Discord, banderas de anime y calles encendidas: así se expande la protesta de la generación Z
En 2025, la generación Z —nacidos entre 1997 y 2012— se convirtió en protagonista de una ola de movilizaciones globales. No son partidos políticos ni sindicatos los que convocan, sino grupos de jóvenes conectados en redes sociales, que organizan protestas a través de chats, hashtags y memes.
De Katmandú a Lima, de Yakarta a Casablanca, las calles se llenaron de pancartas, símbolos de anime y canciones pop.
Las causas fueron distintas, pero el hilo común queda claro: rechazo a la corrupción, a los privilegios de las élites y a la falta de oportunidades.
Nepal: cuando un bloqueo digital enciende la protesta
El 2 de setiembre, el gobierno de Nepal bloqueó 26 plataformas digitales, entre ellas Facebook, X, YouTube y WhatsApp. La medida buscaba, según las autoridades, que las empresas tecnológicas cumplieran nuevas regulaciones. Pero para los jóvenes fue un ataque directo a su libertad de expresión.
Las calles de Katmandú se llenaron de estudiantes que exigían levantar la prohibición. La protesta escaló rápido: pancartas contra la corrupción, edificios oficiales incendiados y enfrentamientos con la policía. Las fuerzas de seguridad usaron munición real. El saldo: al menos 19 muertos y decenas de heridos.
En medio del caos, el primer ministro Khadga Oli renunció, y un gobierno interino asumió con promesas de mayor transparencia.
Indonesia: estudiantes contra los privilegios parlamentarios
En Yakarta y otras ciudades, los estudiantes también tomaron las calles en setiembre. El detonante: la revelación de que los 580 legisladores recibían subsidios de vivienda desproporcionados, muy por encima de los ingresos de la mayoría de la población.
Las primeras marchas fueron pacíficas, pero la tensión estalló cuando un mototaxista murió atropellado por un vehículo policial. Las imágenes circularon en redes, y la indignación se multiplicó. Hubo choques violentos, incendios de oficinas públicas y enfrentamientos con la policía.
El gobierno anuló los beneficios para los diputados, pero los jóvenes dejaron claro que su reclamo iba más allá: pedían reformas profundas contra la corrupción y la desigualdad. Con cinco muertos y decenas de heridos, analistas las consideraron las protestas juveniles más intensas en décadas.
Perú: pensiones y desconfianza
En Lima y varias regiones, la chispa fue una reforma de pensiones. El Congreso buscaba obligar a los trabajadores independientes a aportar a fondos privados y restringir el retiro de recursos.
La reacción fue inmediata. Miles de jóvenes marcharon bajo consignas como "Unidos por un Perú que merecemos".
Aunque el Congreso retrocedió y eliminó la medida, las protestas siguieron. El malestar era más profundo: desconfianza hacia el gobierno de Dina Boluarte, acusaciones de corrupción y el reclamo de cambios estructurales.
Las marchas terminaron con choques en la Plaza San Martín. La policía lanzó bombas lacrimógenas y perdigones. Hubo al menos 14 heridos, incluidos tres periodistas, según reportes de brigadas ciudadanas de salud.
Marruecos: de Discord a las calles
En Marruecos, el movimiento nació en línea. Un colectivo anónimo, GenZ 212 (por el código telefónico del país), reunió a más de 120.000 jóvenes en un chat de Discord.
La indignación estalló tras la muerte de ocho mujeres embarazadas en un mes en el hospital Hassan II de Agadir, atribuidas al colapso del sistema sanitario.
Las demandas eran claras: cobertura médica universal, hospitales modernos, medicamentos accesibles y mejoras en educación. Las primeras protestas fueron pacíficas, pero al cabo de tres días sin respuesta oficial, los choques con la policía se intensificaron.
Hubo bloqueos de carreteras, incendios de vehículos y enfrentamientos en varias ciudades. El Ministerio del Interior reportó más de 400 detenidos y cientos de heridos entre policías y manifestantes.
Lo que une a la generación Z
A pesar de sus diferencias, estos movimientos comparten rasgos comunes:
- Organización digital: las convocatorias nacen en Discord, Telegram, TikTok o X.
- Códigos culturales propios: banderas de anime, memes y música pop reemplazan a los discursos partidarios.
- Rechazo a los privilegios: denuncian corrupción, nepotismo y servicios públicos deficientes.
- Activismo nativo digital: combinan la calle con la viralidad en redes, transmitiendo en vivo y generando narrativas propias.