Educación en la era de los cyborgs: pensamientos sobre la educación tecnológica
¡Somos Cyborgs!
Esto es algo fundamental que debemos internalizar. Un Cyborg es un humano que incorpora componentes externos para extender sus capacidades internas. El término Cyborg fue propuesto por Clynes y Kline en un artículo publicado en la revista Astronautics en 1960, en el contexto de la carrera espacial. Los autores especularon que, para conquistar el espacio y otros entornos, sería difícil o incluso imposible crear ambientes artificiales externos que sostuvieran la vida humana. Según ellos, sería necesario que el ser humano incorporara nuevos sistemas a su organismo, convirtiéndose en una nueva entidad y ampliando sus capacidades. De ahí surge el concepto de Cyborg (Cybernetic Organism).
Hoy esto es más evidente: ya nos hemos convertido en Cyborgs, pues necesitamos incorporar nuevos sistemas artificiales para formar parte de una nueva sociedad. Somos organismos digitales en una cibersociedad. La cibersociedad es la estructura social emergente en la era digital, caracterizada por la interconexión global a través de redes digitales, la comunicación mediada por tecnología y la transformación de las relaciones humanas, la economía y la cultura debido a la expansión del ciberespacio. En este contexto, las interacciones sociales se desarrollan en entornos híbridos donde lo físico y lo virtual convergen, dando lugar a nuevas formas de identidad, comunidad y poder. Somos Cyborgs en una cibersociedad.
Imaginemos a una profesional que utiliza su smartphone con inteligencia artificial para optimizar su trabajo diario, gestionar su agenda con asistentes virtuales y tomar decisiones basadas en datos en tiempo real. Su interacción con la tecnología no es sólo funcional, sino que transforma su forma de pensar, recordar y comunicarse. Además, usa un reloj inteligente, lleno de sensores, que monitorea su salud en tiempo real y le proporciona alertas sobre su ritmo cardíaco y niveles de actividad, permitiéndole ajustar su comportamiento de manera automática. Esta profesional representa un organismo cibernético, ya que su biología está integrada con la tecnología, ampliando sus capacidades cognitivas y físicas a través de dispositivos digitales. Aunque no tiene implantes físicos, su relación simbiótica con la tecnología la convierte en un ejemplo de Cyborg dentro de la cibersociedad.
Las clases virtuales pospandemia representan un claro ejemplo de la cibersociedad, ya que han consolidado una transformación significativa en el modelo educativo, donde la interacción, el acceso al conocimiento y la evaluación ahora dependen casi en su totalidad de plataformas digitales. Este cambio ha llevado la educación a una experiencia mediada por la tecnología, eliminando barreras geográficas y, en principio, permitiendo la personalización del aprendizaje a través de inteligencia artificial, análisis de datos y recursos en la nube. Definitivamente, este entorno virtual ha fomentado nuevas dinámicas sociales, donde la comunicación y la colaboración ocurren en espacios digitales, reflejando la interconectividad global característica de la cibersociedad. Pero en el fondo, la educación no ha cambiado: sigue siendo la misma educación con herramientas adicionales, la misma clase, pero virtual, y las mismas evaluaciones, sólo que ahora digitales.
Ahora tenemos IA generativa, y ¿el modelo educativo? El mismo.
Cyborgs en la educación
Yo no creo en un apocalipsis tecnológico ni en un apocalipsis de la educación debido a la tecnología. Claro, si no construimos un nuevo modelo educativo, definitivamente podríamos estar en problemas, o quizás ya lo estamos, pues hemos creado una especie de anacronismo entre la cibersociedad y el reduccionismo en las aulas. Si lo pensamos bien, desde la aparición de la computadora personal en los años 80, la educación ha cambiado muy poco con la tecnología. Es decir, usamos la tecnología, pero no formamos a seres tecnológicos; la tecnología siempre es algo adicional.
Ni qué decir de la eterna discusión sobre los teléfonos celulares en educación, cuando justamente son el dispositivo que nos convierte en Cyborgs. Seguimos viendo la tecnología de forma superficial: en lugar de usar libros de papel, usamos libros digitales; cambiamos la pizarra por PowerPoint o pizarras digitales, y con eso creemos haber logrado una educación tecnológica.
En un ensayo titulado El lamento de un matemático, el matemático Paul Lockhart imagina un mundo en el que, de repente, el gobierno decide que la música debe ser una prioridad en la educación. Sin embargo, al aplicar el nuevo programa, este se centra exclusivamente en la notación y la teoría, sin permitir que los estudiantes experimenten y se expresen a través de la música. En su relato, los estudiantes no aprenden música tocando, experimentando con los instrumentos, improvisando o componiendo. El lamento de Lockhart es que las matemáticas se enseñan de la misma manera: pura teoría, sin exploración ni creatividad. Y yo lo extiendo a la tecnología, que también se aprende así, no como una herramienta de expresión y creación, no como una extensión de nuestra humanidad, sino simplemente como un conjunto de artefactos tecnológicos.
En un artículo de opinión reciente, Abril Gordienko señala que, más que imponer límites, es fundamental fomentar un uso responsable de la tecnología, permitiendo que los jóvenes se desenvuelvan de manera segura y plena en un mundo digital en constante evolución.
Concuerdo con Abril, pero opino que debemos ir más allá. Tenemos que abandonar la idea de que somos ajenos a la tecnología o simplemente usuarios. Debemos entender que la tecnología que hemos construido nos ha convertido en otro tipo de ser, como ya mencioné: el Cyborg. Ya no “vivimos en un mundo tecnológico”, sino que nosotros mismos somos tecnología.
