Enfermedad paralizó su cuerpo pero ¡jamás! su voluntad
Comenzó con un dolor en el brazo izquierdo, luego en el dedo gordo del pie. Roxana llegó a perder la movilidad en toda la parte izquierda de su cuerpo, pero nunca se dio por vencida.
Pasaron 3 largos y dolorosos años antes del diagnóstico: padece una atrofia multisistémica, una enfermedad que afecta áreas cerebrales y es progresiva, ataca los sistemas nervioso y motor.
La mujer se despedazaba entre dolor y la depresión con cada visita al médico. La sentenciaron que quedaría en una silla de ruedas, alimentada por sonda, por el resto de sus días… ¡Con menos de 50 años!
Llegó el punto en que a Roxana tenían que bañarla, vestirla y ayudarla en todo.
Sólo encontró alivio en su verdadera pasión: el diseño de joyas y bisutería, desde hace 12 años. Además, da clases desde hace 7 años.
Antes de que el padecimiento se manifestara, podía hacer una pulsera en 45 minutos pero luego, 4 horas ya no eran suficientes.
Tiempos de esperanza
Sin embargo, Roxana no se rindió. Hoy a los 52 años, tiene otra cara. Inició un tratamiento de medicina regenerativa que incluye terapia neural y vitamina C.
Mariana Gómez, experta que lleva el caso de Roxana, explicó que es una técnica que trata de equilibrar eléctricamente el cuerpo.
"Dentro del cuerpo se producen sustancias que provocan bienestar y recuperación. Se inyecta una sustancia que provoca en las células el equilibrio eléctrico, se "testea" dónde está la falla en su cuerpo y se trata", comentó Gómez, experta de la clínica Medicell, en San Ramón.
Esta terapia reconecta eléctricamente los nervios desconectados. Además, le aplican megadosis de vitamina C, porque regenera, estimula y favorece el colágeno, proteína que forma las articulaciones, músculos, huesos y piel.
[quote] Yo pensé que se me había acabado la vida. Hoy me siento feliz, todo el mundo me dice que tengo otra cara", Roxana Bonilla. [/quote]
Roxana puso a prueba los resultados de su tratamiento, desfilando con sus joyas en el Fashion Week de Nicaragua, la semana anterior. Nunca se rindió y, gracias a ello, hoy disfruta la vida al máximo.