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Eladio Carrión en Costa Rica: Lección de humanidad en clave de trap

Detuvo su concierto varias veces para que se brindara asistencia médica y repitió su canción más popular con tal de que el público experimentara la música en vivo sin el celular en la mano: más allá de cualquier consideración musical, Eladio demostró ser un ser humano sensible y agradecido.

Por Víctor Fernández G. | 5 de Oct. 2025 | 10:24 am

Foto: Víctor Fernández G.

Para alguien de casi 50 años y que albergó un desdén furibundo por el reguetón cuando ese género tomó por asalto la música popular —hace ya 25 años—, entrar a valorar un espectáculo como el de Eladio Carrión es difícil, no solo porque carezco de las herramientas correctas para asimilar su propuesta, sino porque es claro que no formo parte de su público meta. De hecho, es normal que lo que Eladio hace no sea de mi gusto, así como mi madre tampoco logró conectar con Nirvana o Slayer cuando yo era adolescente.

Entonces, ¿por qué escribo sobre el show que el astro boricua dio la noche del viernes 3 de octubre en Parque Viva? Porque a mi hija sí le gusta su música —mucho—, y desde hace algún tiempo hice las paces con que en mi casa no logré heredar a los Chili Peppers y Van Halen. Lejos de limitarme a aceptar que el género urbano domina las listas de reproducción de la juventud costarricense, me he propuesto entender, hasta donde sea posible, su encanto. Y vaya que lo tiene, de sobra.

Dentro de ese ejercicio he logrado cubrir cierto terreno: empecé con el OG, Daddy Yankee, al que vi en vivo en varias ocasiones y ya para su última gira me sabía buena parte del repertorio. Igualmente acompañé a mi hija a ver a Paulo Londra (me aburrí como una ostra); no logré diferenciar entre un tema y otro en el show de Feid; disfruté con la tremenda banda de rock que acuerpó a Young Miko, y me sorprendí positivamente con la calidad de los más recientes y multitudinarios recitales de Bad Bunny y Karol G en suelo tico, con montajes técnicos que ubico, sin problemas, entre los diez mejores que acá hemos tenido.

Ahora tocó el turno de ver a Eladio, artista que saltó a la fama en el último lustro y que, con apenas tres visitas previas al país, ya logró trascender los festivales para consolidarse como un acto masivo, saltando a escenarios más ambiciosos con cada nueva cita.

Nacido en 1994 en Kansas City, en el seno de una familia puertorriqueña, Carrión se basta y sobra sobre su escenario: en buena parte del show es él solo sobre la tarima, con apenas el apoyo, en algunas piezas, de cuatro bailarines. No tiene ni a un DJ visible, ni falta que le hace: el vocalista está sobrado en carisma.

Foto: Víctor Fernández G.

Vale decir que su montaje audiovisual es un excelente complemento, con animaciones en pantalla que aluden a su afición por el manga y la animación japonesa. Igualmente, el juego de luces está muy bien diseñado, cambiando los colores del recinto según la emoción que busca transmitir cada bloque. En lo visual, impecable.

Lo que Eladio interpreta es trap latino, una rama del hip-hop que muchos asocian con el reguetón, aunque en realidad es su pariente más sombrío. Nacido en los barrios de Atlanta en los noventa, el trap tomó su nombre de las trap houses —lugares donde se vendían drogas— y se caracteriza por sus bases electrónicas densas, bajos profundos y letras de calle. En su versión latina, adoptó jerga y cadencia caribeña, pero mantiene el tono desafiante e introspectivo que lo distingue del reguetón, más fiestero y bailable.
(Y si esto suena confuso, regresen mentalmente a 1993 e intenten explicarle a sus papás qué era el grunge).

Carrión es profundamente introspectivo en su lírica, sin ningún empacho en admitirlo frente a miles. Los temas de salud mental son parte importante de su mensaje, que a ratos roza la charla motivacional, pero con la intensidad de quien está aferrado a un cable de alto voltaje. Al escucharlo, cualquiera —más allá de la edad— se queda con un mensaje indestructible: las cosas siempre pueden mejorar. Imagino que oírlo de manera reiterada es el equivalente de tener a un coach al lado gritándonos instrucciones mientras remamos hacia la meta: una dosis intravenosa de positivismo.

Y eso que no soy fan.

Pero Eladio también es divertido, y su presentación es una celebración colectiva de la que es imposible no sentirse parte. Incluso hay segmentos cuya intensidad es tan alta que bien se podrían comparar con los de un recital de heavy metal, siendo que la zona frente al escenario pasa en tal estado de ebullición que nada tiene que envidiarle al mosh pit más frenético.

