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El pacto oculto entre Trump y Bukele por el que EE. UU. repatria a jefes de la MS-13

Por Gustavo Arias | 2 de Jul. 2025 | 5:32 am

Una investigación de The New York Times revela cómo un acuerdo entre el gobierno de Donald Trump y el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, está poniendo en riesgo una de las operaciones más ambiciosas jamás lanzadas contra la pandilla transnacional MS-13.

Durante años, fiscales y agentes federales de los Estados Unidos construyeron una causa judicial sin precedentes: lograron acusar a la cúpula de la MS-13 por terrorismo, masacres y narcotráfico, y detuvieron a varios de sus líderes mediante operativos internacionales. El plan era desmantelar la organización desde su núcleo de poder.

Pero en 2025, ese esfuerzo comenzó a tambalearse.

El acuerdo que lo cambió todo

Donald Trump negoció con Nayib Bukele un acuerdo para repatriar a más de 200 migrantes detenidos en Estados Unidos, a cambio de que El Salvador recibiera millones de dólares en asistencia económica. El trato fue presentado públicamente como parte de la política migratoria de “deportaciones masivas” impulsada por la Casa Blanca.

Sin embargo, según reveló The New York Times, el propio Bukele solicitó incluir en la lista a varios jefes de la MS-13 detenidos en Estados Unidos. El compromiso de su gobierno sería encarcelarlos en el penal de máxima seguridad construido para contener a pandilleros.

Washington calificó el acuerdo como un triunfo en la lucha contra el crimen. Pero fiscales y exfuncionarios advierten que la inclusión de los líderes de la MS-13 podría tener otro propósito: impedir que testifiquen sobre los vínculos entre la pandilla y el gobierno de Bukele.

Un giro abrupto

Uno de los casos más llamativos es el de Vladimir Arévalo Chávez, alias “Vampiro”, acusado de ordenar asesinatos en México, El Salvador y Estados Unidos. Su captura, en febrero de 2023, fue celebrada como un golpe contra la MS-13. Junto a él, otros 12 líderes fueron procesados en Nueva York por cargos de terrorismo.

Pero en abril de este año, el Departamento de Justicia solicitó desestimar los cargos alegando motivos de seguridad nacional y pidió devolver a Arévalo a El Salvador

Lo mismo ocurrió con César López Larios, otro acusado de narcoterrorismo, quien ya fue devuelto a El Salvador en marzo junto a otros migrantes. Aunque se anunció que enfrentaría a la justicia local, documentos y testimonios recogidos por The New York Times indican que su retorno responde a una prioridad: que no hable.

El pacto oculto entre Bukele y la MS-13

Según el Times, desde 2020 el gobierno de EE. UU. tenía indicios de un pacto secreto entre Bukele y la cúpula de la MS-13.

Ese año, Osiris Luna Meza, jefe del sistema penitenciario salvadoreño, visitó la embajada estadounidense en San Salvador. En una reunión confidencial, reveló que el gobierno facilitaba encuentros clandestinos en prisión entre funcionarios y líderes pandilleros. Incluso mostró videos como prueba y pidió asilo.

La revelación generó alarma en Washington. Poco después, el medio El Faro publicó una investigación que profundizaba en esos vínculos.

Según los fiscales, el acuerdo entre el gobierno salvadoreño y la pandilla incluía:

  • Entrega de dinero, teléfonos celulares y prostitutas a líderes encarcelados.
  • Reducción de la violencia a cambio de beneficios.
  • Apoyo político de la pandilla al partido oficialista Nuevas Ideas.
  • Control de homicidios y movilización de votos en las elecciones legislativas de 2021.

En 2021, el Departamento del Tesoro de EE. UU. sancionó a Osiris Luna y a Carlos Marroquín, asesor de Bukele, por su rol en estas negociaciones.

Vulcan, la operación que buscaba desmantelar a la MS-13

En 2019, durante su primer mandato, Trump lanzó la operación Vulcan, un equipo especial liderado por el fiscal John J. Durham e integrado por agencias como el FBI, la DEA y el Departamento de Seguridad Nacional. El objetivo era desarticular a la MS-13 desde su estructura de mando, coordinando fiscalías en al menos diez distritos federales.

Gracias a Vulcan, en 2021 se presentó una acusación sin precedentes contra los fundadores de la pandilla, conocidos como los “Doce Apóstoles del Diablo”. En los expedientes incluso se documentó un intento de asesinato contra un agente del FBI en El Salvador, lo que obligó a evacuar a su familia del país.

Las acusaciones también describían cómo la MS-13 negociaba con partidos políticos para influir en la violencia y en los comicios. Aunque Bukele no fue mencionado directamente, se hacía referencia a negociaciones vigentes con su administración.

Fondos desviados

Tres exfuncionarios estadounidenses confirmaron que parte de la ayuda económica otorgada por USAID, la agencia de cooperación de EE. UU., fue desviada hacia la MS-13. El dinero estaba destinado a proyectos comunitarios del programa Tejido Social, dirigido por Carlos Marroquín, pero terminó siendo usado como incentivo para asegurar la colaboración de la pandilla con el gobierno de Bukele.

Como respuesta, USAID rompió vínculos con Tejido Social y el Departamento del Tesoro comenzó a investigar las cuentas bancarias de altos funcionarios salvadoreños, incluido el propio Bukele.

¿Una promesa quebrada?

En su primer mandato, Trump convirtió a la MS-13 en símbolo de su lucha contra el crimen. En 2017, en un discurso en Long Island, llamó “animales” a sus miembros y prometió “desmantelar, diezmar y erradicar” la pandilla.

Esa promesa fue renovada este año. En enero, la nueva fiscala general, Pam Bondi, ordenó la “eliminación total” de la pandilla.

Sin embargo, el acuerdo con Bukele contradice esa política pública. Fiscales como Durham reconocen que las pruebas eran sólidas, pero que la Casa Blanca priorizó intereses "geopolíticos".

Justicia interrumpida

La defensa de Arévalo advirtió que, si es devuelto a El Salvador, podría ser torturado o asesinado. Acusaron al gobierno de Trump de llegar a un “trato corrupto” para entregarlo a un régimen que desea silenciarlo.

Nadie sabe cuántos líderes más serán deportados. La embajadora salvadoreña en Washington, Milena Mayorga, declaró que Bukele solicitó la devolución de los jefes de la MS-13 “por un tema de honor”.

Pero para quienes pasaron años construyendo estas investigaciones, la sensación es de derrota.

“Pasamos por muchas cosas para hacerlo”, dijo Christopher Musto, exmiembro de la operación Vulcan al Times. “Y ahora (Bukele) está sentado junto al presidente en la Casa Blanca”.

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