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Economía costarricense entrará estable al 2026, pero con grandes desafíos

Por Alexánder Ramírez | 3 de Dic. 2025 | 2:32 am

Imagen con fines ilustrativos. (CRH).

La economía costarricense entrará estable al 2026, pero con grandes desafíos para los consumidores y las empresas.

Un análisis elaborado por el economista Daniel Ortiz, de la firma Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), señala varios retos que enfrentará la próxima administración a partir del 8 de mayo de 2026.

Crecimiento desigual

El entorno local e internacional permanece complejo. A la incertidumbre externa por la política comercial de la administración de Donald Trump en Estados Unidos se añade el proceso electoral en Costa Rica.

En este contexto, la economía nacional continúa con un crecimiento desigual: la actividad en zonas francas avanza rápidamente y se acelera, mientras que la economía del régimen definitivo crece a tasas bajas.

A septiembre de este año, el régimen definitivo (RD) creció a una tasa del 3,1 %, mientras que los regímenes especiales (RE) lo hicieron a una tasa del 14,9 %, según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR).

Bajo dinamismo

El bajo dinamismo en el crecimiento del régimen definitivo, que concentra la mayor parte del empleo, afecta el consumo de los hogares costarricenses, la inversión y la demanda interna.

Para 2026, el ritmo de crecimiento de la producción será más moderado, afectado por el complejo entorno externo, el impacto de la apreciación cambiaria y la incertidumbre inicial propia de un año electoral.

Este menor ritmo de crecimiento será consecuencia de una moderación en la expansión tanto del régimen definitivo como de las zonas francas, luego de un crecimiento de estas última en 2025 mayor al esperado.

Por otra parte, se estima que el consumo privado y la inversión crecerán a un ritmo inferior, ante un entorno de mayor cautela.

En contraste, el consumo público muestra una aceleración impulsada por el relajamiento del límite de crecimiento establecido por la regla fiscal, una norma que limita el aumento del gasto público.

Inflación baja

El menor ritmo de crecimiento de la demanda interna se manifiesta en una inflación baja y tiene implicaciones en la fijación de salarios, además de limitar el espacio de las empresas para aumentar precios sin perder competitividad.

"Una inflación negativa persistente debilita la economía doméstica porque impide que salarios y precios se ajusten, enfría las decisiones de consumo e inversión y termina atrapando a la demanda interna en un círculo de bajo crecimiento", explicó Ortiz.

Si la economía se acostumbra a precios inmóviles, el riesgo es una espiral deflacionaria en la que se posterga el consumo y se frena la inversión: ¿cómo se ajustan precios con inflación negativa?, sostuvo.

El economista prevé que la inflación se mantendrá baja en 2026, muy por debajo de la meta del 3 % fijada por el Banco Central.

"Esto seguirá generando impactos para la fijación de precios y también para el crecimiento de la demanda interna", mencionó.

Tipo de cambio y crédito

Otro desafío lo constituyen las condiciones financieras excesivamente restrictivas del BCCR, lo que provoca un bajo crecimiento del crédito y un tipo de cambio más apreciado de lo que se tendría de otra forma.

"Mantener un tipo de cambio apreciado seguirá afectando al sector turismo, así como a los exportadores tanto del régimen definitivo como de zonas francas y a la industria nacional", señaló Ortiz.

Según las proyecciones incluidas en el análisis, se prevé que la Tasa de Política Monetaria (TPM), referencia para las demás tasas del sistema financiero costarricense, se mueva lentamente hacia la baja el próximo año.

Por lo tanto, las tasas de interés de mercado se mantendrían relativamente estables, con una ligera tendencia a la baja.

"La combinación de un premio negativo por ahorrar en colones, de un ingreso moderado de recursos del exterior y de los efectos por las medidas de Trump podría llevar a una depreciación moderada del tipo de cambio en 2026, atenuada por la colonización de divisas por parte de empresas extranjeras y por la intervención del Banco Central", dijo Ortiz.

Finanzas

Esto, a su vez, está perjudicando el ritmo de crecimiento económico y las finanzas públicas: la baja recaudación debilitó el superávit primario en 2024.

Aunque el déficit fiscal aumentó en 2024, la tendencia hacia la consolidación fiscal retornó este año y se mantendría el siguiente, si se cumple con la regla fiscal.

El superávit primario permitirá que la razón deuda/PIB mantenga una tendencia decreciente, por debajo del 60 % del PIB, con lo cual se entraría en un tramo menos estricto de la regla fiscal.

Inseguridad

El economista advirtió que el bajo crecimiento de la economía interna, agravado por el aumento de la inseguridad y por la apreciación cambiaria, afecta negativamente el clima de negocios y exacerba problemas estructurales de vieja data que hacen muy difícil y costoso producir en el país.

"La inseguridad afecta en varias vías de la economía. En la actividad económica tiende a cambiar el comportamiento de las personas en la movilidad nocturna, visitas a restaurantes, comercio, etc., y eso indirectamente afecta al consumo fuera del hogar. También aumenta los costos operativos de las empresas por la adquisición de cámaras, seguridad privada, seguros y también los costos en el transporte de mercancías", declaró.

Además, indicó que desincentiva la inversión de activos fijos en zonas conflictivas con altas tasas de robos y homicidios, y afecta indirectamente al mercado laboral.

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