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Reportaje Especial

El cambio radical de esposos a punta de constancia y disciplina

Tenían varios problemas por la obesidad.

Por Yaslin Cabezas | 12 de Feb. 2023 | 11:01 am

(CRHoy.com) Seidy González y su esposo, Manuel Salazar se casaron hace 33 años. En el altar se comprometieron a estar juntos en la salud y en la enfermedad, en las penas y las alegrías y así lo han cumplido. Juntos se propusieron a bajar de peso y hoy son ejemplo de constancia, disciplina y amor. 

En el 2019, empezaron a planear un viaje a Cancún, México, para celebrar sus 50 años. Sin embargo, había un limitante para poder caminar y hacer los tours: la obesidad.

"Teníamos que ir a cenotes y caminar mucho en el paseo. Empezamos una rutina de ejercicios, de caminar y de trotar. Se vino la pandemia y no pudimos ir, pero seguimos haciendo los ejercicios con videos de YouTube. Habíamos visto un cambio, pero no nos cuidábamos con las comidas", recalcó esta vecina de La Ceiba, en Alajuela.

Ella se encontró una página en Facebook (No Sugar) donde hacían retos para bajar de peso. Sin embargo, no se animaba. Seguían comiendo en grandes cantidades y alimentos llenos de grasa y azúcar.

"Me metí al grupo y vi que no era dieta. Yo le decía a mi esposo ‘hay que reducir las comidas, más que todo las frituras', porque era lo que más nos encantaba. A mi esposo le hicieron unos exámenes y salió alterado el azúcar, en el 2020. Yo tenía el colesterol muy alto", detalló.

Ella pesaba alrededor de 75 kilos y su esposo 85. Poco a poco empezaron a cuidarse con las comidas, en porciones y dejando de lado el azúcar.

"Optamos por tomar más agua, porque solo tomábamos gaseosas o de paquetillo. Yo le dije ‘este no es un asunto solo suyo, es de los dos'. Iniciamos los dos juntos, porque eso es importante, cuando él quería echar atrás, yo lo impulsaba o al revés. ¡Vamos juntos! Es una forma de vivir, no hay necesidad de que uno deje de comer", recalcó.

Don Manuel reconoce que cuando era "gordito", no podía ni subir las gradas de su trabajo, porque sentía que se ahogaba.

"Recuerdo que el primer día que fui a trotar a La Sabana avancé 100 metros y me ahogué, no podía respirar (…) Yo almorzaba y me pedía un postre en la soda. Dejamos de consumir postres, helados, cervezas, reducimos arroz y empezamos a consumir pan integral (…) Hoy subo y bajo las gradas y me siento genial", manifestó.

Ahora, ella pesa 57 kilos y su esposo 70 kilos. Lograron hacer su anhelado viaje y les fue muy bien con las caminatas.

Pero además, ahora disfrutan juntos del atletismo, pues han hecho varias carreras. Desde el año anterior decidieron ingresar al gimnasio para tonificar músculos.

"El doctor me quitó las pastillas del colesterol, nunca me dio las pastillas para el azúcar, salí perfecto de todo. De vez en cuando nos damos un gustillo, vamos a comer afuera o comemos helados, pero es una vez cada dos meses. Yo corro 10 kilómetros y mi esposa hoy trota 5 kilómetros sin parar, después de que no le gustaba", añadió él.

Sus amigos y familiares se quedan asombrados de ver el gran cambio que han tenido en sus vidas.

Ahora somos más felices, disfrutamos más de la vida. Uno habla muchas veces de quienes están en las cárceles, que no tienen libertad, pero cuando uno está con sobrepeso y con todas las enfermedades, uno es un prisionero del cuerpo. Antes éramos prisioneros, no podíamos agacharnos ni hacer algunos movimientos, ni para bañarse, dolores de rodilla, de espalda, de fatiga. Hoy en día nos sobra la energía.

Más allá del gran ejemplo que han sido para sus tres hijos, ellos esperan que, las personas se motiven y que se den cuenta de que sí se puede tener una vida más saludable.

Hay que tener muy fresquita la mente porque a veces uno es muy negativo y hay que dejar eso de lado, expresó esta orgullosa mujer de 52 años.

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