Y ahí justamente aparece uno de los rasgos más llamativos de Eladio Carrión sobre un escenario. El trapero —sí, así se denomina a los intérpretes de trap, anótelo— sabe que la gente está al límite de su resistencia física durante dos horas de espectáculo y que no todo el mundo aguanta aquella loquera, por lo que tiene diseñado un protocolo de asistencia a quienes puedan desvanecerse o tener algún problema de salud. Lo explicó con lujo de detalles al inicio: si alguien se siente mal, quienes estén a su lado deben prender las luces de sus celulares y llamar la atención del artista, quien detiene la música hasta que el personal médico logre evacuar a los afectados. Y tal cual: en tres ocasiones se detuvo el show para atender a fanáticos en problemas (desmayos, principalmente), y Carrión no tuvo inconveniente en comenzar de nuevo la pieza.

Foto: Víctor Fernández G.

Otro momento que me marcó se dio con la más esperada del extenso repertorio (¡más de 30 temas!): Mbappé. Es su mayor éxito, y sería ingenuo creer que la gente no la grabaría con sus celulares, como ya es costumbre en cualquier evento masivo. Pero el músico tenía otros planes: pidió a sus fanáticos que vivieran el instante con sus ojos, no a través de pantallas.

Para eso propuso un trato: primero tocaría una versión sin celulares y luego repetiría el hit para que, ahora sí, las cámaras hicieran lo suyo. El acuerdo fue respetado por la muchachada, que quizás por primera vez en sus vidas experimentó algo que nosotros, los viejos, ya sabíamos: los momentos más memorables de un recital no se viven mediante un dispositivo móvil. Fue como volver a un pasado más sencillo y analógico.

Da gusto oír a un intérprete tan agradecido y accesible. Eladio no paró de agradecer a su público, con una sinceridad imposible de fingir, por permitirle vivir su sueño y mantener a su familia haciendo lo que ama. Extendió el mensaje a los miles de jóvenes ahí presentes: traten de vivir haciendo lo que les gusta, sea lo que sea.

Desde el trap, Eladio Carrión suena más motivador que la mayoría de los coaches de vida.

Sé que llegué a este punto sin referirme en detalle a lo estrictamente musical, pero sería forzado —y hasta riesgoso— que yo, tan roquero como me autopercibo, viniera a evaluar el efecto de sus composiciones. Me quedo mejor con la reacción de un público que coreó absolutamente todo, que salió desgalillado y exhausto de una sesión de música en vivo intensamente viva.

Mentiría si dijera que entendí todo lo que Eladio rapeó. Pero sí entendí que su pegue no es casual, sino el fruto de un trabajo tesonero que inició en plataformas como SoundCloud y que no admite descanso. Eladio Carrión está viviendo su sueño, y con él millones de adolescentes —incluida mi hija—. Eso, para mí, ya vale el aplauso.

Nota: Qué experiencia tan miserable es intentar llegar a Parque Viva un viernes en la tarde. Duré dos horas en un recorrido de apenas 23 kilómetros, desde Heredia hasta La Guácima. Es una pena que el mejor recinto para el disfrute de la música en vivo en el país —por su diseño acústico y visual, eso es indiscutible— solo sea accesible mediante la red de rupestres caminos vecinales de La Guácima, donde pareciera que no han visto una vagoneta con asfalto desde los tiempos del primer Festival Imperial.

Es inaudito cómo los años pasan y la Municipalidad de Alajuela sigue sin meterle cariño a las calles de ese distrito, carentes en muchos tramos de caños y aceras, pero tapizadas de huecos que más simulan cráteres y que, dada su longevidad, ya podríamos apodar Tenorio, Rincón de la Vieja, Miravalles, Arenal e Irazú.

Foto: Víctor Fernández G.

Ficha técnica

Artista: Eladio Carrión
Fecha: 3 de octubre de 2025
Lugar: Parque Viva, Alajuela, Costa Rica
Telonero: Danny Towers
Producción: Move Concerts Costa Rica

Setlist

Invencible
Ohtani
Vetements
HIM
Broly
Thunder y Lightning
Si la calle llama
Heavyweight
Kemba
Romeo y Julieta
El reggaetón del disco
100 conmigo
3 AM
Todo o nada
Paz mental
Hola, ¿cómo vas?
Me gusta al natural
TQMQA
Flores en anónimo
Quizás tal vez
Coco Chanel
Hey Lil Mama
Sigue bailándome
Primer lugar
Ricky Bobby
Arizona
AMG
Tata
Socio
SBF5
Piedras
Sisis
Mi error
Padre tiempo
Mosh Pit / Stand By
Cómodo
Sin freno
Betty
Hugo
BZRP Music Session Vol. 40
Mbappé (interpretada dos veces)

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