Eli Feinzaig comparte en redes sociales cómo su lucha contra el cáncer lo transformó
El diputado Eliécer Feinzaig, del Partido Liberal Progresista, publicó en sus redes sociales un extenso mensaje sobre cómo su lucha contra el cáncer lo ayudó a transformar su vida y la catalogó como una segunda oportunidad.
Explicó que hace más de ocho años le diagnosticaron cáncer en el sistema linfático y contó cómo, al principio, lo tomó como una sentencia de muerte. Sin embargo, con el paso del tiempo, un día al pasar junto a un cementerio reflexionó y recapacitó.
En ese momento algo hizo clic en mi cabeza. Llegué a la casa, me senté a reflexionar, me pegué una gran llorada —qué liberador es eso— y me dije a mí mismo: ¿qué te pasa, huevón? No es el fin del mundo, pero si te echás a morir, sí va a ser tu fin en este mundo. Este mundo que encierra grandes contrastes y lugares tan hermosos como esas montañas 'escondidas' a vista y paciencia de todo el mundo detrás de aquel cementerio. Vamos a dar la lucha y vamos a vencer este cáncer.
A partir de ese momento ya no hubo cómo pararme. Alguien me aconsejó: 'hágase amigo de su cáncer, háblele, pídale que se vaya'. Y yo: 'ni a pu…, a este carepi… yo lo venzo porque soy más fuerte que él'. Y así fue.
El tiempo se encargó de darle una nueva perspectiva de la vida y le permitió superar la enfermedad. En el cierre de su publicación, confesó que actualmente tiene un nuevo aire para seguir en la lucha política y citó a Ericka Benavides, su exasesora, quien falleció el pasado 24 de octubre en un accidente de tránsito en Palmares de Alajuela, sobre la carretera Bernardo Soto.
Puedo adelantar que estoy sintiendo una nueva fuerza interior, una mayor determinación para seguir adelante, con la guía de luz que es hoy Ericka, con el maravilloso equipo de trabajo que me honra con su compañía y con el apoyo incondicional de mi preciosa familia, luchando por una Costa Rica más próspera, más decente, más empática y solidaria, digna de todas esas almas nobles que se acercan a ayudar a completos desconocidos en sus momentos de mayor vulnerabilidad, sin pedir ni esperar nada a cambio.
Una Costa Rica mucho más agradecida con todo lo que hemos hecho bien, menos enojada con lo que ha salido mal y sin miedo a abandonar la retórica del odio y la división para enfocar todas sus energías en resolver los problemas que siguen tan presentes y marginando a tantas personas en nuestra sociedad. Ese seguirá siendo mi propósito: la batalla que escojo pelear.
