Empezó con una parrilla de aro de carro y ahora su restaurante tiene 6 locales
Francisco López aprendió, con el paso de los años, que la perseverancia, la paciencia y el apoyo de su familia fueron clave para que Pinchos Panchos pasara de ser un chinamo con una parrilla hecha con un aro de carro, a convertirse en un restaurante con seis locales en diferentes puntos de San José.
El proyecto comenzó a finales de 2019 con la intención de ayudar a un hermano desempleado, y gracias a un familiar que lo motivó a volver a intentarlo.
En verdad ha sido un reto. Empezamos porque mi hermano Alexander no tenía trabajo y yo tenía uno temporal. La venta de pinchos en la calle fue por sugerencia de mi suegra, Sara. Le respondí que años atrás lo había intentado y no se me dio, así que ella me dijo que lo intentara de nuevo y lo hicimos.
Recuerdo que ellos los preparaban en la mañana y yo, en la noche, los vendía. Lo hicimos un día afuera de mi casa en Calle Fallas, en Desamparados, pero al día siguiente la dueña me pidió que no lo hiciera más. Entonces fui a negociar con el pulpero del Súper Neptuno, que estaba a unas cuatro casas, y aceptó.
Vendíamos pinchos tres veces por semana: viernes, sábado y domingo. En ese momento tenía un trabajo estable, y me dije que si me iba bien, renunciaba para dedicarme a tiempo completo a los pinchos. Y así fue. Pagábamos 5.000 colones por el espacio, la parrilla era un rin de carro, mi suegra nos dio madera para construir una mesa y le pusimos un mantel para que se viera bonito.
La pandemia de la covid-19 marcó un antes y un después en el negocio. Mientras muchos comercios debieron cerrar por las restricciones sanitarias, Francisco intentó adaptarse, pero la presión de llevar sustento a su familia lo llevó a incumplir la ley. Pese al momento difícil, ese fue el inicio de su resurgir.
Fue un momento muy difícil, porque era mi único ingreso. Hice lo imposible para seguir parrillando, pero la dueña de la casa me decía que no. Nos mandaron a cuarentena y, en medio de esa medida, no aguanté y me fui a parrillar. Recuerdo que esa vez llegaron la municipalidad y la policía para detener las ventas.
Eso me enseñó a ser optimista y buen administrador. Aprendí a manejar los recursos, y eso me impulsó a ser lo que soy ahora.
Uno de los cambios importantes fue mudarse de local, algo que ocurrió por casualidad, cuando encontró un nuevo sitio en el centro de Desamparados.
Resurgimos directamente en el Neptuno, donde había montado un chinamo de cuatro metros por dos. Cabía la parrilla y una mesa, pero como estaba a la intemperie, la gente lo empezó a dañar. Justo cuando compraba materiales para arreglarlo, la dueña de la pulpería me pidió que dejara de parrillar. Intenté convencerla, pero me dijo que no, que me lo llevara a otro lado.
Ese mismo día pasé por el centro de Desamparados y vi un local disponible. Tenía las mismas dimensiones del chinamo y lo alquilé. Costaba exactamente lo mismo que el otro punto, y con eso ya podía tener patente municipal y permisos del Ministerio de Salud.
En mi casa preparábamos las cosas, las trasladábamos al local y luego cocinábamos.
A mediados de 2021, cuando las cosas comenzaron a mejorar, surgió una nueva posibilidad de crecimiento, y ahí descubrió la importancia de confiar en su equipo.
En ese momento no tenía la visión de delegar, pero el negocio me lo exigió. Llegó un punto en que las altas ventas me hicieron ver que no podía trabajar solo. Contraté a una muchacha. Ella vio el lugar donde habíamos comenzado y dijo que, a corto plazo, veía el negocio expandirse.
A la par de ese local había otro establecimiento desocupado. Costaba 200 mil colones, más de lo que pagaba, y temía que la gente no llegara. Para cubrir la demanda, debía vender 50 pinchos más. Acepté el reto. Ese local es el que actualmente se ubica en el centro de Desamparados.
Me prestaron un millón de colones: compré cinco mesas, pagué el alquiler, puse la parrilla y arrancamos. En el quinto mes pude comprar los servilleteros. Empezamos con las uñas y el sueño fue tomando forma.
En pandemia no podía comer lo que como hoy. Había mucha escasez. Durante el proceso aprendí a administrar, a cuidar recursos como el agua, la electricidad, el inventario. Nuestra comida es 100 % fresca: lo que se compra de carne es lo que se usará ese día, a lo ‘coyol quebrado, coyol comido’.
Actualmente, Pinchos Panchos cuenta con seis locales: en Desamparados, San Rafael Abajo, San José centro (cerca del Parque de las Garantías Sociales), La Merced, La California y Guadalupe. En total, emplea a 25 personas.
Visión clave
Con el tiempo, su visión como administrador se fortaleció. Uno de los momentos que más disfrutó fue la apertura de su segundo local, originalmente en la Calle de la Amargura, que luego trasladó a La Merced.
Cuando abrí el segundo local en la Calle de la Amargura, me marcó muchísimo. Siempre soñé con llegar a ese nivel, porque quería ayudar a las personas con empleo. Pero mi perspectiva mejoró con esa experiencia, porque entendí que los planes de Dios son perfectos.
Conforme pasa el tiempo, voy adquiriendo experiencia, y se va formando ese ‘ojo clínico’ que te dice: ‘ahí puede ser’. Los puntos que elegimos son estratégicos. Dios me ha puesto a los socios comerciales idóneos en el momento adecuado. El local de La Merced lo busqué desde hace mucho, pero el dueño no lo quería alquilar. Luego, él mismo consiguió mi número y me lo ofreció.
Francisco asegura que su familia ha sido clave en su crecimiento y que han sido un gran motor para continuar con el proyecto.
Yo lo fundé, pero mi hermano mayor era como mi compañero de trabajo. Ahora sigue conmigo. También trabaja mi hermano menor, mi mamá y mi esposa. No se pensó como un negocio familiar, pero con el tiempo se convirtió en uno. La familia juega un papel muy importante.
Una de las anécdotas que recuerda con cariño la vivió con Ítalo Marenco, presentador del programa Giros de Repretel, a quien espera atender algún día.
Hace como tres años Ítalo llegó al local, pero no pudo probar mis pinchos porque ya se había acabado la comida que tenía pensada vender para ese día. Volvió otro día y pasó lo mismo. Yo a él lo admiro mucho y espero que algún día pueda comer uno.
Los productos estrella de Pinchos Panchos son los pinchos, pero también ofrecen carnes a la parrilla con plátanos y ensalada. Si desea visitarlos y conocer su menú, puede encontrarlos en redes sociales como Pinchos Panchos.