ministerio de Trabajo, es simplemente patear la bola y no parece la mejor salida para este tema en particular.

Esta discusión es importante. Si lo que se busca es que el proyecto de jornada 4/3 funcione, es fundamental que su implementación sea clara, voluntaria y viable en la práctica, no un laberinto de obstáculos ni una fuente de conflictos innecesarios.

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