Organización de empresas turísticas advierte pérdida de competitividad por caída del tipo de cambio
Imagen con fines ilustrativos. (CRH).
El Grupo Proimagen Costa Rica, una organización que agrupa a empresas del sector turístico nacional, expresó su preocupación ante la baja permanente del precio del dólar frente al colón, que ya se sitúa por debajo de los ¢500 en días clave de la temporada alta, cuando se registra la mayor afluencia de turistas.
Según manifestó, esta situación está afectando directamente la competitividad del sector.
"Proimagen considera indispensable abrir un diálogo técnico y responsable que analice el impacto de la política cambiaria en las actividades productivas del país. De no hacerse, el turismo continuará enfrentando un deterioro que podría afectar el posicionamiento de Costa Rica en un periodo clave para la llegada de visitantes internacionales", advirtió.
Informó que las empresas señalan que, al recibir ingresos en dólares y asumir gastos en colones, han debido ajustar tarifas para sostener sus operaciones.
Esta presión se ha intensificado porque la depreciación del dólar ha provocado que los ingresos del sector disminuyan alrededor de un 25 %, mientras que los gastos aumentan en una proporción similar, lo que genera un panorama crítico para las empresas turísticas.
Al mismo tiempo, el turista pierde poder adquisitivo al cambiar dólares a colones, lo que encarece su viaje sin que exista una mejora en la experiencia o en la calidad del servicio.
De acuerdo con Proimagen, agencias y mayoristas internacionales han manifestado que Costa Rica está perdiendo competitividad, una situación que golpea especialmente a hoteles y servicios de categorías económicas, cuyos clientes son más sensibles al precio. El impacto es menor en los segmentos de lujo y extra lujo, pero el comportamiento del tipo de cambio afecta de alguna manera a todo el sector.
La organización sostuvo que el tipo de cambio está afectando no solo los negocios, sino también la imagen del país, que pasa de percibirse como costoso a considerarse caro.
Esta realidad reduce la rentabilidad de las empresas, limita su capacidad de reinversión, restringe mejoras de infraestructura necesarias para mantener la competitividad y compromete incluso la continuidad de empleos en comunidades que dependen del turismo.
Además, los presupuestos empresariales para el próximo año ya muestran afectaciones importantes derivadas de este escenario.