Por lo tanto, no se trata solo de enseñar el uso responsable de herramientas, sino de formar Cyborgs, donde la tecnología ya es parte de nosotros y de nuestros estudiantes, extendiendo nuestras capacidades. Se trata de formar Cyborgs que construyen y son parte de la cibersociedad, no consumidores que simplemente se desenvuelven con su tecnología.
Tanto tecnófilos como tecnófobos han tratado de implementar políticas educativas, unos estimulando y otros regulando o limitando. Esto ha sido lo mismo desde la aparición de la computadora personal, el internet, los buscadores, Wikipedia, las redes sociales, el teléfono inteligente y ahora la IA. Repito, ya no somos los mismos. La tecnología y nosotros nos hemos fusionado, somos seres híbridos, y lo que buscamos es ampliar las capacidades de nuestros estudiantes, llevarlos más allá de lo trivial, mostrarles que pueden llegar mucho más lejos, más rápido, con mayor creatividad y en menos tiempo. Ese debe ser el enfoque de la educación tecnológica: ni a favor ni en contra, sino parte de. Además, tenemos la oportunidad de que la tecnología nos ayude a amplificar la diversidad de estilos y formas de ver el mundo, en lugar de homogeneizarlas para que todos y todas piensen igual.
Para un modelo educativo para cyborgs, creo que podríamos considerar:
- Cognición Aumentada y Aprendizaje Asistido por IA
- Interfaz Humano-Tecnología
- Cultura y Ética del Cyborg
- Programación y Automatización Personal
- Cuerpo Extendido: Wearables, Biónica, Biohacking y Sensores
- IA Generativa para la Expresión y la Creatividad
- Redes Inteligentes y Conectividad Expandida
Este modelo educativo reconoce que los humanos modernos ya operan como cyborgs, fusionando lo biológico con lo digital en su vida cotidiana. En lugar de enseñar tecnología como una herramienta externa, se enfoca en potenciar la relación simbiótica entre el individuo y la IA, la automatización, la conectividad y la inteligencia colectiva. Desde la cognición aumentada hasta el biohacking y la creatividad asistida por IA, la educación debe diseñarse para expandir las capacidades humanas, permitiendo que cada persona no sólo utilice la tecnología, sino que la integre y la moldee de manera consciente, ética y estratégica.
La evaluación también debe cambiar. Tenemos que dejar de lado castigos y recompensas, la enseñanza de absolutos o la simple transmisión de información y técnicas. Debemos formar para un mundo de incertidumbre y para un espacio de creación, y, por lo tanto, la evaluación debe adaptarse con métodos diferentes, donde el mismo estudiante pueda autoevaluar su trabajo y donde, a través del trabajo con pares, se puedan realizar evaluaciones colectivas.
Sé que esto puede sonar demasiado “volado”, pero pienso que el enfoque de evaluación debería considerar:
- Evaluación Adaptativa Asistida por IA
- Evaluación Basada en Creatividad, Oficio, a través de Experiencias Inmersivas
- Evaluación por Competencias y Portafolios Digitales
- Autoevaluación y Evaluación Colectiva con Inteligencia Colectiva
- Evaluación Ética y Reflexiva
Este modelo de evaluación busca medir la capacidad de los estudiantes para adaptarse, innovar e integrar la tecnología en su aprendizaje y vida cotidiana. Al centrarse en la interacción con la IA, el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas en entornos híbridos, se fomenta un aprendizaje basado en experiencias inmersivas y personalización asistida por IA. La autoevaluación y la inteligencia colectiva juegan un papel clave, permitiendo que los estudiantes reflexionen sobre su relación con la tecnología y propongan soluciones con impacto real.
La nuevas “máquinas” inteligentes
Una diferencia clave de la tecnología basada en IA es que no es estática; puede cambiar, mejorar e incluso autorregularse (sólo hay que leer el razonamiento de DeepSeek en modo R1). No es como un taladro, que tiene un propósito fijo y empuja un uso particular. La IA es una herramienta que incorporamos a nosotros y nosotras.
La nueva IA separa nuestra inteligencia colectiva de una infraestructura compleja en la que antes era difícil recuperar el conocimiento. Aunque el uso de IA Generativa requiere poder de cómputo, esta infraestructura es mucho más simple que las grandes bibliotecas, con espacios y recursos reducidos. Además, cuando buscamos información, no sólo accedemos a datos, sino que recibimos una interpretación de estos, con hechos que deben ser verificados. Este proceso de verificación es extremadamente valioso y debe convertirse en una destreza fundamental para nuestros estudiantes, algo que deben internalizar. Es decir, si resuelven una ecuación matemática, no se trata sólo de comprobar la respuesta correcta al final del libro, como lo hacíamos antes, sino de verificar el razonamiento utilizando sistemas de IA, los cuales deben estar alineados con nuestra propia capacidad de razonar.
Comentario final
Lo que expreso acá son sólo algunas ideas, ni siquiera totalmente originales, pues hay grupos de personas reflexionando sobre estos temas. Como me decía un amigo filósofo, cuando se proponen cosas, hay que llevar las ideas hasta el límite, incluso hasta lo que pueda parecer absurdo, para luego retroceder un poco y encontrar algo posible.
Director Escuela de Sistemas Inteligentes
Universidad CENFOTEC